Cuando la playa de Cádiz se llamaba 'del Sur'
Historias de Cádiz
El nombre de ‘La Victoria’ responde al de un modesto ventorrillo situado frente al actual Hospital Puerta del Mar
Hasta 1907 la arena estaba ocupada por dos almadrabas
La playa principal de Cádiz, que hoy conocemos con el nombre de la Victoria, era completamente desconocida por los gaditanos hasta bien entrado el siglo XX. En las guías antiguas de Cádiz, del siglo XIX, encontramos que la playa era denominada ‘del Sur’ y que se extendía desde las murallas de las Puertas de Tierra hasta Torregorda. Estaba completamente deshabitada y únicamente contaba con las instalaciones de dos almadrabas; la primera denominada ‘Torre de San Sebastián, más próxima al centro de la ciudad, y la segunda, ya en la zona de Cortadura, ‘Torregorda’. Ademas de las anclas, redes y otros materiales propios de las almadrabas, en la playa había unas pequeñas construcciones de madera para la salazón y escabechado de los atunes capturados.
Los baños de mar no llegarían hasta la segunda mitad del siglo XIX. Al parecer fueron puestos de moda por la Reina Isabel II, a la que los médicos recomendaron baños de agua salada para curar las enfermedades de la piel. En Cádiz los baños de mar tenían lugar en el Alameda, en los llamados Baños del Carmen, en la Caleta, en los denominados Baños del Real, y en la puerta de San Carlos, en lo que hoy es la plaza de España y donde había unas modestas casetas. Nadie podía imaginar que la inmensa playa del Sur, que llegaba hasta la lejanísima Torregorda, pudiera tener otra utilidad que no fuera la marinera o la pescadora.
Nadie le llamaba todavía de la Victoria. En 1904 aparecieron los llamados ‘duros antiguos’ y todas las crónicas relataban que las monedas habían sido encontradas en la almadraba de la ‘playa del Sur’.
La llegada del tranvía, en 1906, vino a transformar radicalmente la vida de la ciudad de Cádiz. Los vecinos del centro urbano empezaron a pasear por los grandes terrenos de extramuros donde fueron abiertos varios ventorrillos. En los pequeños núcleos urbanos de San Severiano o San José comenzaron las construcciones y aumentó el número de vecinos. El tranvía de Cádiz a San Fernando y Carraca facilitó, además, que los gaditanos conocieran que disponían de una hermosísima playa, completamente desierta.
En las crónicas del viaje inaugural podemos leer que los ventorrrillos de los extramuros estaban adornados con banderas para la ocasión, entre ellos el conocido como ‘de la Victoria’, situado entre la parroquia de San José y la Cortadura. Este ventorrillo daba nombre a la zona cercana que era conocido por todos como zona de la Victoria.
El tranvía, que partía de la Alameda, estableció como una de sus paradas el citado ventorrillo La Victoria, lugar adecuado para subir y bajar del tranvía para todos los que querían conocer la hermosísima playa.
Al mismo tiempo surgió la idea de levantar un moderno balneario en la zona ya conocida como La Victoria. La idea partió de los mismos propietarios del Tranvía de Cádiz a San Fernando a Carraca, que mientras comprobaban los trabajos de levantar la vía del tranvía pudieron comprobar la belleza de la zona y las magníficas condiciones para acoger un moderno balneario al estilo de los que ya existían en algunas poblaciones del sur de Francia y norte de España.
Curiosamente, en la ceremonia de inauguración del tranvía, 1906, el alcalde de Cádiz, Cayetano del Toro, se refirió a este proyecto anunciando toda clase de ayudas para el balneario “próximo a ser construido en la zona de la Victoria”.
En efecto, tanto del Toro como los alcaldes que le sucedieron llevaron a cabo una decidida política para ayudar a la construcción del Balneario y a urbanizar toda la zona conocida como la Victoria, ofreciendo para ello terrenos gratis para todos los que quisieran construir y hasta concediendo los materiales procedentes del derribo de la muralla.
El 11 de enero de 1907 quedó constituida en Cádiz la sociedad para levantar un balneario ‘en la Victoria’ y el mismo días una vagonetas utilizaron las vías del tranvía para llevar materiales del derribo de las murallas hasta el lugar ‘de la Victoria’ donde se iba a construir el balneario.
Formaron parte de esta sociedad del “Balneario en la Victoria”, y junto a la Compañía de Tranvías, algunos gaditanos como José Paredes, Arturo Marenco, Emilio Freire y Luis de la Torre. Presidente fue nombrado Fernando García de Arboleya. Como arquitectos, realizaron los proyectos Romero Barrero y Hernández-Rubio.
Las obras de construcción de este balneario llamaron poderosamente la atención de los gaditanos. Los domingos y días festivos la Compañía de Tranvías tenía que reforzar el servicio porque eran cientos de gaditanos los que acudían a ‘la Victoria’ para ver las obras del balneario y pasear un rato por la inmensa y desconocida playa.
Poco antes de ser inaugurado, los propietarios del nuevo establecimiento decidieron colocar en el tejado y con unas inmensas letras el nombre de “Balneario Victoria”.
La confusión vendría poco después, ya que en las postales turísticas y en la propaganda de nuestra ciudad algunos impresores citaron a l establecimiento como ‘Balneario Reina Victoria’, en referencia a Victoria Eugenia de Battemberg, que había contraído matrimonio con el Rey Alfonso XIII en esas mismas fechas.
También el propio Ayuntamiento de Cádiz ayudó a la confusión. En tiempos del alcalde Ramón de Carranza el municipio se hizo cargo del balneario para transformarlo en hotel y decidió llamarlo Reina Victoria.
Pero tanto el nombre del Balneario como el de la playa, Victoria, no obedece a triunfo en batalla alguna ni a Reina consorte, sino a un modesto ventorrillo.
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