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El Paseante

El mercado no contempla la tarde

  • La falta de público y de rentabilidad hacen que los detallistas del Virgen del Rosario desistan en la idea de abrir en horario vespertino · Apenas unos cinco puestos se mantienen abiertos a esas horas

Ir al mercado es sinónimo de mañana, café y churros. A pesar de las necesidades actuales de los consumidores, con familias -las que pueden- en las que trabajan tanto el hombre como la mujer, la Plaza no está acostumbrada a vivir la tarde. En todo caso, a los que no pueden por la mañana les queda el sábado, día grande de la semana para llenar la despensa y la nevera.

En Cádiz operan dos mercados de abastos municipales: el Central y el Virgen del Rosario. En 2003, se abrió el de extramuros, que venía a sustituir al de San Severiano. Con él, llegó la novedad de la apertura en horario vespertino, algo que no sucedía en el del Casco Antiguo.

La medida, junto al nuevo mercado, fue bien recibida por los compradores. Sin embargo, la falta de público y de rentabilidad, junto con la crisis, fueron reduciendo el número de puestos por las tardes hasta hacer su presencia casi testimonial.

Uno de los pocos puestos que sí abre es el de alimentación Félix Rivas, aunque su caso es especial. "Mi situación es diferente a la del resto de compañeros, ya que mis productos no son tan perecederos como los de ellos. Además, mi comercio es muy socorrido por la tarde, ya que es muy normal que la gente compre un poco de jamón y de queso para cenar", afirma Félix.

El charcutero cuenta que durante la semana "sólo abrimos por las tardes yo y una carnicería, mientras que los jueves y viernes abren dos carnicerías y dos fruterías más. Al principio, sí abríamos todos y había mucha gente, pero ahora ya no. La crisis ha arrastrado a los puestos porque no les compensa. Tal vez no se ha hecho la promoción necesaria".

Además, Félix asegura que "la costumbre es venir por la mañana. Quien podría venir por la tarde viene el sábado, ya que la gente no viene a comprar sólo una cosa determinada, sino que hace la compra entera, sobre todo la fruta y el pescado".

Uno de los puestos que sí abre las tardes de los jueves y los viernes es la carnicería José Vargas. Su dependienta Inmaculada Marabot argumenta que "las tardes es como si no abriéramos y para lo que nos sirve es para preparar las cosas para el día siguiente".

Inmaculada comenta que "la gente prefiere la tarde para ir a la playa o dar un paseo, no para comprar. Además, la crisis la estamos notando, ya que se vende también menos por la mañana".

La dependienta afirma que "el problema de la tarde es que el que viene a comprar no se lleva sólo dos cosas, sino que viene a por todo. Pero ahora abren pocos puestos porque no es rentable por los gastos de luz y del género".

En la carnicería Miguel Piñero, su empleado Santiago Galé es de la misma opinión. "Al principio sí abríamos por la tarde, pero ya no nos interesa por los gastos de luz y que la carne se estropea si no la vendemos".

Miguel considera que esta situación es parecida a la del resto de puestos, ya que "antes abríamos todos, pero ahora ya no lo hace ninguno. No nos merece la pena porque ya por la mañana nos cuesta mucho".

Por su parte, el frutero Manuel Avencilla explica que "yo estuve tres años abriendo por la tarde y lo he tenido que dejar porque no venía la gente".

Entre los motivos, Manuel cree que "en el momento que el pescado cerró la gente dejó de venir. El pescado tira mucho del mercado. Ahora mismo, el charcutero y pocos más pueden abrir".

Ante la posibilidad de la apertura de puestos en el mercado Central en horario vespertino, el presidente de Asodemer, José Luis Paramio, afirma que "no hay ningún mercado municipal en el país que por la tarde triunfe, ya que no es rentable. Ahora mismo, con la crisis, ya nos está costando mucho mantener los negocios por la mañana. La opinión entre los detallistas es unánime. Alguno ha querido abrir aquí por la tarde, pero se han dado cuenta que no sirve para nada".

Uno de los problemas que encuentra Paramio es el horario de trabajo. "Yo, como frutero, me levanto todos los días sobre las tres y media de la mañana para ir a la lonja y cierro el puesto a las tres de la tarde. Con los parados que hay, ojalá pudiésemos contratar a personas para atender por la tarde, pero no es rentable".

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