concert music festival en chiclana

Soldado Rivera

  • El mexicano Carlos Rivera sale airoso de un concierto complicado y consigue deslumbrar a sus seguidores en el Concert Music Festival

El artista mexicano Carlos Rivera en Sancti Petri.

El artista mexicano Carlos Rivera en Sancti Petri. / Sonia Ramos (Chiclana)

"¿Cuál es tu guerra"?, se leía en la gran pantalla del escenario que acogió en la noche del viernes el concierto de la gira Guerra Tour del mexicano Carlos Rivera en el Concert Music Festival de Sancti Petri. La del cantante y compositor se convirtió en una batalla contra él mismo y las circunstancias. Consciente como era de lo especial de la vuelta tras un año de ausencia debido a la pandemia y con el público que ardía en ganas de disfrutar de su espectáculo, soldado Rivera batalló contra toda adversidad y salió airoso de la cita que entusiasmó, emocionó e hizo bailar y gritar -muchísimo- a la audiencia en una sucesión de temas que se alternaron entre sus composiciones más populares y algunos popurrís de su más reciente publicación, Leyendas, con la que ha querido homenajear un repertorio destacado de grandes artistas españoles e iberoamericanos.

Cayeron varias canciones antes de confesarse públicamente. "Este es uno de los conciertos más difíciles que he hecho. No me gusta poner excusas en mi vida ni cancelar. Me gusta estar aquí ante un público que ha hecho un esfuerzo por venir. Es muy frustrante cuando la voz no te responde como quisieras, pero tengo mi alma y corazón que es lo importante. No hay nada que el cariño no cure", explicaba el artista. Varios pinchazos mediante, contaba, y toda la energía que los fans transmiten fueron más que suficientes para que aquel malestar físico fuera prácticamente imperceptible -menos evidente cantando que hablando, con algo de carraspera- en las dos horas de gran espectáculo que luchó con uñas, dientes, baile y, en algún que otro momento, emoción de ojos brillosos. 

Dispuesto a no dar la batalla por perdida de antemano, Carlos Rivera desplegó todas sus armas sobre el escenario, que son muchas. Un gran acompañamiento de 12 personas entre músicos y bailarines-coristas, con gran protagonismo de la sección de viento -saxofón, trompeta y trombón-. Además, presencia escénica, elegancia en el baile y voz de vieja escuela, con ecos que recuerdan a los grandes intérpretes de la otra orilla. Y sonrisa, que nunca le abandonó a pesar del mal trago. Rivera dio mucha guerra y el público enloqueció literalmente.

De ese tributo contenido en Leyendas compartió en pequeñas píldoras enlazadas y en distintos momentos del espectáculo La belleza (Aute), Estar enamorado (Raphael), Todavía (Armando Manzanero), Lágrimas negras (Omara Portuondo), Un velero llamado Libertad (José Luis Perales), Un millón de amigos (Roberto Carlos) y Agárrense de las manos (José Luis Rodríguez El Puma), esta última una invitación tan sugerente como poco recomendable en estos tiempos.

El huracán mexicano Carlos Rivera también supo atrincherarse en las melodías más emocionales de su cancionero para continuar mostrándose a pecho abierto lleno de galones de galán. "Cuando una relación de amor se termina siempre es más fácil echarle la culpa a alguien que decir cosas como estas", como las que recitó sinceramente en Sería más fácil, con un metafórico edificio ardiendo asomando en imágenes.

Porque no hay guerra que dure 100 años, el dueto con otra gran estrella latina como es Maluma -desde la mencionada pantalla, eso sí- siguió proporcionando munición para la vibrante velada. "Hay canciones que duele cantar porque nos recuerdan a todas esas personas que ya no están", relataba Rivera sobre La luna del cielo, la que con su fulgor nos recuerda el brillo de los que nos acompañaron en la senda de la vida. El blanco satélite en las alturas y el bello recuerdo de su abuela en Sancti Petri, adornado de la también bella y blanca danza de una de sus bailarinas. 

El mexicano recordó en varias canciones a su familia ausente con emocionantes interpretaciones

Canciones como lunas y aplausos como ramos en flor que recogió el artista varias veces de sus fans durante el concierto. A ellos y, sobre todo, ellas regaló El hubiera no existe. Alguna que otra lágrima que las mascarillas no pudieron disimular se vio escapar, un preludio del éxtasis emotivo que supone una de las cumbres en la carrera de la estrella, el tema de la película de Pixar Coco, ese Recuérdame que puso los pelos de punta. Una afrenta a la memoria, otro pasaje a flor de piel: "Esta es la canción más difícil que he cantado en mucho tiempo. Antes de venir a España me dijeron que mi abuelo, el padre de mi madre, había fallecido. Esta gira se llama Guerra por su apellido. Es el mejor homenaje que puedo hacerle. En México nos han enseñado a celebrar la vida de las personas que se van. Si las recordamos con el corazón, ellas pueden vivir eternamente", contaba emocionado Rivera agarrándose los machos de la nostalgia.

Había que seguir, no obstante, dando la batalla con ecos de ritmos afrocubanos en Lo digo -la colaboración con Gente de Zona-, los aires caribeños en Bendita tu vida y la energía de Perdiendo la cabeza -con Becky G y Pedro Capó dejándose ver en videoclip-, antes de echar, de nuevo, la vista atrás a añejas batallas que han curtido a Carlos Rivera para llegar a ser lo que hoy es, una figura de la música latina. El camino no ha sido fácil, como narró sin ocultar las marcas de la contienda: "En 2021 se cumplen 10 años de mi llegada a España con el musical de El Rey León -interpretaba a Simba-. Cuando dejé el musical, pensé si habría un público para mí cuando me quitara el maquillaje. Es maravilloso tener a alguien a quien cantar, a quien contarle mis historias", aquí y ahora e, incluso, en Otras vidas. Algo bueno tiene que haber hecho para recibir tanto cariño hasta en noches tan complicadas como la de Chiclana aunque -qué mala pata- se le fastidiara la petaca. "Solo falta hoy que se me orine un perro. Menos mal que les tengo a ustedes", bromeó antes de sentarse al borde del escenario para interpretar Te esperaba, dedicada "al amor que uno sueña con tener, con la certeza de que un día lo vamos a encontrar". Sancti Petri, de puro amor incontrolable, ya no podía más.

Rivera también reivindicó su faceta de letrista durante el concierto porque este chamaco de éxito planetario canta pero también cuenta. "¿Saben que yo escribo mis propias canciones?", preguntaba a sus seguidores. A Rivera le pidieron en sus inicios solo cantar; una cara guapa y una garganta efectiva parecía que bastaban para encandilar. Pero él se parapetó en el talento y las ganas de hacer realidad el sueño. Sin saber tocar guitarra ni piano, su mentor Franco de Vita le animó a grabar sus propias composiciones. Recibió las bendiciones del músico venezolano pero no así de la industria, que tardó en reconocerle madera de autor. Fueron llegando sencillos de su puño y letra que para los que manejan el cotarro "no servían" hasta que el tiro dio en la diana con el tema Que lo nuestro se quede nuestro, con pareja de baile abrazada en su puesta en escena en Chiclana. "Hay corazonadas que vale la pena defender", expresaba guerrero el mexicano sabiéndose triunfador de mil batallas.

No pocas fueron las ocasiones en las que el soldado Rivera levantó los brazos en señal de triunfo tras ganar ese pulso consigo mismo en el poblado chiclanero. En las postrimerías de la contienda, su corazón de guerrero aún pudo latir al ritmo de Solo tú y Fascinación y ya en los bises Me muero y ante un mar de pantallas móviles -"enviemos esta luz adonde más se necesite", pedía-, ¿Cómo pagarte?, una sincera carta de gratitud ante el calor del público gaditano.

Al estilo mariachi como colofón, Rivera rindió tributo a su tierra en Regrésame mi corazón. Lo reclamaba porque el suyo se lo dejó entero en el Concert Music Festival, deseando pronto volver, triunfando en una guerra sin armas de fuego, graduándose en profesionalidad a pesar de los contratiempos. También recordando a todo el equipo que le ha acompañado en la hazaña, con sus fotos y nombres en la pantalla. Soldado Rivera llegó, enamoró y venció. En esta batalla, sin duda alguna, se erigió triunfante.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios