Cádiz CF

El Cádiz CF no contempla a día de hoy el despido de Sergio González

Sergio González se dirige a sus jugadores en el entrenamiento del martes.

Sergio González se dirige a sus jugadores en el entrenamiento del martes. / Cádiz CF

El Cádiz CF está teniendo una temporada complicada desde el pitido inicial del primer partido. Arrastra el pesado lastre de las cinco derrotas que encadenó en el arranque y le impide salir de la zona de descenso después de once episodios.

La situación es difícil. Seis derrotas, cuatro empates y una sola victoria es el balance de un equipo que sólo ha sumado siete puntos de 33.

La reacción después del mal comienzo no se reflejó en resultados para avanzar con paso firme pese a enlazar cinco compromisos sin perder (un triunfo y un póquer de igualadas) y la 19ª posición que ocupa en la clasificación dibuja una realidad preocupante.

En el club tienen la esperanza de que la mala actuación en Vallecas haya sido un borrón y el equipo pueda recuperar el carácter competitivo de manera inmediata y además sea capaz de sumar puntos. Las citas más próximas suponen un dificultoso reto.

En el Cádiz CF mantienen la confianza en el entrenador, Sergio González. En el club no se plantean a día de hoy su destitución. Esa es la situación el martes 25 de octubre de 2022. El futuro a corto plazo no lo conoce nadie. Todo depende de los resultados, como siempre ha sucedido en todos los equipos.

El mundo del fútbol se mueve en función de los resultados. Si el Cádiz CF es capaz de remontar el vuelo, todo seguirá como está. Si el equipo no termina de levantar cabeza, será entonces cuando en la entidad cadista contemplen la opción de un relevo en el banquillo. Pero ahora mismo es una hipótesis. Toca esperar al desarrollo de las próximas jornadas.

El futuro del técnico en el banquillo pasa en buena medida por los próximos marcadores. El conjunto gaditano está ahora mismo a la misma distancia del último puesto y de la salvación (tres puntos).

No es la situación idónea para Sergio González. Él es el primero que lo sabe y trabaja a destajo con la plantilla para tratar de dar un salto en la tabla. Los entrenadores están acostumbrados a lidiar en escenarios como el actual y a que suenen nombres como posibles sustitutos. Es la parte más ingrata de la profesión.

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