El mes de febrero se antoja fundamental para el devenir del Cádiz en el campeonato liguero. Después de un plácido enero, salvado con números positivos, el líder trabaja a destajo para afrontar cuatro duras etapas de alta montaña que si bien no serán decisivas, marcarán una tendencia de cara a la recta final de la temporada regular antes de afrontar el playoff por el ascenso de categoría en caso de quedar entre los cuatro primeros clasificados. Si los gaditanos superan con éxito los puertos de categoría especial, la obtención del puesto más goloso estará más cerca.

El conjunto amarillo se medirá este mes a tres rivales que, como el líder, andan enfrascados en la pelea por entrar en la fase de ascenso, y como campeón si es posible. Betis B, Balona y Lucena se cruzan en el camino en un buen momento para un cuadro gaditano que suelta el primer puesto desde que lo atrapó en la última jornada del pasado año. El cuarto adversario en febrero -no por orden cronólgico, sino por posición en la tabla- será el Cacereño -décimo en la actualidad-, el único equipo que aún no conoce la derrota en en su feudo junto con la escuadra entrenada por Jose González.

El choque más inmediato para los cadistas será el próximo domingo contra el Betis B de Risto Vidakovic. El filial verdiblanco, claro dominador de la primera vuelta, cayó en una mala racha de resultados que le condujo de la primera a la tercera plaza en poco más de un mes. Los cachorros de Heliópolis parecen haber recuperado sensaciones y recibirán al líder con la moral reforzada tras arañar un punto el pasado fin de semana en el derbi chico contra el Sevilla Atlético. Los béticos destacan por su fortaleza en casa, donde han ganado siete encuentros, han empatado dos sólo han perdido uno.

Si atractivo se presenta el duelo de este fin de semana en el Benito Villamarín, el de la siguiente jornada reúne todos los alicientes posibles. El Cádiz recibirá a la Balona, su más inmediato perseguidor, en un derbi provincial difícil de imaginar hace unos meses con el liderato en juego. El equipo linense, recién ascensido de Tercera a Segunda B, está firmando una excelente campaña que le lleva a luchar por lo máximo sin presión de ningún tipo una vez que ha conseguido el objetivo de la permanencia.

El día 20 visitarán los amarillos el complicado terreno del Cacereño, del que nadie hasta ahora ha sido capaz de llevarse los tres puntos. El cuadro extremeño ha convertido su campo en un fortín que nadie ha podido asaltar hasta la fecha. Será, por tanto, un desafío para los pupilos de Jose González antes de recibir, en la última jornada de febrero, al Lucena.

El conjunto cordobés, quinto clasificado a día de hoy, ha perdido un poco de fuelle en las últimas semanas, pero sigue metido de lleno en la pomada y será un hueso duro de roer, como ya demostró en el partido de la primera vuelta, cuando humilló al Cádiz (3-0) en el peor encuentro de la temporada de los gaditanos.