Rafael Manzano Martos. Arquitecto

"Soy un producto netamente gaditano"

  • Hoy recibe el título de Hijo Predilecto y afirma que todavía no se lo cree · Le emociona compartir galardón con Ristori, porque dice que nunca olvidará el día de la explosión

Rafael Manzano no se lo cree. Hoy será nombrado Hijo Predilecto de Cádiz y está emocionadísimo. Atiende muy amablemente a este periódico por teléfono desde Sevilla y se le corta la voz al recordar a su madre, quien le inculcó el amor que le tiene a su ciudad natal.

-Enhorabuena. ¿Qué significa para usted este reconocimiento?

-No sabes lo emocionado que estoy y lo que me ha impresionado, porque era algo que nunca pude esperar. Entre otras cosas porque aunque he querido mucho a mi ciudad natal, Cádiz no me debe a mí nada. Yo se lo debo todo. He trabajado mucho por otras ciudades pero por Cádiz he hecho poco, admirarla nada más. Una vez hice unos arreglos, quité humedades a la Santa Cueva. Obras menores. No he hecho nunca ni un solo proyecto. Últimamente me han encargado una casita en la Alameda y estoy encantado. Es la primera obrita que hago en Cádiz. Tengo muy buenos discípulos allí, un grupo fantástico, cariñosísimo, y los veo con frecuencia. Ellos me invitan a ir a Cádiz, les doy conferencias, paseamos viendo determinados monumentos y hablando de ellos. Pero la verdad es que Cádiz ha sido para mí un lugar de deleite, de relajo, de descanso, de volver al lugar de origen. Luego, tengo una especie de sensación de estar siempre alejado de ella, de estar un poco desterrado. Porque mi madre me lo metió en mi sensibilidad. Ella era gaditana y mi padre también. Ambos, por motivos de trabajo de mi padre, se fueron a vivir a Jerez cuando yo era muy niño. Entonces, mi madre siempre me decía que allí estaba triste, desterrada. Mi padre tenía su trabajo en Jerez y estaba a gusto allí, pero mi madre no lo asumió nunca. Estos días me he emocionado mucho pensando en ella (le tiembla la voz y tiene que parar de hablar). Porque para ella sería volver a su Cádiz, al que ella quería muchísimo, por la puerta grande. El amor a Cádiz se lo debo sobre todo a ella. Cuando voy a Cádiz, voy siempre pensando en su tierra que es la mía. Es donde yo vi ese sol mágico primero, ese sol maravilloso, la salada claridad de esta tierra (se emociona, de nuevo).

-¿Cómo se enteró de la noticia?

-Estaba en Chicago, porque me dieron un premio allí el año pasado y fui para estar con el arquitecto que me ha sucedido. Me llevé el móvil pero no me funcionaba. Entonces, cuando llegué a Madrid, vi que tenía una cantidad de mensajes enorme. Uno era de mi hermana, que vive en Jerez, y no sé por qué fue el primero que leí. Me decía: "¿Cómo se duerme de Hijo Predilecto de Cádiz?", o algo así. Y la llamé inmediatamente. No me lo podía creer, estaba impresionadísimo. Después, empecé a llamar a mis alumnos a ver si alguno de ellos lo había movido. Pero luego supe que había sido la alcaldesa, mi alcaldesa, la que me ha propuesto.

-Alguna vez ha dicho que Cádiz es la ciudad más maravillosa.

-A mí me parece una ciudad mágica, única e irrepetible. La otra ciudad que curiosamente amo es Granada. Primero porque en Granada me enamoré, en segundo lugar porque mi abuelo materno era granadino. Yo fui a Alama de Granada cuando tenía 16 años, me enamoré de una prima mía y también de Granada y de toda aquella alta Andalucía. Pero es una ciudad que es la antítesis de Cádiz. Cádiz es de todo menos islámica y en cambio, Granada es profundamente islamizada. Seguramente se enamora también uno de las cosas por contraste. Agrandado por la ilusión del novio que va a ver a la novia.

-¿Por qué ha trabajado tan poco aquí?

-Simplemente porque Cádiz tenía sus arquitectos, yo estaba en Sevilla y no me encargaban nada. Intenté hacer algunas obras de restauración de monumentos y cómo tenía las tareas de Sevilla, no me las encargaban. He hecho muchas obras de restauración monumental en Huelva, algunas en Granada..., en toda Andalucía. En Córdoba he hecho las obras más importantes que he hecho en esta vida, las que más ilusión me han producido y donde he trabajado más obsesivamente y más ilusionadamente, porque era consciente de que estaba haciendo algo de gran trascendencia para España. Y Cádiz era ir a verla. Y ahora, yo creo que este es un gesto maternal de Cádiz (se emociona).

-Cuando pasea por esta ciudad, ¿Qué añora del Cádiz de su niñez?

-Es curioso porque yo recuerdo muy bien el Cádiz de mi niñez. En primer lugar, Cádiz, felizmente, es de las ciudades que menos han mutado, se conserva con bastante integridad. Lo que sí añoro y me sorprende más es el cambio respecto al extramuro. Yo recuerdo una Puerta de Tierra en la que se veía a los dos lados el mar. Recuerdo cuando el tranvía pasaba por la puerta central de las Puertas de Tierra y la sensación de vivir dentro de una ciudad fortaleza. Era fantástica esa sensación de aislamiento, de ciudad única, de ciudad potente, de ciudad fuerte. Uno de los momentos de mi vida que no podré olvidar fue la explosión del año 47. Me emociona mucho compartir esto con el Hijo Adoptivo, Antonio Ristori. Yo estaba en Puerto Real, en una casa muy bonita que tenía mi abuela. Ella era gaditana, y la gente de Cádiz veraneaba en Puerto Real. Yo le debo mucho a la arquitectura gaditana, a la de Jerez y a la de Puerto Real. Sobre todo a mi casa de Puerto Real.

-¿Cree que haber nacido en Cádiz se refleja en su obra?

-Sin duda. Primero, porque yo he paseado mucho por Cádiz dibujando arquitectura. Tuve amigos gaditanos pintorescos y por supuesto a mi familia. Muchas veces, cuando me dicen que no soy de Cádiz, yo les digo: "Miradme, de dónde puedo ser si no es de Cádiz". Soy un producto netamente gaditano, no puedo engañar a nadie. Como yo soy, sólo puedo haber nacido en aquella ciudad.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios