Cádiz CF | El análisis

Lejos de la preocupación

  • El lado positivo de la segunda derrota de la temporada es que llega con un amplio margen de puntos

Cifuentes y Espino se abrazan mientras los jugadores del Albacete celebran la victoria.

Cifuentes y Espino se abrazan mientras los jugadores del Albacete celebran la victoria.

No hay motivos para la preocupación. Faltaría más. El Cádiz CF se ha ganado el derecho a fallar después del asombroso comienzo de temporada que ha sorprendido a propios y extraños.

Ningún equipo es invencible en el reino de la igualdad. Tampoco el amarillo aunque a veces lo pareciera en plena vorágine vencedora. El Cádiz CF es humano, comete errores pero no hay que darles una mayor dimensión que la puntual de un mal día. El balance del recorrido de las 13 hojas ya arrancadas del calendario sigue en el plano de la excelencia pese a caer ante el Albacete.

Las cinco victorias consecutivas frente a adversarios de calado (Almería, Huesca, Real Zaragoza, Málaga y Unión Deportiva Las Palmas), continuación de una dinámica idéntica en las cinco jornadas iniciales del campeonato (Ponferradina, Mirandés, Extremadura, Racing de Santander y Girona) son una inversión que otorga cierta seguridad. La amplia ventaja de 11 puntos servía de escudo para afrontar con calma los momentos de debilidad.

El Cádiz CF se frena cada cinco jornadas seguidas de triunfos. Entre una racha y otra llegó la anterior derrota (3-0 en Alcorcón) y el empate (0-0) contra el Deportivo de La Coruña en el estadio Carranza. Ahora toca el revés en Albacete. La cuestión es que una derrota a tiempo nunca viene mal si sirve de aprendizaje con vistas al futuro cercano, medio y lejano de la competición.

El varapalo en territorio manchego es un ejemplo diáfano de la dificultad que entraña cada compromiso en la categoría de plata. El Cádiz CF es capaz de ganar pero también de perder con cualquier rival. En Albacete cayó en la última acción de la misma manera que ganó otros partidos en el epílogo. Así de caprichoso es el fútbol, con la victoria y la derrota separadas por una delgada línea.

El equipo de Álvaro Cervera no mereció perder ni ganar su último duelo del mes de octubre. Un empate hubiese reflejado con fidelidad lo sucedido sobre el césped, aunque al final todo se resume al acierto más allá de la justicia. No lo tuvo en el área contraria y concedió al rival más de lo que acostumbra. El Cádiz CF jugó a la ruleta rusa y regresó de vacío, sin apenas tirar a puerta y con brotes de inseguridad en determinados instantes del partido.

Una derrota que debe fortalecer y no debilitar. De todo se aprende, y más cuando la cosa se complica. No hay motivo para la preocupación, pero tampoco es cuestión de confiarse. Cada partido es una batalla deportiva que obliga al máximo esfuerzo... y a la inevitable alianza con el acierto.

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