Cádiz - Extremadura | Ambiente

Luto en el césped y en la grada

  • El recuerdo de José Antonio Reyes marca un partido que termina alejando a los amarillos del 'play-off'

  • La afición despide al equipo con abucheos

Alberto Cifuentes y Willy se disponen a depositar un ramo de flores en la banda de Tribuna como recuerdo a Reyes.

Alberto Cifuentes y Willy se disponen a depositar un ramo de flores en la banda de Tribuna como recuerdo a Reyes. / Jesús Marín

Partido especial por muchos motivos pero sobre todo por el fallecimiento de José Antonio Reyes el que enfrentaba este martes al Cádiz con el Extremadura. Luto sobre el césped porque la tragedia salpicó de lleno el pasado fin de semana a los extremeños y en la grada porque el resultado aleja a los amarillos del play-off de ascenso.

Con menos espectadores de lo habitual en un partido en fin de semana, tal y como estaba previsto antes del pitido inicial se guardó un emotivo minuto de silencio en memoria del desaparecido futbolista. Máximo respeto desde la grada y muy en especial por parte de los pocos aficionados del Extremadura desplazados desde Almendralejo y ubicados en la Preferencia alta, con pancartas de recuerdo al eterno Reyes. Los capitanes de ambos contendientes, Alberto Cifuentes y Willy, depositaron un ramo de flores en la banda de Tribuna.

El terrible suceso acontecido el pasado sábado marcó el antes pero también el durante en el duelo, no en vano mediada la primera mitad la imagen de Reyes en los videomarcadores motivó una ovación generalizada del respetable en reconocimiento al internacional sevillano.

No obstante, como la vida sigue y la competición también, los seguidores cadistas se centraron en el apoyo a los suyos y en espolearlos en la búsqueda de la necesaria victoria. El disparo de Salvi al larguero en el minuto 25 levantó el ánimo de los locales y pareció abrir paso a una buena dinámica.

Sin embargo, casi sin tiempo para más, un despeje de Sergio Sánchez a la altura del círculo central rebotó en Pomares y el balón describió una fatídica trayectoria hacia la propia portería que sorprendió a Cifuentes. Para los visitantes, un 0-1 inesperado que no dudaron en celebrar, como no podía ser de otra manera, recordando con una camiseta al compañero al que nunca más volverán a ver. Para los locales, un auténtico jarro de agua fría y de nuevo a nadar contra corriente.

Hasta el descanso, control de la situación sobre el césped, sin ocasiones de verdadero peligro, y optimismo moderado en el público, acaso convencido de que la remontada era posible frente a un rival que por su indumentaria, de blanco y con una franja verde, evocaba al encuentro posiblemente más recordado de la temporada en el Ramón de Carranza, el 5-1 al Elche.

La segunda mitad se enturbió por una fea acción entre Querol y Fausto Tienza. Los pitos y las protestas cobraron protagonismo. También las prisas y la precipitación a medida que pasaban los minutos. Los nervios se apoderaban de todos hasta un pitido final que sin duda dejaba incrédulos a unos y otros.

Mal broche de la Liga regular en la Tacita de Plata tras una buena campaña. La afición, esperanzada hasta el último minuto, optó por mostrarse crítica y despidió al equipo con más abucheos que palmas. Todavía queda agarrarse a la última jornada. Pero la realidad pinta muy mal.

 

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