Sucesos

“Muchas víctimas de los okupas terminan en la consulta de un psiquiatra”

La vivienda que fue okupada esta semana por cuatro personas en la Avenida Guadalquivir, en la Barriada de La Paz.

La vivienda que fue okupada esta semana por cuatro personas en la Avenida Guadalquivir, en la Barriada de La Paz. / Miguel Gómez (Cádiz)

A las pocas horas del final del intento de okupación de la vivienda de la Avenida Guadalquivir de la Barriada de La Paz, una plataforma antiokupas a nivel nacional con sede en Cádiz contactaba con este periódico para tratar de localizar a las últimas víctimas y poder asesorarlas así como para ofrecerles gratuitamente recomendaciones para intentar evitar verse de nuevo en una situación como la vivida. 

Pilar Martínez, residente en El Puerto de Santa María y cofundadora de esta plataforma (https://www.leyantiocupas.com) confiesa que ella fue víctima de la okupación ilegal de su vivienda y que, desde entonces sufre una parálisis facial “con la que me quedaré toda la vida”.

Y es más, Pilar asegura que “muchas víctimas de una okupación terminan en la consulta de un psiquiatra”.

Son muchas las recomendaciones que guarda en su haber Pilar Martínez pero mayor es su desconfianza en que alguien pueda poner fin a esta lacra ya que las leyes, sumadas a las mil y una tretas que utilizan estos usurpadores de viviendas, dan como resultado la total indefensión por parte de las víctimas “que viven con miedo” y por parte de una sociedad convencida de que no puede dejar ni dos días una vivienda vacías sin temor a que pueda ser okupada.

No recomiendan que se les corte la luz o el agua pero sí que se dejen de pagar los recibos

La portavoz de esta plataforma recuerda que “ese señor de Cádiz que intentaba acceder con una escalera y por una ventana a su propia vivienda podría haber sido acusado, si no hubiera sido agredido, de allanamiento de morada, un delito que le puede llegar a suponer un antecedente judicial que podría, algún día, llevarlo a la cárcel”.

Sin embargo, al otro lado están los okupas que se conocen al dedillo la legislación. “Entran en una casa y utilizan la figura de la usurpación de la vivienda alegando que llevan ya instalados varios días y que ya, por lo tanto, ésta se ha convertido en su morada y sólo un juez podrá echarlos de esa casa”. Martínez asegura que, además, el okupa puede terminar siendo acusado de un delito leve “porque creo que les obligan a pagar al propietario tres euros por cada día de okupación, una cantidad irrisoria, y si se declaran insolventes se van sin pagar ni eso. Se van a otro piso y borrón y cuenta nueva”.

En toda esta historia, Pilar Martínez afirma que las propia Policía se encuentra atada de pies y manos porque si alguien denuncia una okupación y el que está dentro de la casa dice que está ahí legalmente, los policías no pueden entrar “porque como crucen la puerta y el okupa les denuncia, pueden echarles incluso del cuerpo”.

El recurso de la vulnerabilidad ya lo tienen también perfectamente controlado y les basta con alegar que en el piso okupado viven niños u otro tipo de personas vulnerables para lograr hacerse más fuetes ante la Justicia. “Y los jueces saben que hay auténticas mafias que se pasan a los críos de casa en casa para utilizarlos como parapeto ante una solicitud de desalojo”.

Roban las cartas de los buzones para saber la identidad de los propietarios de los pisos

Pilar Martínez cuenta que existen varios tipos de okupación. Uno de ellos es el que denominan okupación indirecta que es cuando el piso está vacío y el propietario es una entidad bancaria. “Eso puede convertir el resto de hogares del edificio en auténticas cárceles”, significa Pilar Martínez, ya que afirma que muchos de estos okupas convierten las viviendas en narcopisos o en prostíbulos, o bien, “se convierten en personas que se dedican a destrozar las zonas comunes del edificio”. Cuenta el caso de una embarazada de seis meses que vivió un auténtico infierno cuando okuparon varias viviendas de su edificio “y no se puede usted imaginar el infierno en el que eso se convirtió”.

Desde esta plataforma antiokupas dan muchas recomendaciones y aclaran los resquicios de las leyes de los que se aprovechan los potenciales okupas. Por ejemplo no recomiendan que el propietario corte a los okupas ni la luz ni el agua, “pero sí es buena idea dejar de pagar los recibos, y, aunque el trámite suele ser largo, al final es la compañía de luz o de agua la que corta el suministro, de manera que nadie puede acusar a la víctima de la okupación de coacción”.

Otras muchos consejos tales como intentar no dejar cartas en los buzones, ya que hay auténticos vigilantes que entran en los edificios y cuando ven los buzones llenos roban la correspondencia y llegan a saber no sólo que la vivienda está desocupada sino, además, saben a la perfección la identidad de muchos de sus ocupantes, y hacen luego uso de esos datos para crear contratos ficticios que les puede hacer fuertes ante una “ley que beneficia al okupa y contra la que es realmente difícil de luchar sin un buen asesoramiento”.

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