Medio Ambiente

50 sombras verdes de Cádiz

  • Pepe Ugarte publica una segunda edición de '50 árboles de las calles de Cádiz', que se presentará el viernes 25 de junio en el ECCO

  • “Los árboles no se deben podar, salvo en casos muy excepcionales”, advierte el ingeniero agrónomo y profesor forestal

Portada de la segunda edición del libro de Pepe Ugarte.

Portada de la segunda edición del libro de Pepe Ugarte. / Pepe Ugarte

Más allá de los imponentes ficus del Mora y de la Alameda, de los míticos dragos y de las impresionantes araucarias, posiblemente pocos gaditanos sabrán identificar los árboles que a diario les procuran sombra, una bella estampa, resguardo algún de día de lluvia o, lo que es más importante, varios grados menos de temperatura en estos tiempos de calentamiento global y un aire más puro, como sumideros de CO2.

Pepe Ugarte, ingeniero agrónomo y profesor forestal en Medina Sidonia, acaba de publicar la segunda edición de 50 árboles de las calles de Cádiz, una guía visual de la ciudad arbórea que pretende informar al ciudadano, no ya solo de esos ejemplares emblemáticos, que también, sino de los árboles de al lado de casa, de los del parque del barrio, de los que vemos camino del trabajo, de la compra o de clase.

Este proyecto nació allá por 2012, que empecé a pasear por las calles de Cádiz fotografiando árboles. Tardé en completarlo entre 6 y 7 años, conforme mi pasión por los árboles se fue convirtiendo casi en una obsesión”, confiesa el profesor Ugarte a este periódico. Así, en el capítulo dedicado a los pinos piñoneros (Pinus pinea), por ejemplo, hay fotos de los principales ejemplares de Cádiz, su localización y las curiosidades asociadas a esa especie. Todo, sobre cincuenta clasificaciones diferentes, en 365 páginas, gráficas la mitad de ellas, aclara el autor.

Un espectacular ejemplar gaditano de ‘Araucaria Columnaris’. Un espectacular ejemplar gaditano de ‘Araucaria Columnaris’.

Un espectacular ejemplar gaditano de ‘Araucaria Columnaris’. / Pepe Ugarte

Ugarte destaca el ficus, el drago y el metrosidero como los árboles más representativos de la ciudad. “El metrosidero [Metrosideros excelsus tomentosus, vulgo Árbol del Hierro o de Navidad], del Parque Genovés, a sus aproximadamente cien años, es uno de los más antiguos de Europa, junto con uno similar que hay en La Coruña y algún otro en Galicia. Su porte es absolutamente inusual, una rareza, a partir del que se empezaron a comercializar el resto de los que vemos en nuestras calles y plazas”, explica el ingeniero.

En cualquier caso, no es el árbol más antiguo de la ciudad, distinción que ostentan los dragos (Dracaena drago). Uno, el de la Escuela de Artes del Callejón del Tinte, desgraciadamente falleció allá por 2013, pero queda otro de una edad similar en los jardines traseros del Obispado, que desgraciadamente no puede verse del todo desde la calle. “Debe rozar los 270 años. Hablamos de un ejemplar que en 1812, cuando La Pepa, ya tenía más de 60”, subraya el ingeniero.

Ugarte también reseña ciertos ejemplares únicos en la ciudad, como la Erythrina dominguezii, vulgarmente conocida como Árbol del Coral, en la Plaza de España, o las Araucarias Columnaris, cuya copa se inclina siempre en la dirección del Ecuador, con un impresionante exponente en uno de los extremos de la plaza de Las Tortugas, ya junto a Canalejas.

También se reseñan en el libro curiosidades de especímenes como el algarrobo (Ceratonia siliqua), cuyas duras y resistentes semillas envainadas tienen siempre exactamente el mismo peso, de manera que han sido utilizadas por egipcios, griegos, fenicios y romanos como unidad de medida de pequeñas cantidades de especias, piedras y metales preciosos y semipreciosos, hasta el punto de dar nombre al quilate. O las leyendas en torno al Árbol de Judas o del Amor (Cercis siliquastrum), hasta hace poco en flor en calles como Plocia o Lázaro Dou, entre otras muchas.

Un ejemplar de drago en el Parque Genovés. Un ejemplar de  drago en el Parque Genovés.

Un ejemplar de drago en el Parque Genovés. / Pepe Ugarte

El autor considera que en Cádiz, como en casi todas las ciudades de España, los árboles no se manejan bien, pero insiste en que este no es un defecto exclusivo de la capital gaditana. “Nos hemos acostumbrado a creer que todos los árboles hay que podarlos. Incluso en esta época, cuando lo que necesitamos es sombra –lamenta– Entiendo que a veces sea difícil compatibilizar el buen tratamiento de los árboles con las molestias que algunos ejemplares puedan dar a algunos vecinos. Pero conservarlos bien no es sólo una cuestión de estética sino que son imprescindibles en la lucha contra el calentamiento global. Los árboles no se deben podar, salvo en casos excepcionales”, recuerda el experto.

Otro de los asuntos que preocupa a Pepe Ugarte es la sustitución de unas especies que siempre estuvieron en determinado barrio, calle o plaza, por otras extrañas a ellas. “Cada árbol tiene su propia identidad y los vecinos se identifican con ellos”, asegura. Quién podría imaginar la Plaza del Árbol, por ejemplo, sin esos impresionantes, raros y retorcidos ejemplares de pino carrasco (Pinus halepensis), que la caracterizan desde hace tantas décadas. O el parque del chalet de Varela sin esas moreras (Morus alba) cuyas hojas daban de comer a los gusanos de seda que criaban los chiquillos de los años 60 y 70.

Pero lo importante, insiste el autor, es que los vecinos de la Barriada de la Paz sepan que la mayoría de los árboles que acompañan sus vidas son olmos comunes (Olmus minor) y en Bahía Blanca, melias (Melia azedarach), y así, en todos los barrios de Cádiz.

Está previsto que esta segunda edición de 50 árboles de las calles de Cádiz se presente el próximo viernes 25 de junio a las 19:00 horas en el Espacio de Cultura Contemporánea (ECCO), en el Paseo de Carlos III, 5.

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