Sancti Petri, evolución de un poblado para la historia
La destrucción del enclave almadrabero supone una página más en la historia de una zona que remonta sus orígenes a los primeros colonizadores de la Bahía
Esta semana está tocando a su fin una parte importante de la historia de Chiclana. Tras treinta años de desidia, el poblado almadrabero ha tenido finalmente que ser demolido debido a que las propuestas de reforma se demoraron hasta hacer imposible su rehabilitación. Para el recuerdo quedarán unas imágenes fundamentales para la historia local del siglo XX y los escritos del historiador Domingo Bohórquez sin el cual este episodio, como tantos otros en la localidad, apenas habría dejado testimonio. Pero para conocer la historia de este poblado hay que remontarse mucho más atrás en el tiempo.
El nombre de Sancti Petri, según dejó escrito fray Gerónimo de la Concepción, se instauró en el período de expansión del cristianismo, aproximadamente sobre el siglo IV. Era costumbre en esta época renombrar grandes santuarios de la antiguedad con nombres propios del cristianismo. Por eso, el ya entonces desgajado templo de Hércules, donde se suponía que reposaban las cenizas del semidiós, pasó a llamarse islote de Sancti Petri, el primer apóstol. Bajo la misma onomástica se denominó posteriormente al caño que separaba al continente de la isla y más tarde a la península en la que se ubicó el poblado almadrabero. Según dejara escrito a finales del siglo XIX el historiador José Guillermo Autrán los primeros colonizadores de la Bahía vivieron en el islote y a continuación pasaron a habitar la península, por lo que en las actuaciones que se hagan tras los derribos habrá que tener en cuenta la posible aparición de restos arqueológicos.
Aunque no será hasta el siglo XX cuando la zona cobrará toda su relevancia en torno a la pesca del atún rojo, siempre había sido considerado como uno de los puntos claves para la pesca de este pez migratorio que se desplazaba desde el Círculor Polar Ártico y de las costas noruegas, donde pasa los inviernos engordando, y cuya ruta migratoria les obligaba a pasar por el estrecho. Es en el Neolítico cuando parece iniciarse la pesca de éste pero no es hasta la llegada de fenicios y, sobre todo, con los romanos, cuando no se empiezan a desarrollar las técnicas de manufactura y conservación. La importancia de esta especie, que puede llegar a medir más de dos metros y pesar más de 300 kilos, se demuestra a través de las monedas más antiguas halladas en la zona que llevaban por una cara a Melqart, mientras que en el otro lado tenía a dos atunes.
Durante toda esta época la industria de salazón, garum y ánforas va a ser un pilar básico de la economía de la zona, pero no podemos hablar del poblado de Sancti Petri hasta 1459. En este año Juan de Guzmán, Duque de Medina Sidonia, entregaba a su mayordomo mayor estos terrenos para que construyera un mesón y una vivienda en la que atender a los pasajeros que hacían su travesía hasta Cádiz en la conocida como la barca de Sancti Petri. En 1474 Rodrigo Ponce de León obtiene permiso para instalar las almadrabas de Hércules, en Cádiz, y Sancti Petri. Esto acarrearía una enorme polémica con el duque de Medina Sidonia, propietario del Caño de Sancti Petri. En 1492 la almadraba engrosa las posesiones de la Corona. Mientras en el mesón y en la vivienda los señoritos de la Bahía disfrutaban en la pequeña península se creaba un gremio de pescadores.
Cuatro siglos más tarde, en el XVIII concretamente, es la fecha en que la almadraba, término procedente del árabe y que significa lugar donde se golpea, pase a estar controlada por el gremio. Esto fue posible gracias a la creación de dos chancas: la primera en 1862 y la segunda en 1874, creadas por Manuel García Quintana y José María Retortillo e Ymbrecht respectivamente. En este siglo ya se utilizaba un sistema de pesca que perduraría durante todo el tiempo de vida que le quedaba a la almadraba y que todavía hoy continúa vigente en Barbate y Conil: la almadraba de buche.
El negocio del atún se empezaba a vislumbrar como una fuente de ingresos importante. Faltaba crear una actividad industrial que complementará el trabajo de los pescadores. Esto ocurrió estando en posesión de la península la familia Gómez de Humarán y Cañizares que arrendó a Wensceslao Rahola un total de 10.000 metros cuadrados en los que creó la primera fábrica de conservas de Sancti Petri. Este fue el nacimiento del que pasaría a ser el punto más importante de la pesca del atún durante buena parte del siglo XX . Comienza aquí la época dorada del poblado.
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