Cádiz CF

Tres décadas de un oro olímpico cadista

  • Este 8 de agosto se cumplen 30 años del éxito español en el torneo de fútbol de los Juegos de Barcelona, una selección liderada por un Kiko Narváez desatado como goleador

Kiko Narváez celebra, junto a Abelardo, el definitivo 3-2 en la final contra Polonia.

Kiko Narváez celebra, junto a Abelardo, el definitivo 3-2 en la final contra Polonia. / D.C.

El 8 de agosto de 1992, el Camp Nou asistió a uno de los mayores éxitos de la historia del fútbol español, al proclamarse la selección olímpica campeona de los Juegos de Barcelona con especial protagonismo del cadista Kiko Narváez, desatado como goleador.

El torneo, que había comenzado el 24 de julio con ausencias significativas porque en liza no estaban combinados de la talla de Brasil, Argentina, Alemania o Francia, entre otros, sirvió para que el elenco de jóvenes dirigidos por Vicente Miera diera continuidad al apogeo que vivió el deporte español durante las tres semanas de la cita olímpica.

Desde el estreno, el bloque formado por Amavisca, Berges, Cañizares, Abelardo, Ferrer, Guardiola, Miguel Hernández, Toni Jiménez, Mikel Lasa, Juanma López, Manjarín, Luis Enrique, Alfonso Pérez, Pinilla, Francisco Soler, Gabriel Vidal, Solozábal, Billabona, Paqui Veza y Kiko Narváez mostró una imagen de solvencia que invitaba al optimismo.

Integrado en el Grupo B, la primera fase transcurrió de manera plácida, con un pleno de triunfos gracias a las victorias conseguidas ante Colombia (4-0), Egipto (2-0) y Catar (2-0). El delantero jerezano del Cádiz marcó uno de los cuatro tantos a los colombianos, junto a Guardiola, Berges y Luis Enrique, y repitió frente a los cataríes, esta vez acompañando como realizador a Alfonso. Las dianas a los egipcios las firmaron Solozábal y Soler.

En el cruce de cuartos de final aguardaba la siempre complicada Italia, que había cerrado la primera fase como segunda clasificada del Grupo A, por detrás de Polonia. Un tanto de Kiko acabó con los transalpinos y metió a los españoles en la definitiva lucha por las medallas.

Ya en semifinales, de nuevo en el Luis Casanova de Valencia, que posteriormente recuperaría su nombre de Mestalla, La Roja dio buena cuenta de Ghana, primera del Grupo D y verdugo de Paraguay en la prórroga del encuentro de cuartos (2-4). Abelardo, mediado el primer tiempo, y Berges, al comienzo del segundo, tumbaron a los africanos y llevaron a la selección a las puertas de la gloria olímpica.

El delantero jerezano, autor de cinco tantos, fue traspasado un año después al Atlético

En la gran final, con el estadio del Barcelona a rebosar, presentando sus mejores galas, España se medía a Polonia, temible líder del Grupo A, que en cuartos había derrotado a Catar (2-0) y en semifinales había apabullado a Australia (6-1).

Sin duda, la pugna por el oro se convirtió en el choque más disputado de todos. De hecho, los españoles, que hasta la fecha no habían encajado un solo gol, recibieron el 0-1 al filo del descanso por medio de Kowalczyk. Tocaba remontar en el segundo tiempo. Abelardo (65’) y Kiko (70’) dieron la vuelta al marcador, pero Staniek (75’) certificó la resistencia polaca.

El duelo caminaba irremediablemente hacia la prórroga cuando, en el minuto 90’, Kiko materializó su quinto gol del campeonato y con él confirmó el título para España, el escalón más alto de un podio que completaron los polacos y Ghana, que superó a Australia (1-0) en la consolación.

Aquel 8 de agosto de 1992, hace hoy justo 30 años, España no sólo conquistó otra medalla de oro en unos Juegos Olímpicos irrepetibles sino que un grupo de jóvenes talentosos presentó sus credenciales de manera definitiva hacia lo que serían, en la mayoría de los casos, brillantes carreras deportivas.

En el caso de Kiko Narváez, en las filas primer equipo del Cádiz desde 1990, al verano siguiente, el de 1993, se marchó traspasado al Atlético de Madrid, en el que militó ocho temporadas, incluida la del histórico doblete Liga-Copa del Rey en 1996. Sus muchas virtudes le llevaron a la internacionalidad absoluta, disputando 26 partidos en los que anotó cuatro tantos, y a disputar la Eurocopa de 1996 y el Mundial de 1998.

Después, sus maltrechos tobillos le dieron para poco más, Un efímero paso por el Extremadura en 2002 supuso, apenas con 30 años, el epílogo de su carrera, brillante en lo deportivo y que ha tenido una no menos brillante continuidad como comentarista deportivo en diferentes medios, una labor de la que se siente muy orgulloso porque, como un día relató a Diario de Cádiz, el fútbol le venía “de serie”, mientras que detrás de su actual desempeño hay “mucho trabajo”.

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