El Cádiz CF se topa con un nuevo obstáculo mientras camina al frente de la clasificación con los ocho puntos de ventaja sobre el tercer clasificado que conserva al comienzo de la segunda vuelta gracias al cable que le echó el Elche. El conjunto ilicitano impidió la victoria del Huesca en el tiempo de prolongación y todo continúa como estaba en ascenso directo.

La vida sigue igual en el arranque del nuevo año también en el aspecto disciplinario. El Cádiz CF abrió la segunda vuelta de la misma manera que cerró la primera: en inferioridad numérica. La lección pareció aprendida tras la tarjeta roja a Salvi que cambió el rumbo del partido contra el Numancia.

Pero los hechos demuestran lo contrario. Ante la Ponferradina de nuevo acabó el líder con un jugador menos, en este caso por la doble cartulina que vio Luismi Quezada, la segunda en el minuto 84. A partir de ahí, sufrimiento para poder garantizar el empate.

En el Cádiz CF saben que deben tener cuidado con este asunto delicado si no quieren complicarse la vida en una segunda vuelta que a priori será mucho más exigente que la primera. Es el equipo del torneo con más jugadores expulsados y el que más expulsiones sufre.

Con ese lastre debe lidiar mientras termina de asimilar el riesgo que supone afrontar los partidos con menos efectivos que el oponente. Hasta siete futbolistas han tenido que marcharse al vestuario antes de tiempo por castigo arbitral. No hay otras escuadras con tantos futbolistas con esa mácula.

La veda se abrió de manera radical en la visita al terreno del Alcorcón, cuando Yann Bodiger, Choco Lozano y Pacha Espino se fueron a la calle en pleno partido.

El siguiente en ver la roja fue Marcos Mauro, en su caso en el encuentro ante el Almería. Después le sucedió a Jean Pierre Rhyner en el campo del Fuenlabrada antes de la polémica roja que Ávalos Barrera enseñó a Salvi en el envite ante el cuadro soriano.

Seis de las siete expulsiones sufridas por el líder se produjeron fuera de casa. Como visitante aumentan las opciones de quedarse con un jugador menos, Salvo en el estadio Juego del Mediterráneo, donde ganaron los gaditanos, las expulsiones acarrearon derrotas en Alcorcón y Fuenlabrada. Y en casa hubo debacle (el único varapalo como local).

Álvaro Cervera no lleva bien que su equipo otorgue esa ventaja numérica a los rivales. Lo avisó tras el revés frente al Numancia pero la historia se repite. Todo apunta a una seria charla en el vestuario.