"La iglesia en Novo Sancti Petri era un proyecto necesario"

El párroco de Nuestra Señora de Europa destaca la importancia del nuevo templo a un año de su inauguración ante la cantidad de fieles que acoge, en especial en verano

El párroco, José María Bravo, junto al altar de piedra de la iglesia.
El párroco, José María Bravo, junto al altar de piedra de la iglesia.
Noelia Viel / Chiclana

11 de julio 2010 - 01:00

Rodeada de un silencio que sólo el cantar de algún pájaro es capaz de romper, la Parroquia Nuestra Señora de Europa se asienta entre los fieles a un año de su inauguración. Parece que fue ayer cuando el proyecto se hizo realidad. Y es precisamente el día 30 de julio cuando celebrará su primer aniversario. Todo un evento que se va a conmemorar con una eucaristía a las 20:30 horas. Después, la celebración continuará con una convivencia.

En el día a día, el funcionamiento de esta iglesia es cuanto menos peculiar, fuera de lo común. Tanto es así que el propio sacerdote de la parroquia, José María Bravo, no duda en calificar sus misas de "imprevisibles". No resulta extraño escuchar el rito en inglés, en alemán o en latín; pues las ceremonias se adaptan siempre a la demanda de los asistentes. El idioma no es un problema para los fieles que pueden seguir las enseñanzas a la perfección gracias al folleto que se reparte a la entrada, y que traduce la liturgia a varios idiomas.

Bravo señala que "era un proyecto necesario, ya que se tiene la idea equivocada de que la costa es sólo para el verano". En la zona en la que está ubicada hay multitud de vecinos que residen durante todo el año. "Antes los habitantes de diseminados como El Sotillo tenían que desplazarse hasta la cuidad o hasta la Capilla del Pino en la Barrosa", argumenta.

Como cada verano, la parroquia acoge también a todos aquellos que pasan unos días de vacaciones en la zona. Las visitas se multiplican y la actividad de las instalaciones se adapta a esta mayor afluencia de público: incrementa el horario de misa, se cede parte de las instalaciones como aulas de estudio e incluso, algunos días, se coloca un mercadillo en el patio. Los voluntarios son los encargados de poner en venta los productos, fundamentalmente ropa, cuyos beneficios están destinados a sufragar los gastos ocasionados por la construcción del recinto.

La parroquia del Novo, con capacidad para unas 540 personas, en ocasiones llega a acoger a más de 800 feligreses durante los meses de julio y agosto. El patio se convierte en esta época en una improvisado salón parroquial y las nuevas tecnologías facilitan la audición de la misa, que es transmitida a través de altavoces.

José Bravo señala que este año la llegada de los turistas está siendo más escalonada, aunque para mediados de este mes ya espera un lleno absoluto.

Y es que, como asegura el propio párroco "las vacaciones son algo de lo que no se puede prescindir, se pueden reducir pero no eliminar".

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