Cádiz CF

El Cádiz CF no merece la amnistía (1-0)

Chris Ramos y Robert Navarro acechan a Diego Rico.

Chris Ramos y Robert Navarro acechan a Diego Rico. / Efe

El Cádiz CF protagonizó una de las actuaciones más penosas que se recuerdan, una de esas que pueden marcar el devenir de una temporada. Lo tenía todo a favor para conseguir por fin su primera victoria a domicilio de la temporada, pero se llevó una derrota sonrojante (1-0). Con un futbolista más toda la segunda parte, fue precisamente en ese período cuando fue arrasado por un Getafe que le dio toda una lección de carácter.

Todas las ganas que puso el equipo madrileño en una situación adversa le faltó a un conjunto amarillo que rayó la vergüenza cuando jugó en superioridad numérica. Ni siquiera tiró a puerta con un jugador más. Tras una buena primera mitad, los amarillos se borraron en la segunda y ofrecieron una versión indigna de un equipo de Primera. El equipo con diez pareció el Cádiz. Un espectáculo bochornoso.

Sergio González salió con el once esperado dadas las numerosas bajas, a la que sumó a última hora la de Jorge Meré, con una sobrecarga en el calentamiento que propició la primera titularidad y los primeros minutos de Víctor Chust en la Liga.

Los amarillos se plantaron con un 4-4-2 sobre el verde (como los de José Bordalás) con intento de presión alta y escasas opciones de robo de balón porque los locales, fieles a su estilo, partieron desde atrás con pelotazos largos, lo mismo que hicieron los visitantes en un arranque sin un dominador claro.

No era fácil crear ocasiones. La primera, clarísima la tuvo Robert Navarro en el minuto 10 cuando en boca de gol cabeceó el balón al larguero tras un saque de esquina lanzado por Lucas Pires con prolongación con la testa de Roger Martí.

Las dos escuadras se afanaron en la destrucción, conscientes de la importancia de dejar la portería a cero y, sobre todo, de no arrastrar el lastre que podía suponer verse por debajo en el marcador. El primer aviso de los locales fue a través de una volea de Jaime Mata (en el 18) que acabó con el esférico en la grada. Replicó de inmediato Darwin con un derechazo lejano que llevó el cuero a las manos de David Soria.

Y poco después, en el 20, el árbitro perdonó la segunda amarilla y, por tanto la expulsión a Djené por una dura entrada sobre Kouamé merecedora de amonestación. Fue una acción importante que pudo haber determinado el rumbo del encuentro de haberse quedado el Getafe con un hombre menos. De Burgos Bengoetxea, en lugar de sacarle la segunda tarjeta como correspondía, lanzó una advertencia a Djené. Una amnistía en toda regla.

Predominó el fútbol directo. El balón estuvo casi más tiempo en el aire que a ras de suelo y los delanteros pelearon a destajo con los centrales. Sobresalió en esa faceta el espigado Chris Ramos en continua contienda con Gastón Álvarez y Alderete.

Los amarillos, mejor asentados que el rival, lograron traspasar la barrera azulona en la recta final de la primera parte aunque sin la recompensa del gol. Fueron capaces de generar oportunidades. En el 39, un centro de Lucas Pires rebotó en Gastón Álvarez cuando Chris Ramos estaba preparado para el remate delante de David Soria. Casi sin respiro, en el 40, Roger Martí conectó con el gaditano, que se coló dentro del área y su misil lo repelió el cancerbero para impedir el 0-1.

Cuando parecía que poco más iba a suceder antes del intermedio, el colegiado esta vez sí expulsó a Djené (en el 44) por propinar un puñetazo en la cara a Javi Hernández dentro del área justo antes de un saque de esquina de los visitantes. De Burgos, que en primera instancia no había visto nada, consultó en el monitor a instancias del VAR y decidió mostrar la segunda tarjeta al defensor local pero sin señalar penalti porque el balón aún no estaba en movimiento.

Djené se fue a la caseta con casi 25 minutos de retraso (debió haber sido expulsado en el 20). En cualquier caso, el Cádiz CF tenía toda la segunda mitad por delante para aprovechar la superioridad numérica con la que como mínimo debía esquivar la derrota salvo hecatombe.

El segundo período comenzó con la novedad de la entrada de Álex Fernández por Robert Navarro que hizo que Machís se ubicase en banda derecha y el madrileño se hiciese cargo de la izquierda.

El Cádiz CF quiso mandar con un futbolista más pero el Getafe se envalentó y aplicó una presión alta. Le puso más intensidad el cuadro local hasta el punto de parecer que jugaban once contra once.

Los amarillos no ofrecieron las mejores sensaciones en la reanudación, superados por un adversario más combativo que no se cortó a la hora de atacar.

Transcurrido el primer cuarto de hora del segundo acto, cabía preguntarse a qué estaba jugando un equipo amarillo que, pese a tener un contexto favorable, sufrió un apagón inexplicable, incapaz de dar dos pases seguidos, casi sin rebasar la línea del centro del campo.

Sergio González buscó frescura en la medular con la presencia de Gonzalo Escalante. El Cádiz CF estaba jugando con fuego, sometido por un contrincante que puso toda la carne en el asador en una circunstancia complicada. El cuadro visitante desapareció como por arte de magia.

¿Puede un equipo con diez dominar a uno de once? La respuesta es sí. La prueba es que los visitantes tardaron nada menos que 20 minutos cuando Chris Ramos se vio frenado por la zaga cuando penetró en el área con el balón.

Los amarillos carecieron de la templanza necesaria para mover el cuero con algo de criterio e incomodar a un adversario que mordió y dio todo un ejemplo de lucha.

No había nadie capaz de arrojar un poco de luz. El Cádiz CF no llegaba arriba con claridad, no daba la impresión de poder hacer un gol y el que lo marcó fue el Getafe en el minuto 76. Dos minutos después de que Sergi Guardiola y Maxi Gómez saltaran al césped en busca del 0-1, lo que llegó fue el 1-0. Un mazazo inesperado.

El tanto lo firmó Borja Mayoral a la salida de un saque de esquina. Prolongó Greenwood en el primer palo y el ariete, solo en el segundo, cabeceó al fondo de la red después de que un renqueante Ledesma tocase inútilmente el balón.

Increíble pero cierto. El Cádiz CF quedó noqueado. La respuesta desde el banquillo fue la entrada de Negredo para atacar a la desesperada. Pero estuvo más cerca el 2-0 que el empate. En el 84, Ledesma hizo un paradón en el mano a mano con Maksimovic que permitió a los amarillos seguir con vida.

Mucho delantero pero sin una ocasión con que al menos evitar la catástrofe. Nadie puso a prueba a David Soria, ni un centro medio decente y se consumó una derrota que invita a la reflexión.

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