Aprender a amar(te) con Nathy Peluso y otras lecciones de empoderamiento femenino

Si aprender a amar no es fácil, imagínense lo que es amarse a uno mismo. En este arduo camino de la autoaceptación y del amor propio, tratarnos con amabilidad y comprensión puede resultar, a veces, casi misión imposible. Y, como a Nathy Peluso no hay obstáculo que se le resista, llegó anoche a Concert Music Festival como todo un huracán de emociones para dar algunas lecciones.

Poderosa, explosiva, imparable, sensual, atractiva, magnética, carismática… podrían ser algunos de los adjetivos que definan a esta artista de raza. Luciendo un body negro, con medias de rejilla, botas altas de cuero y una gorra a juego, Nathy Peluso engrasó a su público de energías positivas con un espectáculo repleto de mensajes de autoestima, amor propio y empoderamiento femenino.

Como una auténtica capo se ganó el respeto de los allí presentes con Corleone, canción con la que arrancó su show. Esta líder de la mafia de las emociones no dudó en aleccionar a su público con Aprender a amarte, enfatizando en letras como “tienes que aprender a amarte, perra; tienes que aprender a amarte”. La seguridad en sí misma de Nathy Peluso le permitía ser lo que ella quisiera, así que, como toda una Business Woman puso rumbo a Calambre, su anterior álbum.

“¿Dónde está mi gente legendaria?”, vociferó antes de sumergirse en Legendario, Real y Delito. Su puesta en escena, artística y teatral, la llevó a involucrarse en una de estas historias de relaciones de poder y control mutuo, utilizando referencias a sí misma como “la bala que maneja tu pistola”; arma con la que, por cierto, no dudó en apuntar a sus bailarines en varias ocasiones como parte del espectáculo.

Aunque con Grasa la argentina está cosechando grandes éxitos, “asuntos peligrosos del pasado” la perseguían todavía y, con Ateo, esta capo del amor volvió a creer en él. Este éxito, que comparte con C. Tangana, arrancó los pasos prohibidos de una tímida bachata que calentaría el resto de temas. “Mi gente valiente, triunfadora, luchadora, que pelea, que se atreve… ¿Por qué no dedicarle una canción a los que se dedican a envidiar para inspirarlos?” En esta terapia musical, el público cantaba al unísono “¿qué me importa la gente? Nací para ganar, que hablen con el viento; mamá me dio un talento, saberlos ignorar”. Aunque Nathy Peluso hace caso omiso a los comentarios y opiniones de los demás, “hay una en la que tienen razón”, y, siguiendo con su línea de Mafiosa, desplegó este himno de empoderamiento con un tono de salsa.

Esa noche podía ser quien ella quisiera: Mafiosa, Puro Veneno, La Presa y Erotika. No había hombre que se le resistiera a esta capo del amor, incluso simuló el entierro de uno de sus bailarines, recogió rosas rojas y no dudó en lanzárselas a su público. Y aunque alguna vez en la vida hubiera sufrido caídas, ella se levantaba con Todo roto y así aleccionaba a sus fieles: “Levántate, perra, no hay tiempo. Si te duele, curita”.

Casi dos horas de espectáculo de pura energía y movimientos corporales que hacían temblar el recinto. En pleno éxtasis musical llegó su ‘BZRP Music Sessions’ Vol. 36 con el que su público terminó de sanar y empoderarse. A raíz de aquí, el repertorio de Nathy Peluso seguía curando viejas heridas con Sana Sana, Ideas radicales y El día que perdí mi juventud.

Con un halo de melancolía se dirigió a su público para que pensaran en su lugar favorito o su persona especial, un momento para manifestar y disfrutar juntos de una noche inolvidable. Buenos Aires le llevó a su tierra desde Sancti Petri, antes de que todos murieran de amor con su versión Vivir así es morir de amor, de Camilo Sesto, catapultándola como una de las canciones más especiales de una noche que será difícil de olvidar.