Es más fácil predecir la desaparición de la Segunda División B del fútbol español tal y como se conoce actualmente que el siempre amenazador fin del mundo que el primer día del año 2012, si hoy se pueden leer estas líneas, tampoco llegó a producirse. Son muchos los equipos que atraviesan por una delicada situación económica que apunta a una inminente desaparición del mapa o, como mal menor, a la pérdida de la categoría. Y uno de ellos, precisamente el próximo rival del Cádiz este domingo en el estadio Carranza, es el Poli Ejido.

La incertidumbre vive en cada esquina que espera al futuro de los almerienses. Y lo hace tanto en lo deportivo como en lo institucional. En lo que se refiere en exclusiva al movimiento del balón, dos signos de interrogación abren y cierran las palabras regreso al trabajo. Es difícil de creer, pero ni el cuerpo técnico ni los jugadores, entre ellos los excadistas Dani Miguélez, Juanito y Fran Cortés, saben qué día es el elegido para volver a la rutina de los entrenamientos. De hecho, ya se habla de que muchos de los futbolistas de la plantilla tienen muy claro que no volverán a defender la camiseta del equipo andaluz en lo que resta de temporada. Hoy, no debe haber dilación, debe haber novedades al respecto. Y no hay que descartar que el Poli Ejido se presente en la Tacita de Plata con su equipo juvenil. Si se presenta.

En lo que afecta al mundo de los trajes y las corbatas, no hay novedades. Y lo que es peor para los intereses de la entidad almeriense, ni compradores con más rostros que caras. La subasta del pasado 27 de diciembre se saldó sin movimientos y el presente del club agoniza de una manera preocupante, con la seria amenaza de liquidación y con el equipo siendo colista del grupo IV con solo siete puntos.

Lo último que se ha apuntado desde Almería es el interés por hacerse con las riendas del club de un grupo de empresarios estrechamente vinculados con el mundo del fútbol, procedente de las Islas Baleares y cuyo nombre no ha trascendido de momento.