Cádiz

Vivienda en Cadiz: Un Alquiler Justo para el inquilino y seguro para el arrendador

  • Uno de los arrendatarios del programa municipal explica su experiencia con esta iniciativa en la que el pago al propietario “está totalmente garantizado” porque lo hace Procasa

El gaditano David Schneider, en su vivienda de Alquiler Justo en el casco histórico de Cádiz.

El gaditano David Schneider, en su vivienda de Alquiler Justo en el casco histórico de Cádiz. / Julio González

La quiebra de un banco americano en 2008 provocó que a David Schneider –como a tantos y tantos gaditanos, andaluces o españoles– le vinieran mal dadas en 2011. “Ahí se jodió todo”, marca el padre de familia en su calendario vital. De estar durante 18 años “montando andamios y trabajando de albañil” pasó a la intemperie de pequeños contratos temporales interrumpidos con temporadas en el paro. De hecho, desde el pasado domingo engrosa de nuevo la lista del desempleo en la ciudad tras finalizar un mes de desempeño como barrendero. “Desde 2013 llevo con contratos basura y sobreviviendo con ayudas sociales pero, afortunadamente, desde que pudimos acceder a una vivienda de Alquiler Justo, mi familia puede vivir en una casa y el arrendatario puede estar seguro de que recibe su mensualidad”, respira.

Y es que Schneider, padre de tres hijos (20, 16 y 5 años), no puede comprender cómo “a veces parece que se están contando cosas sobre este programa que no es así”. “En Alquiler Justo –programa municipal que lleva a cabo la empresa de Promoción y Gestión de Viviendas de Cádiz (Procasa)– el propietario de la vivienda puede estar muy tranquilo porque es Procasa directamente quien le paga durante el año y ya se olvidan. Y ya es nosotros, los inquilinos los que le pagamos a Procasa nuestra parte. Ellos siempre van a cobrar el alquiler, es lo que quiero decir”, se explica el beneficiario de esta medida que actualmente vive en una casa donde habitan “cinco personas en unas buenas condiciones gracias a Agustín Rubiales que es el dueño de la vivienda que está metida en el programa de Alquiler Justo”, agradece.

“Por toda la mala situación económica por la que estábamos pasando desde la crisis, nos desahuciaron de la casa en la que vivíamos y tuvimos la posibilidad de realojarnos en esta casa de Rubiales durante 6 meses. Entonces fue cuando Procasa y el propietario alcanzaron este acuerdo de incluir la vivienda en el programa de Alquiler Justo y yo, por el baremo de mis ingresos, pago 53,50 euros, porque es que otra cosa no podemos pagar con la ayuda del paro o con lo que gano cuando me hacen esos pequeños contratos”, explica el inquilino que no puede más que agradecer “esta alternativa” que ofrece Alquiler Justo que permite “que una familia como la mía ni esté en la calle, ni en condiciones indignas”.

Una salida, beneficiosa para inquilinos y arrendadores que se puso en marcha de 2017 pero que, ojo, no hay que confundir con las distintas ayudas al alquiler de Servicios Sociales que, aunque también están permitiendo el derecho a la vivienda a muchísimas familias, unas 2.000, de hecho, tienen unas condiciones diferentes que el Alquiler Justo.

Veamos las diferencias. Procasa gestiona el registro de demandantes de Vivienda Protegida (actualmente compuesto por unas 4.000 familias). Las viviendas públicas que se hacen, o las que van quedando libres, se otorgan en orden a la puntuación del registro, pero para las personas o familias que no están en esos primeros puestos, pero tienen dificultades de pago, lo habitual es solicitar una ayuda al alquiler que se enmarca dentro de las prestaciones básicas del Plan Concertado de Servicios Sociales.

En estos casos, lo que existe es un contrato privado entre la persona arrendadora y la inquilina que es quien recibe la ayuda de los Servicios Sociales para una parte del alquiler comprometiéndose a pagar el resto para conservar la ayuda. Con todo, y con la intención de asegurar el destino correcto de la ayuda y ofrecer una mayor agilidad, se intenta que el endosatario (es decir, la persona que cobra la ayuda) sea el arrendador, aunque en todos los casos la ayuda va a nombre del inquilino que es quien tiene que cumplir todos los requisitos legales para recibirla. Así, realmente, el Ayuntamiento no ninguna obligación legal con el propietario de la vivienda.

Sin embargo, y aquí reside la principal diferencia entre ambos sistemas de ayuda, el programa Alquiler Justo sí se dirige directamente a las personas propietarias. Y aunque el contrato de alquiler se firma entre las partes, arrendador e inquilino, se hace también con la firma de Procasa, que se obliga a pagar la cuantía íntegra del alquiler mes a mes durante la duración completa del contrato. La persona usuaria pagaría luego la parte que corresponda según sus ingresos a Procasa pero, de darse morosidad, no afectaría a la propiedad.

Un programa que está funcionando sin incidencias

“Los casos que están actualmente acogidos al programa Alquiler Justo están funcionando de manera adecuada y con satisfacción por ambas partes”, confirman desde el Ayuntamiento de Cádiz donde insisten que este sistema evita “totalmente” al propietario la morosidad del inquilino. Además, con esta iniciativa Procasa pone la vivienda al seguimiento de una educadora social que visitará periódicamente el domicilio para asegurar que la casa a se mantiene en condiciones y no se dan problemas de convivencia con la vecindad. “Esto genera más garantías que cualquier alquiler privado donde no existe esta figura”, señalan desde el Consistorio.

El Alquiler Justo cubre, por tanto, la totalidad de la renta con precios adaptados a la realidad del mercado de alquiler de la ciudad con un máximo de 800 euros, según el estado y las condiciones de la vivienda, y mientras dura todo el contrato. La propiedad tiene además la posibilidad de disponer de un anticipo reintegrable de hasta 10.000 euros en obras previas a la firma del contrato.

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