Historias de Cádiz

El primer teléfono de Cádiz

  • En 1878 Enrique Bonnet logró hablar con unos amigos a larga distancia en la plaza de Fragela  l  El micrófono fue probado en el patio del colegio de San Felipe Neri

El micrófono aplicado al teléfono fue probado en el patio de San Felipe

El micrófono aplicado al teléfono fue probado en el patio de San Felipe / Archivo

Historiadores y científicos aún discuten sobre si el teléfono fue inventado por Alexander Graham Bell o por Antonio Meucci. Lo cierto es que dicho invento se dio a conocer al público en general en la Exposición de Filadelfia de 1876 por Graham Bell. Poco tiempo más tarde, en enero de 1878, y siguiendo las someras  indicaciones de las revistas especializadas, el telegrafista afincado en Cádiz, Enrique Bonnet, consiguió  reproducir el invento y probarlo con total éxito. 

Bonnet había nacido en Murcia y llegó a Cádiz como telegrafista hacia 1861. Pronto destacó por sus estudios sobre la electricidad, llegando a coloca r señales luminosas en las boyas de entrada al puerto de Cádiz en colaboración con el ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, Luis de la Orden.  Fue también destacado relojero y contribuyó a la colocación del alumbrado eléctrico en muchos puntos de nuestra ciudad.

Al conocer las novedades presentadas por Graham Bell en Filadelfia y con apenas unas escasas explicaciones, Bonnet decidió construir en Cádiz una réplica del teléfono, que tuvo lista  al comenzar el año de 1878.

En la tarde del 31 de enero de ese año, Bonnet y varios amigos acudieron al Gran Teatro de la plaza de Fragela para probar el aparato en unión de un periodista de Diario de Cádiz. El edificio no era el actual teatro, sino uno anterior que desapareció tras el incendio de agosto de 1881. Era un bello coliseo de cuatro plantas y robusta construcción. La transmisión se llevó a cabo entre la secretaría, en la planta baja, y el cuarto piso, donde se situaron Enrique Bonnet con sus amigos Juliá, Ory, el doctor Gómez Plana y otros curiosos. En la secretaría permanecieron el periodista y otros amigos. 

Gómez Plana fue el primero en hablar:

-”Gloria al inventor del teléfono”-

El periodista replicó:

-”Y a su constructor en Cádiz”.

A continuación hablaron los asistentes y  hasta Juliá entonó  unas  canciones para comprobar el sonido del nuevo invento. Todos quedaron maravillados del artilugio, recibiendo Bonnet infinidad de felicitaciones. 

El redactor del Diario, del que lamentablemente no conocemos su nombre,   quedó maravillado con el invento y con sus posibilidades de futuro, “ el aparato no puede ser más sencillo ni más cómodo, pudiendo hablar de casa en casa  y de pueblo en pueblo con un costo al alcance de todas las fortunas,  por el bajo precio de los aparatos, de los hilos de conducción y por la baratura de la instalación.”

Pero el aparato inventado por Graham Bell y su replica gaditana a cargo de Enrique Bonnet tenían enormes defectos, entre ellos la falta de micrófono. Tanto uno como otro utilizaban el mismo artefacto para hablar y para oír, siendo necesario llevarlo  indistintamente del oído a la boca para mantener una conversación.

La solución a este problema llegaría poco después. En mayo de ese mismo año de 1878 el británico David Edward Hughes presentaba el ‘micrófono de carbón’ ante la Royal Society de Londres. Era un artefacto  que vendría a complementar el teléfono.  Al mes siguiente, Hughes publicaba con todo género de detalles su invento y la noticia llegaba en Cádiz a  manos del telegrafista Enrique Bonnet.

En unos días, en su taller de Cádiz, Bonnet fabricó una reproducción perfecta del micrófono y se dispuso a presentarlo a sus amistades, como había hecho poco antes con el teléfono.

En esta ocasión el lugar elegido para las pruebas fue el colegio de San Felipe Neri, en la calle San José. Aún no había n llegado los marianistas a nuestra ciudad y San Felipe ya  era en aquellos un prestigioso colegio que dirigía el canónigo de la Catedral Francisco Lora.

Estas pruebas tuvieron lugar  el 15 de julio de 1878, apenas unos días después de hacerse público el invento de Hughes.  Esta rapidez nos da buena idea de la capacidad creativa y científica de Bonnet. Acompañaban al telegrafista gaditano en estas pruebas su amigo el ingeniero de Caminos, Luis de la Orden, el sacerdote y director del colegio Francisco Lora y las otras personas que habían asistido a las pruebas del teléfono en el teatro de la plaza de Fragela. 

Según el redactor de Diario de Cádiz, “el micrófono es el mismo teléfono puesto en comunicación con una pila eléctrica, de potencia adecuada a la distancia y, además,  una tablita delgada de pino que contiene una barrita de carbón que reproduce las vibraciones”. “Tiene también un timbre que, puesto en movimiento, avisa para que se dispongan a escuchar”.

Los experimentos  que se  llevaron a cabo fueron muy variados, aparte de mantener conversaciones  de una parte a la otra del colegio, Bonnet colocó cerca del micrófono una pequeña caja de música  cuya notas pudieron oírse  a la perfección desde el lugar donde estaba colocado el aparato receptor. También fue colocado, por uno de los asistentes al experimento, un reloj de bolsillo y los de la estación receptora pudieron escuchar con toda nitidez  “su tic-tac tan aumentado que parecía un reloj de pared”.

El redactor del Diario de Cádiz señalaba a sus lectores “el teléfono podrá ser de aplicación en oficinas públicas y particulares, pues puede ser utilizarlo por  cualquier persona sin conocimientos científicos y ponerse en contacto con cualquier otra persona y en cualquier lugar”.

Pero por mucha imaginación que tuviera el redactor nunca pudo llegar a pensar que el teléfono, pocos años más tarde, estaría al alcance de todos y sería poco menos que indispensable.

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