Los nombres del puente sobre la bahía de Cádiz

Historias de Cádiz

Paco Alba, en nombre de los comparsistas gaditanos, propuso el de José León de Carranza l Franco señaló que el nombre adecuado era el del fallecido alcalde

Autobuses gratuitos para la inauguración del puente
Autobuses gratuitos para la inauguración del puente / Archivo

Al comenzar el año de 1969 las obras de construcción del puente sobre la bahía de Cádiz estaban a punto de finalizar. Surgió entonces la necesidad de dotar de nombre a la flamante construcción, barajándose diversas soluciones.

Algunos vecinos eran de la opinión de que el puente debía ser llamado “avenida de Puerto Real”, como símbolo de hermandad con la población vecina, sobre la que descansa gran parte de la obra. Varias peñas gaditanas pidieron al Ayuntamiento que el puente llevara el nombre de “José León de Carranza”, como homenaje al alcalde que tanto había luchado para lograr esa infraestructura.

El 24 de enero de ese año, la Comisión de Fiestas convocó a los representantes de las agrupaciones carnavalescas para tratar de las próximas Fiestas Típicas. Vicente Moral, acompañado de Evelio Ingunza y Francisco Alarcón. presidió una larga reunión para fijar algunos detalles de los festejos. Finalizada la sesión, Paco Alba pidió la palabra para leer unas líneas en las que aseguraba que la población gaditana quería que el puente llevara el nombre del alcalde José León de Carranza. Esta petición fue aprobada por aclamación de los presentes, pidiendo todos que fuera llevada al pleno municipal para su aprobación.

José León de Carranza, con las condiciones físicas muy mermadas, seguía al frente del Ayuntamiento. En 1966 había sufrido un gravísimo accidente de automóvil en Río Arillo y posteriormente se le detectó una grave enfermedad de la que era tratado en Alemania. La gestión municipal era llevada por el primer teniente de alcalde, Jerónimo Almagro, que informaba a Carranza de los asuntos de mayor importancia y trascendencia

El alcalde, al conocer la propuesta de la Comisión de Fiestas y de sus propios compañeros de Corporación, rechazó de plano la idea. Carranza convocó a la prensa para manifestar que agradecía de corazón todas esas manifestaciones, pero que “mientras yo viva no quiero homenajes de ningún tipo y menos que se ponga mi nombre a una obra que hemos hecho todos los gaditanos”. El alcalde añadió, “trabajo con todo cariño por Cádiz, donde tengo el orgullo de haber nacido y por mucho que yo trabaje seré siempre deudor de Cádiz”. El alcalde finalizó diciendo “yo me iré del Ayuntamiento callado y en silencio, ya que el cargo me ha producido múltiples alegrías y hasta hoy puedo afirmar con orgullo que no me ha producido el menor disgusto y sí innumerables satisfacciones”.

Ante esta negativa, el Ayuntamiento de Cádiz acordó que el nuevo puente llevara el nombre del Jefe del Estado, Francisco Franco, al que agradecían el interés tomado en el asunto y su intervención directa para solucionar algunos inconvenientes. Esta petición, como era preceptivo, fue enviada al Ministerio de Obras Públicas, a cuyo frente se encontraba el ministro Silva Muñoz y como subsecretario el hijo adoptivo de Cádiz, Juan Antonio Ollero.

Pero los acontecimientos se precipitaron con el fallecimiento del alcalde. Carranza estaba recibiendo tratamiento en Alemania cuando una grave crisis lo puso al borde de la muerte. Un avión medicalizado de la Marina de los Estados Unidos lo trasladó hasta la base de Rota y de allí fue llevado a su domicilio donde fallecería al día siguiente, 21 de mayo de 1969.

El puente estaba prácticamente terminado. El nuevo alcalde, Jerónimo Almagro, y sus compañeros de corporación cruzaron a pie el nuevo puente el 29 de agosto de ese mismo año, para dar un abrazo a sus compañeros de la Corporación municipal de Puerto Real y tres días después el buque transbordador Santa Cruz de Tenerife cruzaba el puente camino de la factoría de la Bazán.

Por fin el 25 de setiembre, el Ayuntamiento de Cádiz recibió un escrito del Jefe del Estado en el que Franco agradecía la petición de que el puente llevara su nombre, pero entendía que debía llevar el de José León de Carranza. Franco añadía en su escrito que Carranza era el hombre que más había luchado por el puente y que gracias a su tesón la obra se había llevado a cabo.

El pleno muncipal, en la misma fecha anterior, acordó que el nombre de José León de Carranza quedara colocado en la entrada del puente con materiales nobles y que también quedara constancia de que nombre del puente había sido deseo expreso del Jefe del Estado.

Para todos los detalles de la inauguración fue nombrada una comisión de concejales compuesta por Ingunza León, Moral, Alonso, Alarcón Daza, Lazarich Andreu y el secretario de la Corporación.

La inauguración del puente tuvo lugar en octubre de ese mismo año. Pese a las invitaciones, Franco no pudo asistir y no vería el funcionamiento de los brazos levadizos hasta el siguiente año. La inauguración fue una jornada festiva en la que no faltó el clásico Levante. Bandas de música recorrieron la ciudad en alegre diana y numerosos gaditanos acudieron al muelle para embarcar en alguno de los remolcadores puestos gratuitamente para presenciar desde el mar la inauguración. Otros tuvieron un servicio gratuto de autobuses que la empresa Transportes Generales Comes puso a disposición de todos.

Un impresionante gentío acompañó a las autoridades, encabezadas por el ministro de Obras Públicas, Silva Muñoz, y el alcalde de la ciudad, Jerónimo Almagro. La viuda de Carranza descubrió un busto dedicado a su marido que fue bendecido por el obispo Añoveros. Una flotilla de dragaminas al mando del sobrino de Carranza, Gabino Aranda, cruzó el puente.

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