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El Cádiz visita esta tarde al UCAM en un encuentro que bien podría ser de play-off por el nivel y las aspiraciones de los contendientes. De hecho, los murcianos marchan en segunda posición con dos puntos más que los amarillos, terceros, ambos a la estela del líder Murcia.
Precisamente esa rivalidad directa en la lucha por las plazas que darán acceso a la fase de ascenso a Segunda A convierte el duelo en decisivo aun cuando se trata de la penúltima jornada de la primera vuelta, la última del año, y es cierto que queda un mundo por delante. La posibilidad de verse, en el peor de los casos, a siete y cinco puntos de los dos primeros obliga al conjunto de Claudio Barragán a afrontar el choque como una auténtica final, a dar lo mejor, a sumar sí o sí para mantener intactas no ya sus opciones de acabar en la zona noble sino de pelear por el ansiado liderato.
El equilibrio de fuerzas que refleja la tabla clasificatoria no encuentra el mismo paralelismo al analizar el rendimiento de una y otra escuadra como local y a domicilio, y eso invita al optimismo por lo que a los intereses cadistas se refiere. El UCAM, segundo menos goleado del Grupo IV, con 11 tantos encajados, empatado con el Murcia y sólo por detrás del Cádiz, que ha visto su portería perforada en sólo 9 ocasiones, no muestra su mejor cara precisamente en La Condomina, en donde ha ganado cuatro partidos pero ha cedido dos igualadas y dos derrotas. Por el contrario, los gaditanos como visitantes son muy fiables, no en vano todavía no han perdido y si no aparecen como los que más puntos han conquistado fuera sólo es por el contraste entre el número de triunfos y de empates, 2 y 6, respectivamente.
Por si resultara poco incentivo medirse a un adversario que pugna por los mismos objetivos, los de Claudio también afrontan por enésima semana el reto de encadenar de una vez por todas dos victorias seguidas. La dinámica de las últimas citas ligueras, alternando triunfos en Carranza (1-0 a Balona y Almería B y 5-0 al Jumilla) con empates en las salidas (1-1 con el Sevilla Atlético y el Mérida), no deja de ser un fiel reflejo de lo que viene sucediendo durante toda la temporada, algo que, curiosamente, también le está ocurriendo al UCAM en sus últimos compromisos, toda vez que, desde que se impuso al Villanovense (2-1) y luego en el derbi regional contra La Hoya en Lorca (0-1), ha sido incapaz de encadenar dos alegrías seguidas, al caer con el Murcia (1-2), vencer en Melilla (0-1), pinchar con el San Roque de Lepe (2-2) y ganar en Linares (0-3).
Las rachas de uno y otro apuntan, pues, a un envite abierto, a un pulso en el que los nervios jugarán un papel fundamental. Si el Cádiz ofrece la deseada imagen de bloque sólido, compacto, si hace bien su trabajo y con el paso de los minutos genera ansiedad en el UCAM, más presionado por el simple hecho de estar delante de su afición y haber tropezado ya demasiado en casa, las posibilidades de sumar se incrementarán significativamente para el equipo amarillo. Si encima la efectividad de los últimos 20 minutos del último choque contra el Jumilla preside las acciones de ataque, entonces la opción de regresar de Murcia con la segunda plaza en el bolsillo se antoja más que real y, sin duda, como el mejor regalo posible al cadismo para despedir 2015.
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