La obra del pabellón de La Salle-Mirandilla se ejecutó hace más de una década con un doble objetivo. Por un lado, obtener unas instalaciones deportivas que daban servicio al colegio lasaliano y a todo el casco histórico. Pero además, al encontrarse las pistas por debajo del nivel del Paseo del Vendaval, hizo posible que en la cubierta se pudiera poner una especie de mirador-plaza con bancos y con la inscripción en grande 1812 en homenaje a la Constitución de Cádiz.
La piel exterior del edificio se hizo con una losas enormes blancas que con el paso del tiempo han ido desprendiéndose, haciendo que en muchos lugares el pabellón se encuentre descarnado. o hueco. Al principio se fueron sustituyendo esas losas de gran tamaño, pero ya no se hace.
A ello se le une que el color da lugar a que haya pintadas, aunque en la parte que da al Paseo del Vendaval, lo cierto es que ha sido eliminadas y no se encuentra en mal estado.
A la parte superior se llega por un acceso mediante escaleras que tiene unas losas con un material parecido a la piedra ostionera y que también se ha desprendido en una gran parte.
El último de los destrozos ha tenido lugar en el pavimento del mismo mirador, donde hay un circulo de más de un metro de diámetro con el adoquín levantado y acumulado sobre la arena, como si se hubiera formado un pequeño cráter volcánico. Y es que toda esa zona exterior necesita un mantenimiento para que no se siga deteriorando más.
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