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Los negocios de Cádiz sufren las consecuencias de la subida de la luz

Negocios a contraluz

  • Los propietarios de los pequeños negocios afirman sentirse “asfixiados” por la subida del precio de la luz y coinciden en que es un “disparate”

Una clienta, bajo el secador de la peluqueria de Begoña, ubicada en pleno Mentidero de Cádiz

Una clienta, bajo el secador de la peluqueria de Begoña, ubicada en pleno Mentidero de Cádiz / Julio González (Cádiz)

Si empezamos por el final, pocos son los gaditanos que realmente se han enterado el por qué de esta megasubida del precio de la luz. Lo explicamos los periodistas, al menos los que sí parece que se han enterado, lo explican los especialistas, nos envían desde las eléctricas folios para aleccionarnos, pero, al final, nadie lo entiende. Todos piensan que eso de ponerse a planchar a las doce de la noche no cuadra. Tampoco cuadra eso de tener que esperar a la hora valle para ducharse.

El caso es que todos los ciudadanos andan esperando con miedo la carta del recibo de la luz con la sorpresa. Llevamos un verano entero plagado de jornadas con precios de récord.

Llega el subidón a la vez que nos hablan de que hay que intentar despegar. Unos lo tienen más fácil que otros.

La peluquería que regenta Begoña en el Mentidero La peluquería que regenta Begoña en el Mentidero

La peluquería que regenta Begoña en el Mentidero / Julio González (Cádiz)

Begoña. Secadores, planchas del pelo...

Begoña va al grano. Piensa que “en vez de ayudar al pequeño comercio lo que están haciendo es asfixiándonos”. Ella es propietaria de una peluquería en el barrio del Mentidero y, por más que hace cuentas y planifica su jornada, advierte que la solución estaría en hacer que sus clientas vengan a peinarse a partir de las once de la noche. Pero, es evidente. No es la solución.

Para colmo es de las que sigue sin entender las últimas facturas que le llegan. “Tengo dos recibos que no llego a entender porque he pagado la luz de mayo y junio y ahora me llega otro recibo con una diferencia como si fuera algo no cobrado. No saben explicármelo”.

Sus clientas están ya acostumbradas al aire acondicionado así que no puede evita tenerlo todo el día encendido aunque haga virguerías buscando la temperatura de confort para gastar menos. “Pero luego son muchos los aparatos eléctricos, los secadores las planchas... Otra solución es intentar que vengan todos los clientes los sábados que la luz es más barata. Creo que nos toman el pelo”, indica Begoña.

La peluquera cree que esta subida de la luz “viene a ahondar la crisis. Es un punto a favor de la crisis y contra el pequeño comercio”. Y revela Begoña que ya está viendo a algunos comerciantes que prefieren mantener a oscuras sus negocios y “y eso da muy mala impresión, aunque lo entiendo porque si entra poca gente no puedo permitirme tener todas las luces del local encendidas diez horas al día”.

De momento, a Begoña no se le pasa por la cabeza subir los precios en su peluquería del Mentidero pero la gestoría que le lleva las cuentas del negocio “no para de apretarme para que los suba, pero en momentos de crisis como el que estamos viviendo se me irían los clientes y no puedo permitirlo”.

El IVA ya sacó a protestar a la calle a muchos peluqueros y siguen con esa espinita clavada. “Ya nos subieron el IVA y lo que hemos hecho es asumirlo como un aumento del gasto sin poder aumentar los precios y con esto de la subida de la luz me temo que pasará algo parecido. Al final me tocará ingresar menos en casa”.

Recuerda que el 80% de su clientela es gente mayor que sale cada vez menos a la calle porque vuelven a tener miedo al covid y sus propios hijos les piden que no salgan. “Tenía clientas fijas de un día fijo todas, todas las semanas y hace tiempo que no las veo”.

Un usuario utiliza una de las maquinarías eléctricas del gimnasio Quintavenida Un usuario utiliza una de las maquinarías eléctricas del gimnasio Quintavenida

Un usuario utiliza una de las maquinarías eléctricas del gimnasio Quintavenida / Julio González (Cádiz)

kraus. a toda luz más de 14 horas al día

En el gimnasio Quintavenida Boutique Fitness encienden la luz a las siete y media de la mañana y no las apagan hasta las diez de la noche.

“No nos queda más remedio que asumirlo dentro del control de gastos y confiar en que nuestros clientes más fieles vuelvan a acudir con normalidad y sin miedo a nuestro gimnasio”.

Kraus de la Herrán sigue herido porque sigue echando en falta a un 65 o a un 70% de su clientela.

Afirma Kraus que la hostelería se ha reactivado pero su sector sigue aún tocado. “La situación sigue siendo crítica y confiamos en que paren este tema de la subida de la luz. Tal y como lo están haciendo es una auténtica barbaridad”.

“Nosotros venimos de un bloqueo desde marzo del año pasado y seguimos con restricciones de aforo en el gimnasio. No vale con resignarse. Sólo nos queda tirar hacia delante y esperar que, más pronto que tarde, todo vuelva a la normalidad. Hay que ser optimista porque cerrar no entra dentro de mis planes”.

Kraus insiste en hacer una llamada a sus clientes para hacerles saber que “nuestro gimnasio es un lugar seguro al que la gente puede acudir con total tranquilidad”.

Subir los precios tampoco entra en sus planes y “lo que hago es asumirlo como un aumento de gastos y listo.Es casi como mantener un trabajador más sin tenerlo. Si el que toma este tipo de decisiones dependiera de un negocio, seguro que se lo pensaría dos veces. La empatía es lo primero que pierden los políticos”.

Fernando Coucheiro, en su pescadería del Mercado Central Fernando Coucheiro, en su pescadería del Mercado Central

Fernando Coucheiro, en su pescadería del Mercado Central / Julio González (Cádiz)

Fernando. Dos tiendas, dos problemas

Fernando Coucheiro mantiene dos negocios en el Mercado Central de Cádiz. Uno es una pescadería ubicada en el puesto número 121 y el otro es un freidor “de los de toda la vida” en el Rincón Gastronómico ubicado también en el entorno de la plaza del centro de Cádiz. La subida de la luz le ha hecho hacer casi un máster en economía para intentar tapar la herida antes de que salga.

Desde que a finales de junio empezó a ver la aguja mareada empezó a bichear entre las distintas empresas eléctricas y logró escapar de la subida contratando una tarifa única, solución que no dudó en trasladar a su casa, en la que a día de hoy vive él con su mujer, después de que sus dos hijos se hayan emancipado.

“Me veía doblemente afectado. Me adelanté en su momento y gestioné una tarifa única porque hice números y veía que eso iba a ser un disparate, sobre todo en el freidor porque allí tenemos aparatos que consumen mucho y, además, en horario punta”.

Sus freidoras son eléctricas y tienen un consumo exagerado y las cámaras frigoríficas obviamente las mantiene encendidas las 24 horas para mantener el producto.

“Lo gestioné para seguir más o menos como estábamos antes, e incluso llegué a gestionar hasta un precio mejor del que teníamos entonces”, afirma Coucheiro.

Eso de adaptar las necesidades de su tienda y de su clientela a eso de las horas punta y horas valle tampoco lo veía claro. “Es lo que peor llevábamos. A nosotros, de hecho, el consumo máximo nos cogía en hora punta”.

“En la pescadería nos pillaba el horario punta trabajando y, para colmo la cámara frigorífica la tengo encendida las 24 horas los 365 días del año”. Aún peor le salían las cuentas en el freidor porque lo abre sobre las doce o doce y media de la mañana y, nada más entrar, lo primero que tiene que hacer es encender las cuatro freidoras, “y eso, del tirón, se nos va a los 8.000 vatios. Y si a eso le suma todo lo que lleva detrás... Porque tenemos máquina de cerveza, otras dos cámaras frigoríficas, un congelador y todo eso, y en el momento en el que empiezas a abrir y cerrar puertas no te cuento como empieza a aumentar el consumo eléctrico”. Y así tiene el negocio del freidor funcionando en hora punta desde las doce de la mañana hasta las cuatro de la tarde. Luego, por la tarde, sí se beneficia de un tramo valle, pero luego, ya por la noche, le llega otro subidón del precio de la luz “porque abrimos a las ocho de la tarde y cerramos sobre las doce de la noche”.

Este economista/pescadero hace un resumen:“Al final, la hora punta de trabajo coincidía con la hora punta del precio de la energía. A ver cómo se le explica eso a un comerciante”.

Afirma, orgulloso de haberse ido con Iberdrola, que no ha llegado a notar la subida de la luz gracias a su sabia decisión y ahora sigue pagando lo mismo que antes de toda esta tensión.

Fernando Coucheiro explica que lo que él hizo –por si alguien quiere copiarle– fue negociar con Iberdrola un precio para todo un año, “y así conseguí que esta subida no me vaya a repercutir, gracia a esa decisión”.

“¿Y siempre es usted tan precavido y calculador?”, le cuestiona este Diario. “Siempre que el tiempo me lo permite, intento estar un paso por delante, pero, aún así, hay veces que no me escapo victorioso”.

Está muy orgulloso de haberle hecho la cobra a la subida, pero sabe que muchos de los compañeros del Mercado van a tener que asumir este subidón porque, como le ocurre a Coucheiro, tienen sus negocios abiertos y a pleno rendimiento en horas punta, así que “les va a tocar pagar una subida importante en sus recibos. Entiendo que a la larga habrá que repercutir esta subida en los precios”. De momento, en sus dos negocios no tendrá que tocar los precios, aunque advierte que, sobre todo en la pescadería el precio de sus productos va siempre en función del precio de venta en lonja o en la mayor o menor oferta del producto. “Sabemos que si hay menos pez de espada pues el precio tendrá que ser mayor, aunque eso ya lo saben los clientes sin necesidad de recibir muchas clases de economía doméstica”.

Coucheiro se reafirma como defensor de las teorías de la conspiración y “a todo le busco la parte mala”. Sabe que toda esta movida está relacionada con la crisis de los combustibles fósiles. “Limitarán su uso al máximo y todos estaremos abocados a tragar con la energía eléctrica. Creo que los tiros van por ahí. Te la van metiendo poquito a poco hasta que ya es imposible escapar”. Al menos esta es la teoría de Fernando el pescadero.

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