Un equipo de gobierno, un nuevo equipamiento para las personas sin hogar, un procedimiento para elegir empresa que lo gestione y una persona que se cruza en estos tres caminos y que actualmente es la directora de ese nuevo equipamiento. La apertura del denominado Hogar Fermín Salvochea está llena de coincidencias o carambolas relacionadas con la figura de su coordinadora, María Jesús Romero.

Activista reconocida en la ciudad por su labor con las personas que duermen en la calle, Romero ha sido la persona seleccionada por la adjudicataria del servicio de atención a las personas sin hogar, la Fundación Atenea. Empresa que ha obtenido este servicio con su oferta un 3,5% inferior al precio de licitación del contrato (1.254.545,46 euros, por un período de dos años prorrogable un tercero).

Esta fundación ‘ganó’ el proceso de adjudicación a la otra empresa que concurrió al concurso público, Atención Social en Emergencias Grupo 5, que es la empresa que hasta ahora se ha hecho cargo de estos servicios municipales. Y en ese proceso cobró especial relevancia un “comité de expertos” que el equipo de gobierno nombró en Junta de Gobierno Local celebrada el 15 de febrero de 2019 y que se encargó de emitir un informe sobre una serie de criterios “evaluables mediante juicio de valor”, según indica la propia documentación que forma parte de este expediente de adjudicación.

Cuatro eran las personas que la delegación de Asuntos Sociales designaron para este comité de expertos que, según el pliego de condiciones, “podrán pertenecer a los servicios dependientes del órgano de contratación, pero en ningún caso podrán estar adscritos al órgano proponente del contrato, al que corresponderá realizar la evaluación de las ofertas”. Y entre esas cuatro figuraba María Jesús Romero, “trabajadora social con amplia experiencia en el ámbito asociativo y con personas sin hogar”, reza en el acuerdo de nombramiento que se adoptó ese 15 de febrero del año pasado.

La labor de Romero y de los otros tres expertos se centró en cuestiones tan dispares como analizar las medidas propuestas para conciliar la vida personal, laboral y familiar de la plantilla que asuma la ejecución del contrato (que la empresa descartada cumplía en los tres apartados establecidos mientras que Atenea sólo en uno de ellos, pese a lo cual recibieron 5 y 2,25 puntos, respectivamente), la metodología de participación (que le valió a la empresa ganadora 9,5 puntos sobre 10, frente a 0,75 puntos de su competidora), la coordinación o complementariedad con otras entidades (4 puntos sobre 4 posibles para Atenea frente a 0,5 del Grupo 5), o las relaciones que se quieren facilitar en la intervención con los usuarios (2 de 2 para Atenea y 0,3 para Grupo 5), entre otros aspectos que le valieron a la fundación adjudicataria a obtener una mejor puntuación en el apartado técnico de las propuestas.

La primera carambola en esta historia (que ha causado cierto recelo entre algunos colectivos sociales de la ciudad y también entre la oposición al equipo de gobierno) es que la empresa adjudicataria haya seleccionado precisamente a una de las personas que formaron parte de ese comité de expertos para coordinar el nuevo centro de alta tolerancia.

Además, la persona elegida es vieja conocida del propio equipo de gobierno, que apoyó de manera directa en el año 2015 formando parte incluso de la candidatura que a esas elecciones municipales presentó Ganar Cádiz en Común y que lideraba Martín Vila. Concretamente, María Jesús Romero figuraba en el puesto 20 de esa lista, afirmando entonces ella misma que se sumaba “a la acción colectiva, sin líneas rojas y sin limitar a nadie que quiera entender que la unión y la participación es la única arma para construir la ciudad”, haciendo referencia a tres premisas: “cumplir, repartir y estar unidos”.

En esa candidatura a las municipales de 2015 también iba (como número 8) la actual concejala de Servicios Sociales, Helena Fernández, que es la que ha firmado el contrato con la Fundación Atenea que el comité de expertos del que formaba parte María Jesús Romero determinó que era la empresa idónea, para que posteriormente esa empresa determinara que la propia Romero era la persona idónea para gestionar este nuevo centro. Cuestión de carambolas.