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El puerto de Cádiz no contempla limitar el número de cruceros

El puerto de Cádiz no contempla limitar el número de cruceros

El puerto de Cádiz no contempla limitar el número de cruceros / Julio González (Cádiz)

Palma de Mallorca se convertía ayer oficialmente en el primer puerto español que limita a 3 como máximo la llegada de cruceros turísticos a su puerto.

Con la firma de este memorándum de intenciones entre el Govern balear y las navieras turísticas, Palma es el segundo puerto del Mediterráneo tras Dubrovnik que cierra un acuerdo de estas características para compatibilizar el turismo, la protección cultural y medioambiental de la ciudad y la convivencia con los residentes, según una nota de la agencia Efe.

Desde la Autoridad Portuaria de la Bahía de  Cádiz (APBC) han negado de manera categórica que el Muelle gaditano vaya a aplicar limitaciones de este tipo. Esta confirmación la asientan en argumentos más que convincentes que hacen ver que, a pesar del posicionamiento de Cádiz dentro del sector a nivel peninsular, nuestro caso está aún muy lejos de las cifras que registran puertos como el de Barcelona o Palma.

Cabe recordar que Barcelona ya limitó a siete el número de cruceros atracados en un mismo día, una cifra que afianza la tesis mantenida desde la APBC sobre la idea de que Cádiz, a pesar de todos los pesares, juega en otra liga diferente al puerto mallorquín o al barcelonés.

Imagen del periódico El Español del puerto de Barcelona Imagen del periódico El Español del puerto de Barcelona

Imagen del periódico El Español del puerto de Barcelona

Hay dos argumentos fundamentales que sustentan la posición de la APBC. Uno de ellos es que aunque Cádiz está en el top 5, a nivel nacional, en el número de atraques de cruceros, Barcelona y Baleares se mueven en otras cifras. Tomando como referencia las de 2019, Barcelona movió 3,1 millones de turistas y Baleares, 2,6 millones, mientras que Cádiz se quedó en una cifra algo más tímida aunque no menos valiosa como son los 477.000 pasajeros.

En cuanto a número de escalas, Barcelona registró en 2019 un total de 800 escalas; Baleares 820 y Cádiz, 315.

A esto se le suma otra razón de peso esgrimida por la propia Teófila Martínez, presidenta de la APBC, en muchos de sus discursos y presentaciones en jornadas y encuentros relacionados con el sector de los cruceros. En 2022, de los 365 días que tiene el año, 173 no habrá ningún crucero, 115 habrá un solo crucero, 50 días habrá 2 cruceros, 17 días habrá 3 cruceros, 6 días habrá 4, 3 días habrá 5 y un día habrá 6 cruceros.

Esto quiere decir que el puerto de Cádiz sólo estaría 27 días a lo largo de este año por encima de esos tres cruceros que sustentan la idea de Palma de Mallorca. "Esto quiere decir que no existe una turistificación ni una masificación en la ciudad por los cruceros", según indican desde la APBC

Sólo uno podrá ser un megacrucero

Por otra parte, Baleares y representantes de las grandes empresas de la industria turística y de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA) han sellado este acuerdo por el que hasta 2026 en el puerto de Palma solo podrán coincidir tres cruceros al día, y de ellos solo uno podrá ser un megacrucero con más de 5.000 pasajeros.

Únicamente en la actual temporada turística, que ya está en marcha, podrán arribar cuatro buques a la ciudad mediterránea en determinadas fechas, solo 18 días en todo el año. En total, la media diaria de cruceristas en una semana no debe sobrepasar los 8.000 turistas.

Espectacular imagen del puerto de cruceros de Palma Espectacular imagen del puerto de cruceros de Palma

Espectacular imagen del puerto de cruceros de Palma / Turinews

Este memorándum de entendimiento ha sido rubricado por parte del Govern balear por su presidenta, Francina Armengol, y los representantes de las navieras en el Palacio de Congresos, frente al puerto balear, en presencia del secretario de Estado de Turismo, Fernando Valdés, el conseller de Turismo, Iago Negueruela, la presidenta del Consell de Mallorca, Catalina Cladera, y el alcalde de Palma, José Hila.

Esta firma es el culmen de dos años de negociación para iniciar un nuevo modelo en este sector que busca la sostenibilidad del turismo de cruceros.

El acuerdo fue alcanzado el pasado mes de diciembre, en Hamburgo, entre el Ejecutivo balear y la industria crucerista y supone un precedente tanto en el sector en España, como entre los principales destinos del Mediterráneo, al regular por primera vez la llegada de grandes buques.

La industria crucerista genera 500 millones de euros en Baleares y emplea a algo más de 4.000 personas.

En su intervención, el secretario de Estado de Turismo ha destacado la cooperación público y privada en favor de este sector turístico y también para preservar la convivencia entre turistas y residentes.

Es un acuerdo "histórico", ha apostillado Valdés, que ha subrayado que la intención es que Palma, el primer puerto de cruceros de España, reciba una cantidad de turistas que permita el beneficio económico y su protección cultural y social.

"Se trata de convivir y hacer posible la convivencia de los que desembarcan en Palma, para que disfruten de esta maravillosa ciudad, y de los que viven en Palma, sin que sus ciudadanos renieguen de la riqueza que genera el turismo", ha afirmado.

Por su parte, la presidenta balear ha resaltado los "muchos años de trabajo arduo y complicado" hasta la firma de este acuerdo.

La "clave" de este memorándum de entendimiento es el "equilibrio" y "pensar en el turismo de hoy y en el de mañana", ha dicho.

Armengol ha comentado que "se entiende muy bien" que se quiera disfrutar de una de las ciudades más bellas del Mediterráneo y la necesidad de no colapsar sus zonas más emblemáticas.

La presidenta ha apostado por garantizar la economía turística balear y que sus empleados dispongan de empleos de calidad, para lo cual ha considerado necesario "huir de la masificación".

"El turismo también tiene que ser equilibrado para los residentes, que tienen sus derechos, que hay que respetarlos", ha defendido.

Finalmente, ha reconocido que este tipo de política de límites son "controvertidas", pero Armengol las "asume para "avanzar" hacia una turismo sostenible.

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