El Cádiz afronta un calendario apretado en los próximos días que le obliga a estar con los ojos bien abiertos y todos los jugadores con las pilas cargadas a tope porque llega el momento de las rotaciones, del reparto de la carga de trabajo. El conjunto amarillo tiene por delante un maratón de tres partidos en ocho días, dos del campeonato nacional de Liga y entre medias uno de la Copa del Rey. Una triple oportunidad para remontar el vuelo y ganar un poco de tranquilidad. La primera de esas tres citas concatenadas será el próximo domingo, día 9, frente al Girona en el estadio Ramón de Carranza (a partir de las seis de la tarde) con el inexcusable deber de la victoria para no caer en la zona de descenso y evitar que la herida continúe abierta. La Liga es la absoluta prioridad y Álvaro Cervera deberá alinear a los jugadores que considere que se hallan más en forma.

Un asunto bien distinto es la Copa del Rey. El Cádiz se medirá al Córdoba, de nuevo en casa, el miércoles día 12 a partir de las siete de la tarde. Será el momento de hacer movimientos en el once y que jueguen los futbolistas que hasta ahora disponen de menos minutos. Buena ocasión para reivindicarse. El torneo del k.o. pasa a un segundo plano y aunque el objetivo es sacar el billete para la siguiente ronda, tampoco sería un drama que el equipo amarillo quedase eliminado porque lo que importa por encima de todo es lograr la permanencia en Segunda División A y los cinco sentidos estarían puestos en ese objetivo.

La siguiente de cita, de vuelta a la Liga, será el 16 -domingo- con la visita del Cádiz al Tenerife en la décima jornada, en la que será una nueva tentativa de conseguir el primer triunfo lejos de casa, un bien necesario para equilibrar el balance de puntos, que ahora anda escaso.

Tres encuentros en apenas una semana que pueden servir para cambiar el rumbo o complicar aún más la situación. La reacción no puede sufrir más demora.