Testigo directo. Pablo Sánchez hace tiempo que aparcó de la cabeza triunfar en el Cádiz y las últimas temporadas disimula su corazón amarillento tapándolo con el escudo de otros equipos. Ahora le toca defender el del Recreativo de Huelva. Para eso le pagan.

Otra mirada. El gaditano ha tenido la oportunidad de ver la evolución del equipo de su ciudad año tras año, de una u otra manera. Y últimamente no se está marchando contento a casa pensando en los suyos de toda la vida.

Hace dos años, Pablo se enfrentó al Cádiz enrolado en el Sevilla Atlético. Fue un reencuentro de ida y vuelta: un reencuentro inolvidable. Era la penúltima jornada de la campaña 2007/08 y el equipo de Arturo Baldasano y Antonio Muñoz, el equipo de García Remón, Antonio Calderón, Raúl Procopio y Julián Rubio, que este domingo vuelve al Ramón de Carranza, se jugaba el no descender a Segunda División B. Lo que ocurrió está grabado a fuego en miles de retinas: los cadistas no podían con un rival entregado a la causa, que no se jugaba nada, y no pasaban del empate. Una semana después, en el último segundo de la competición liguera, Abraham Paz fallaba un penalti en el Rico Pérez de Alicante que certificaba la tragedia más mascada.

El pasado sábado, el Cádiz visitó el Nuevo Colombino, jugó un partido para golear y acabó perdiendo. Pablo se alegraba ayer del hecho de ver "tres nuevos puntos" en el casillero del Recreativo, pero no escondía que le dolía ver al Cádiz "tan abajo". Este periódico le pedía que pensara sólo como gaditano y cadista y que comparara el equipo que no pudo marcar ni un gol en el Carranza ante el Sevilla Atlético, el que acabó descendiendo, y el equipo que el sábado cayó en el Nuevo Colombino ante el Huelva, pese a dar buena imagen, y que está dibujando una línea peligrosa. "Este Cádiz no es el Cádiz del último descenso", destacaba el gaditano.

"El sábado jugó un gran partido, estuvo muy bien plantado sobre el campo, creó numerosas ocasiones de gol y armó bastante peligro entrando por las bandas. Nosotros, pese a vernos desbordados, nunca la perdimos la cara al encuentro y el penalti que paró Guaita, que evitó el 0-2, nos metió de nuevo en el juego y aprovechamos nuestras oportunidades y los errores del Cádiz para llevarnos el triunfo", resumía Pablo con la cabeza aún en el pasado sábado. ¿Pueden estar tranquilos los aficionados del Cádiz? "Relativamente", responde. "Yo me considero un aficionado más y la verdad es que no se puede comparar mucho el equipo que empató contra mi Sevilla Atlético y el que perdió en el Nuevo Colombino. Aquel equipo parecía estar muerto, le podía la ansiedad y no mostró ningún tipo de reacción, pero el de Víctor Espárrago está muy vivo: sólo le hace falta un poco de suerte para salir de esa mala situación. En Huelva mostró una buena actitud, jugó muy vertical, iba a las claras a por la victoria y estaba mostrando mucha solidez defensiva hasta que todo cambió en un abrir y cerrar de ojos", recordaba el delantero.

"Queda mucha Liga y nosotros mismo estamos a cuatro puntos de los puestos de descenso. Todo el mundo va a tener oportunidades de salvarse y el Cádiz creo que tiene una buena plantilla y un gran cuerpo técnico para lograr la permanencia", pensaba en voz alta el gaditano enrolado en el Recreativo de Huelva.

Pablo cumplía la petición de Diario de Cádiz y concluía hablando con su corazón amarillento en la mano: "Me supo mal ganar así, ojalá que no le afecte y este mismo domingo vea algo de luz ganando al Albacete. Los de Julián Rubio visitarán el Carranza obligado también a ganar sí o sí... la afición no puede darle la espalda al equipo en estos momentos tan delicados, tiene que sacar a relucir su gran personalidad".