La tengo,no la tengo

Los cadistas más jóvenes sueñan con coleccionar por primera vez en la vida un álbum con jugadores del equipo amarillo

De las estampas pegadas con harina mezclada con agua a los cromos adhesivos

W. Doña

Cádiz, 18 de febrero 2017 - 02:15

Este Cádiz tiene tan loca de contenta a su numerosa y fidelísima afición que la mayoría ya sueña con la posibilidad de dar el salto a la máxima categoría a las primeras de cambio después de seis temporadas consecutivas de sufrimiento en el abominable pozo de la Segunda División B.

Esa esperanza común se ve aderezada por una ilusión que comparten los cadistas más jóvenes y los mayores de edad amantes del coleccionismo futbolístico, que los hay incluso que peinan canas y hasta algunos que ya se han quedado sin canas que peinar.

En caso de confirmarse el ascenso, los chavales tendrán la oportunidad, por primera vez en sus vidas, de abrir un sobre y encontrarse con una estampa de un jugador del Cádiz, algo que no ha sido posible desde la última presencia en Primera División del conjunto amarillo, allá por la campaña 2005/06. Los veteranos, que guardan como oro en paño sus colecciones del siglo anterior y del presente, podrán añadir a sus álbumes el 13º con páginas completas dedicadas al Cádiz. El enésimo tesoro a guardar en uno de los rincones más preciados de sus casas.

Las costumbres han cambiado una barbaridad en lo que respecta a coleccionar cromos de fútbol, si por ejemplo comparamos la actualidad con el año 1972, tomado como referencia pues desde la temporada 1972/73 Ediciones Este y Panini han comercializado de manera ininterrumpida el álbum de la Liga española. Los niños de hoy en día lo tienen menos complicado porque las estampas son adhesivas. Quedan muy lejanos los tiempos en que, aunque muchos no lo crean, se pegaban con un ungüento casero consistente en harina mezclada con agua. Total, que cuando se acababa el álbum este pesaba una barbaridad y presentaba un estado de arrugamiento estéticamente penoso. Luego fueron llegando colas y pegamentos de diferentes tipos, pero resultan inolvidables los botes de cristal de goma arábiga Pelikan con pequeña espátula adosada al tapón de goma, los cuales se vendían como rosquillas en los comienzos de cada curso balompédico.

En realidad ha variado hasta el lenguaje y en esto basta un botón de muestra. Los lectores habrán advertido que en el presente reportaje aún no ha sido utilizada la palabra cromo tan en boga desde antes que acabara el siglo XX. Se ha empleado en su lugar el vocablo estampa, con sabor añejo pues era la denominación habitual en la época que coleccionábamos estos álbumes los padres de los niños y jóvenes nacidos en el siglo XXI. Como recordarán mis coetáneos, en nuestros tiempos infantiles los cromos eran otra cosa bien distinta, en concreto unas pequeñas imágenes de papel con las que solían jugar las niñas intentando darles la vuelta haciendo un vacío con la mano y golpeando encima de ellas.

Y qué me dicen del encanto de cambiar las repes en la puerta del colegio. Me cuentan que eso ya casi no se lleva, que es algo que ocurre de manera esporádica. Con lo a gusto que se llevaba el taco cogido con una gomilla para hacer trueques con tus amigos... Me cuentan que ahora la moda es apuntarse a páginas de internet para intercambiar mediante correo postal con coleccionistas de cualquier rincón de España. O que, como explica Daniel Terroba, abonado del Cádiz y coleccionista de toda la vida que está al frente de La Barraca de San José, el dueño de la tienda abra los sobres previamente y ponga a disposición de los clientes los cromos sin peligro de amontonar gran cantidad de repes cuando las colecciones ya se encuentran avanzadas y es muy complicado conseguir las que faltan. Lo que no invente el hombre...

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