Chiclana se ha convertido en la población que más crece de la Bahía. Un incremento de habitantes que repercute positivamente en el municipio, pero que abre grandes retos a corto plazo. La ciudad ha seguido sumando 1.000 nuevos vecinos por año en una década en la que apenas se han construido nuevas viviendas: mientras la ciudad se revalorizaba –por la demanda turística y habitacional-, el sector de la construcción se recuperaba de una crisis que, además, dejó muchas viviendas en manos de los bancos.

El mercado del alquiler sufre las consecuencias y cada vez es más difícil encontrar un precio asequible en la ciudad. El precio medio de los arrendamientos de larga duración ha subido un 17,6% sólo en el último año, según el portal Idealista, que registra un precio medio de 10,6 euros/m2, el más alto desde la crisis de 2008. Y no sólo en las zonas más turísticas: en una búsqueda rápida de pisos en el núcleo urbano en este mes de julio, la oferta del portal se limita a 25 pisos.

“La turistificación nunca nos había afectado tanto como ahora”, alerta el teniente de alcalde y concejal de IU, Roberto Palmero. “Hoy es prácticamente imposible encontrar una vivienda en alquiler para todo el año y no por lo precios desorbitados, sino porque no existen: sólo hay viviendas para temporada escolar con el objetivo de aprovechar los grandes beneficios de los meses de verano”, resume, planteando el reto que esto supone incluso para “las familias trabajadoras y con recursos que quieren venir a la ciudad”.

Carteles de alquileres en una urbanización de Novo Sancti Petri.

No hablamos (sólo) de los chiclaneros más humildes: la clase media y trabajadora local o de otras ciudades de la Bahía de Cádiz cada vez tiene más difícil encontrar alquileres a precios competitivos. Consciente de esta situación, el equipo de Gobierno ha puesto en marcha esta semana un mecanismo “innovador” que pretende dar solución a este problema. Supondrá, según el delegado municipal de Vivienda, Joaquín Guerrero, un "punto y aparte" a lo que se viene haciendo hasta ahora.

El objetivo es establecer una alianza con las constructoras para levantar viviendas y que el Ayuntamiento, a través de la empresa pública Emsisa, pueda ponerlas en alquiler a un precio asequible. Hasta el momento esta colaboración público-privada sólo se contemplaba para viviendas que salieran al mercado libre, como es el caso de las 18 viviendas sociales en la calle Delicias. Con la modificación de la Ordenanza del Registro Municipal de Demandantes de Vivienda Protegida, aprobada por unanimidad en Pleno, se abordarán otras realidades.

Alquileres para la clase media

El Gobierno local pretende dar cobertura a quienes "no tienen acceso al alquiler de vivienda pública” al estar por encima de los ingresos de las familias más desfavorecidas, “ni tampoco al alquiler en mercado libre". Durante el Pleno, el delegado municipal puso un ejemplo del perfil de clase media-trabajadora al que se pretende llegar: un matrimonio que gana 1.500 euros y tiene tres hijos, cuyas condiciones económicas están un escalón por encima de los beneficiarios de vivienda social pero un escalón por debajo de quien se puede permitir pagar un alquiler de renta libre con holgura. Para ellos se dedicarán estas nuevas promociones de vivienda, que tendrán un baremo distinto.

El objetivo, en palabras del concejal del ramo, es que Chiclana se proyecte “como una ciudad propicia para invertir en viviendas de alquiler y no sólo en venta”. De esta forma, se “generará más empleo y se dará solución habitacional a familias que encuentran dificultades para encontrar viviendas en alquiler”. Se prevé que la primera promoción en la que se utilice este sistema sea la de las 55 viviendas que ya se están construyendo en La Cucarela.

El alcalde, durante la colocación de la primera piedra de la promoción en el callejón de las Delicias.

Nueva forma de puntuar

El nuevo listado de demandantes para viviendas en alquiler social promovidas por entidad privada estará listo en menos de cinco meses y contemplará varias circunstancias. En cuanto a las personales, sumará un máximo de dos puntos –un punto por tener hijos/as menores de 25 años, mayores de 65 años o ser jóvenes menores de 35 años-. También se valorará con un máximo de dos puntos el llevar tiempo trabajando en Chiclana o en el padrón -suma uno por cada año empadronado o con vinculación laboral al municipio y la antigüedad en el registro de demandantes de vivienda -un punto por cada cinco años registrado-.

En cuanto a las circunstancias laborales, se sumarán dos puntos por cada miembro de la unidad familiar que tenga un contrato indefinido; uno por contrato temporal; y uno por ser autónomo, estar de alta en algún otro régimen especial de la Seguridad Social o tener pensión contributiva de la seguridad social.

También se valorarán las circunstancias residenciales, sumando dos por tener un contrato de arrendamiento en vigor con una antigüedad igual o superior a seis meses al corriente de pago de la renta; uno por tener una renta de alquiler superior a 500 euros; y otro por haber sufrido un desahucio del banco en una vivienda en propiedad.

Por último, se sumarán de cero a cuatro puntos según las circunstancias económicas: 0 puntos si el nivel de renta es inferior a 1,25 en el IPREM; un punto entre 1,75 y 1,25; dos puntos entre 2,25 y 1,76; tres puntos entre 2,75 y 2,26; y cuatro puntos en rentas superiores a 2,76.