El Cádiz se halla inmerso en una carrera de obstáculos que debe ir salvando para mantener la categoría y seguir con vida. El primer escollo consistió en saldar la deuda denunciada por cinco jugadores, con fecha límite del 30 de junio bajo amenaza de descenso, como le ha sucedido a cinco entidades que se han ido a Tecera por morosas.

El segundo obstáculo, el más preocupante a día de hoy, es la presentación de un aval o el ingreso de 200.000 euros en una cuenta bancaria de la Real Federación Española de Fútbol como requisito indispensable para poder competir la próxima temporada en Segunda División B. La fecha tope fijada por el órgano federativo para abonar esa cantidad es el día 5, es decir, el jueves.

El club vive estos días con el agua al cuello en busca de una solución que todavía está por llegar con apenas tres días por delante. En caso de no presentar el obligado aval, el descenso administrativo a la cuarta categoría del fútbol español pondría a la entidad cadista al borde del abismo.

Quien parece que no va a poner ese dinero es el accionista mayoritario del club, Antonio Muñoz. En declaraciones recogidas por la página web Eldesmarquecadiz, Quique Pina señalaba ayer que Antonio Muñoz "me ha dicho que no va a presentar el aval que hace falta", por lo que el empresario murciano apuntaba que "creo que el Cádiz va a descender".

El gestor deportivo del Cádiz durante la campaña recién terminada dibujaba un panorama de lo más oscuro en el seno del club, sobre todo por la falta de entendimiento entre Muñoz y el Ayuntamiento. "Hay una cabezonería total entre ambas partes y es algo que no depende de mí. Es necesario llegar a un acuerdo, pero no lo veo nada claro", añadía el también presidente del Granada.

Las negociaciones entre el accionista mayoritario -a través de sus abogados- y el Consistorio continúan abiertas, pero de momento no hay fumata blanca y el tiempo se echa encima.