Sí, hace mucho calor; pero las fuentes públicas de Cádiz no son para bañarse
Altas temperaturas veraniegas
La ola de calor empuja a algunos turistas y visitantes a refrescarse donde pueden pero no deben
Sembrar la ciudad con pequeñas fuentes de agua potable con el fin de que nadie, ni forastero, ni nativo, ni residente de dos piernas o de cuatro patas quede sediento en sus paseos de ocio o en sus rutas laborales ha sido, sin duda, una buena idea. Pero no parece bastar a algunos turistas y visitantes que en estos días, en plena ola de calor, prefieren el casco histórico a cualquiera de las cuatro magníficas playas de las que goza la ciudad.
Las altas temperaturas con la que está castigando también a la ciudad esta segunda alza de las temperaturas hasta superar los 37 grados empujan a ciertos viajeros a refrescarse allí donde pueden. Donde pueden y no deben, porque bañarse en las fuentes públicas está prohibido expresamente por la legislación nacional, la autonómica y las ordenanzas municipales.
Afortunadamente en Cádiz no se llegó a abrir nunca el debate que se planteó en la capital hispalense cuando Participa Sevilla propuso al Pleno en 2017 que se levantase la prohibición de bañarse en las fuentes públicas. La propuesta iba acompañada por una batería de medidas para combatir el calor durante los meses de verano que también contemplaba piscinas flotantes sobre el Guadalquivir y más fontanas, especialmente de esas que permiten su uso lúdico, como las de las ‘playas’ de Madrid Río.
Con todo, no todo el mundo hace el mismo uso de las fuentes. No es lo mismo meterse hasta las pantorrillas en uno de los dos estanques de San Juan de Dios cuando el calor aprieta, como la familia de las fotos de esta información, que pretender hacerse unos largos olímpicos de noche en uno de ellos, como el campeón de natación en charcos del vídeo que se hizo viral a mediados de mayo.
Tampoco es lo mismo remojarse los pies en la fuente de las Puertas de Tierra –dónde sólo un triunfo del Cádiz CF es capaz de dejar sin efecto la prohibición– que utilizar la de la Plaza de Las Flores como si fuese un jacuzzi, una estampa que han visto más de una vez los vecinos de la zona y que no tiene nada que ver con la de la mujer y la niña de la fotografía, que sólo se están refrescando un poco.
En la fuente de la Plaza del Mentidero también constan algunos baños clandestinos, hasta con espuma, y, que se sepa, ninguno, afortunadamente, en la recientemente remozada e iluminada de la Plaza de Sevilla. Aunque no descartamos que en algún momento haya habido algún chapuzón incluso en el estanque de los patos del Parque Genovés...
Sin ánimo de aguarle las vacaciones en la ciudad a nadie en este calenturiento verano conviene recordar que las aguas de las fuentes públicas ornamentales ni son potables ni aptas para el baño. Es líquido en recirculación, a veces tratado con productos químicos, de manera que tragar tan solo un poco puede derivar en problemas gastrointestinales. Y mojarse, en infecciones en la piel, patologías oculares y otitis, entre otras enfermedades, además de caídas con inciertas consecuencias.
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