Los últimos pasos para la gran reforma de tres barrios emblemáticos en Cádiz
Puntales, Loreto y Cerro del Moro esperan con ansias el final de varios proyectos esenciales para la mejora de la calidad de vida de sus vecinos
Desde la llegada de los ayuntamiento democráticos estos barrios han cambiado
Las imágenes de la 'nueva vida' de los Depósitos de Tabaco
La puesta en funcionamiento, al menos en su primera fase, de los Depósitos de Tabaco en Cádiz, va a ser una prueba de fuego para confirmar su evidente potencial como dinamizador de una de las zonas de la ciudad más necesitadas de un empujón.
Con vistas a Puntales, Loreto y Cerro del Moro, la transformación de este histórico complejo industrial en un centro cultural, de ocio y de nuevo empleo, es una pieza más de la transformación que vienen experimentando estos barrios desde hace tres décadas. Un proceso lento, ciertamente, pero que parece que por fin afronta el inicio de sus últimos capítulos, sin contar la incertidumbre que siempre se maneja con el Hospital Regional de Cádiz.
Desde la etapa final del mandato del socialista Carlos Díaz como alcalde de Cádiz, todos los estudios socioeconómicos que se han confeccionado en la ciudad han destacado la precaria situación de cientos de familias residentes en estos barrios.
Los informes, que se han ido repitiendo a lo largo de los años de cara a solicitar fondos europeos para la confeccionar proyectos de revitalización ciudadana, han evidenciado los problemas de formación y escolarización de muchos niños y jóvenes residentes en estos barrios, y en los vecinos de La Paz y Guillén Moreno. Se ha alertado sobre el envejecimiento de la población y la falta de recursos en muchos hogares unipersonales.
Los problemas de accesibilidad a muchos edificios, la necesidad de mejorar su sostenibilidad, también se plantean como aspectos negativos, así como el difícil acceso a espacios culturales y negativos.
Durante estos años, todos los gobiernos de la ciudad, desde Carlos Díaz hasta Bruno García, pasando por Teófila Martínez y José María González, han financiado con fondos propios y europeos, programas de recuperación social y económica. Mucho dinero que, en todo caso, no ha sido suficiente para acercar el nivel de ingresos, formación y calidad de vida de estos vecinos a la media de la ciudad.
Frente a esta realidad social, Cerro del Moro, Loreto y, especialmente, Puntales, sí han experimentado un espectacular cambio en lo que se refiere a la trama urbana, a la mejora más que sustancial de sus espacios públicos y, también, a su conexión con el resto de la ciudad conseguida tras el soterramiento de la vía férrea hace un cuarto de siglo.
Cabe recordar que hace cuatro décadas estos tres barrios de Puerta Tierra soportaban una degradación física que hoy es difícil de imaginar.
Calles sin asfaltar, ausencia de redes de saneamiento, espacios públicos inexistentes o sin urbanizar, complicada conexión con el resto de la trama urbana, ausencia de equipamientos culturales...
Hoy todo ello es muy diferente. Radicalmente diferente.
Nuevas viviendas en el Cerro del Moro
El Cerro del Moro, tal vez el barrio con mayor conflictividad social de los extramuros de hace cuarenta años, ha cambiado su fisonomía con un plan iniciado en 1994 para derribar sus precarias viviendas y levantar nuevos bloques. Aunque entonces se dijo que era un plan a diez años, todavía hoy esta ambiciosa operación sigue sin terminarse. Eso sí, el beneficio para el Cerro ha sido vital, unido directamente a la eliminación del muro que suponía la vía del tren.
Loreto contó con uno de los movimientos vecinales más activos en el final de la dictadura y principios de la democracia. Del mismo salieron algunos de los concejales de las primeras corporaciones municipales. Era un barrio sin calles asfaltadas hasta que se logró la urbanización de una extensa plaza.
Puntales es, de todo este territorio de los extramuros, el que ha experimentado una transformación más amplia.
En el inicio de esta historia el barrio estaba totalmente separado del resto de la ciudad, no solo por la vía del tren sino por la barrera que suponía la presencia de varias instalaciones industriales, especialmente la factoría de Construcciones Aeronáuticas, y de la gran explanada de entrevías, por la que en su momento pasaba el tren de mercancías. Un barrio, así, apartado y con nulo contacto con el casco histórico.
Arropado también por un movimiento vecinal muy activo y tras el arreglo del viario en el mandato de Carlos Díaz, la gran transformación llegará con Teófila Martínez.
Con el PP, la reforma integral del paseo marítimo de la Bahía extenderá este viario hasta el mismo castillo de Puntales, con un pequeño relleno que abrirá una puerta de lujo al barrio.
En la otra punta, la salida de las instalaciones industriales y el cierre del Varadero romperá definitivamente los muros del barrio. Además de su pequeña plaza, se contará con una de grandes dimensiones, pistas deportivas incluidas, donde estaba la explanada ferroviaria. Una conexión con la nueva avenida sobre el soterramiento y una conexión ya directa con sus vecinos de Loreto.
La reforma de Puntales
En la última etapa de gobierno de José María González se amplió la circunvalación del barrio y se reordenaron algunos espacios libres. Quedó por el camino la construcción de un gran espigón que se iba a adentrar en medio de la Bahía, al no cumplirse el calendario impuesto por Europa para su financiación.
Estos barrios se vieron favorecidos con un nuevo centro de salud y con amplias sedes para realizar actividades vecinales.
Ahora, ya con Bruno García Puntales, Loreto y Cerro del Moro afrontan la que debe ser la última fase de su recuperación urbana, que debe ir acompañada por una mejora de la calidad de vida, de la formación laboral y del crecimiento del empleo.
Los Depósitos abren su primera nave, aunque será la segunda, ya en ejecución, la que puede tener un mayor impacto por su carácter cultural.
A finales de año se darán también los primeros pasos para la construcción de la Ciudad de la Justicia, también en suelo de los Depósitos.
En este inmenso terreno el Grupo ABU construye el que será el edificio más alto de la ciudad, con 20 plantas, y otro equipamiento de viviendas de protección oficial. Todo complementado con jardines públicos. Otra promoción con más de 200 viviendas se construirá en el solar de Loreto, por lo que serán más de 300 las nuevas familias que llegarán a la zona.
Todo ello debería de ir acompañado con una ampliación de la oferta comercial actualmente existente.
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