La Semana Santa está a la vuelta de la esquina y las cofradías están ultimando todos los detalles para vivir una semana de esplendor. A su vez, son muchos los visitantes que aprovecharán estos días para desconectar y, también, disfrutar de una Semana Santa diferente. En la provincia de Cádiz encontrarás diferencias entre sus municipios, ya que en cada uno de ellos se vive de una manera distinta, aunque coincidan en el valor patrimonial y cultural de esta festividad.

Si eres de los que les gusta alejarse del bullicio de las grandes ciudades y descubrir algunos de los tesoros que se guardan en los pueblos de la Sierra de Cádiz, te traemos una recomendación para que disfrutes de una experiencia única esta Semana Santa. Para ello, tendrás que dirigirte a uno de los pueblos más bonitos de España que resalta entre los Pueblos Blancos de Cádiz, Setenil de las Bodegas.

Desde 1985 este pueblo de Cádiz está considerado Conjunto Histórico y Bien de Interés Cultural. La peculiaridad que presenta Setenil de las Bodegas, que lo diferencia de otros de la provincia, es que el pueblo está enclavado en el corazón de una gran roca. En cuanto a la Semana Santa, es una de las más peculiares de la provincia de Cádiz y está declarada Interés Turístico Nacional de Andalucía.

Debido al desnivel que presenta el pueblo y a sus calles estrechas, algunas incluso están cubiertas por la gran roca, conforman un laberinto de piedra y cal. Esto, sumado a la devoción propia de la Semana Santa, harán que vivas una experiencia inolvidable por la fusión del ritual religioso y lo estético.

Por la característica del pueblo, el recorrido de Setenil por su núcleo urbano, de calles muy estrechas, ocasiona que algunas Hermandades tengan que desmontar momentáneamente el paso para poder pasar por algún punto del camino. Entre algunas particularidades que podrás encontrar en esta Semana Santa es que existen dos hermandades, conocidas por su indumentaria como ‘Los Blancos’ (la Santa Vera Cruz) y ‘Los Negros’ (Nuestro Padre Jesús Nazareno), que se enzarzan por mostrar más magnificencia y la mejor banda; incluso compiten con la mejor mantilla o el mayor número de penitentes en las hermandades.