Llega a Cádiz la revolución de la economía
Se ultima la espectacular sede de Zona Base-Incubazul, el modelo a seguir en la modernización del polígono exterior de la Zona Franca y de la propia ciudad
El complejo se completará con otro edificio dedicado a la economía azul, un hotel y una residencia universitaria
La Zona Base se convierte ya en el referente de un nuevo "barrio" en Cádiz
Cádiz no deja de sorprender al acceder a determinados edificios que, desde el exterior, parecen de superficie reducida pero ya en su interior se descubre un espacio inmenso, casi impropio de esta ciudad tan escasa de suelo.
Es lo que pasa cuando se entra en el complejo de la Zona Base-Incubazul que la Zona Franca construye a pie de Cortadura, casi en la entrada de la ciudad.
El exterior, es cierto, marca tendencia al estar diseñado a base de antiguos contenedores. Pero la percepción de que estos son pequeños para el proyecto empresarial que se plantea con Incubazul decae cuando se visita las instalaciones. Como si hubiéramos cruzado a otra dimensión donde los espacios mínimos de Cádiz se amplían de forma notable.
Engaña, así, lo que vemos desde fuera de la Zona Franca. Incluso su propio diseño.
La peculiar elección de contenedores como elemento constructivo se muestra plenamente acertada. Y más cuando estos no se han instalado uno encima de otro, si no que se ha jugado con cambios de ubicación de los mismos en cada planta. Se gana en diseño, sí, pero también se impacta en la modernidad a la vez que se refuerza la sostenibilidad, con grandes ventanales, con no menos extensas terrazas, con sombras añadidas y con el valor de la ventilación cruzada, que ahorra gasto en energía.
El edificio de la Zona Base es el eje central de un proyecto en el que se viene implicando desde hace pocos años el Consorcio de la Zona Franca. Una apuesta por la economía azul en la que Cádiz se ha situado en la vanguardia y ejemplo en toda España.
La construcción de este complejo encara ya su última fase. Y pronto se iniciarán los trabajos del edificio Blue Core (tendrá una ampliación también en el recinto interior), que se convertirá en un vivero de empresas 4.0 y se levantará en una parcela vecina a la Zona Base. Entre ambas operaciones la inversión supera los 16 millones de euros.
Pero hay más. Este espacio puramente empresarial se va a complementar con el que será el primer hotel que se levante en suelo del polígono exterior de la Zona Franca y con una residencia de estudiantes.
El primer equipamiento ocupará la antigua sede de Ibérica Aga y un edificio de nueva planta en la trasera de esta. Ya hay empresa para la gestión del hotel y para su construcción. En cuanto al centro para estudiantes, también se ha adjudicado, con 250 habitaciones y 353 camas. En ambos casos se crearán varias decenas de puestos de trabajo.
Todo se completará con los terrenos de los antiguos Talleres Pastoriza. Propiedad de Zona Franca también, hoy en parte los ocupa el Ayuntamiento acumulando allí antigua maquinaria del servicio de limpieza, afeando de esta forma una de las entradas a la ciudad. Estos terrenos saldrán al mercado en su momento, con el objetivo de ubicar empresas privadas que, fundamentalmente, tengan relación con este nuevo entorno económico.
Fran González, delegado del Estado en la Zona Franca y principal impulsor de estos proyectos, tiene claro que este modelo de desarrollo económico y urbanístico “ha venido para quedarse. Todo el planteamiento realizado en estos años se ha hecho para ir más allá de las personas (que puedan estar al frente de las administraciones) y darle permanencia”.
Destaca que la idea de utilizar contenedores marítimos en proyectos económicos, surgió durante una reunión que tuvo en 2014 con el presidente de Jóvenes Empresarios. Una idea que González incluyó en el programa electoral con el que se presentó a las elecciones municipales de 2015. Y reconoce que su llegada a la Zona Franca “me permitió recuperar la ilusión (tras dos derrotas electorales) para construir proyectos de ciudad. Ahora, cuando ves que apuesta como la de la economía azul suma cada vez a más y más instituciones, eres consciente de que se ha acertado”.
“La gente está viendo que se hacen cosas distintas. Han venido de otras comunidades y países interesados por proyectos como el que ahora culminamo, destacando incluso el diseño de un edificio que va a ser un icono en la ciudad”. Una apuesta por la modernidad en una capital a la que se han faltado construcciones de diseño avanzado. Y más cuando la Zona Franca se ubica en una de sus entradas.
Espera Fran González que esta operación tenga un “efecto de contagio en positivo, y en la colaboración público-privada” en todo lo que se vaya levantando en su alrededor. La intención es estimular a los inversores privados, para que no todo lo que active desde este momento corra de la mano de las administraciones públicas.
La visión del polígono exterior desde lo más alto de la Zona Base nos deja en todo caso una imagen de lo mucho que aun queda por hacer. Si el objetivo, como marca el delegado del Consorcio, es extender el modelo económico y social planteado desde Incubazul y su entorno, la fotografía de viejas naves superadas ya por el tiempo hace prever un largo camino por cubrir para culminar este proceso.
Hay que tener en cuenta que buena parte de este suelo es privado. La Zona Franca, en la medida de sus posibilidades, adquiere terrenos, como ha pasado con este caso, y posibilita la entrada de promotores privados, como ha pasado también con la residencia de estudiantes, el hotel y lo que pueda llegar en Pastoriza.
Un proceso ya en marcha
La ejecución de las obras de la Zona Base que se encamina ya a su final, se ha topado con varios inconvenientes. Por una parte, la abrupta salida de la empresa encargada en un primer momento de la obra. Después, la necesidad de afrontar toda la red de saneamiento y red eléctrica (que favorecerá a toda la unidad de ejecución) y que ha supuesto una inversión cercana a los 2 millones de euros.
En todo caso, el Consorcio ya se había cubierto las espaldas al poner en marcha en el edificio Europa, en el recinto fiscal, una incubadora de empresas y, a la vez, un evento internacional.
En el primero de los casos el número de empresas innovadoras que se han presentado a los programadas desarrollados en estos años ha sobrepasado las previsiones. Y, a la vez, ha afianzado esta apuesta por el economía azul, situando a Cádiz en la vanguardia nacional en este modelo económico.
Por lo pronto, unas 130 empresas se han ido presentando a los programas de aceleración, de las que han sido seleccionadas un centenar.
De todo lo que hasta ahora se ha puesto en marcha, el 81% de las nuevas firmas ya logran superávit, el 41% ya facturan con normalidad y un 28% alcanzan un alto valor tecnológico.
Estos tres parámetros son también esenciales para Cádiz, y para su percepción como ciudad que busca su modernidad. La social, la cultural, la turística y, en este caso, la económica y laboral.
Una apuesta que, además, atrae a futuros vecinos con alta formación y con perspectivas de crecimiento.
El propio edificio de la Zona Base incluye en su última planta tres pequeños apartamentos, “módulos habitacionales” se les denomina, para atender a emprendedores que vengan de otras localidades y necesiten un alojo provisional. Hay que tener en cuenta que el vecino hotel también jugará un papel importante para atender a usuarios de este complejo dedicado a la economía azul.
Contenedores con un uso peculiar
Si la relevancia de Zona Azul-Incubazul es la apuesta por la nueva economía azul, el diseño elegido para su sede central le diferencia claramente sobre el resto del tejido industrial de la ciudad, y sobre buena parte del modelo arquitectónico de toda la trama urbana.
La elección de antiguos contenedores como lugar para las oficinas, laboratorios, salas de reuniones, etcétera, ha resultado acertada pues aporta un diseño de los que se pueden denominar sin exageración como “icónico”. Eso sí, será esencial que lo que vaya construyéndose en todo el polígono exterior (incluidas las necesarias viviendas, si también se apuesta por ellas), preste un especial cuidado en su diseño exterior.
Llama la atención, cuando se entra en estos contenedores, la amplitud de los mismos, y también como se ha mantenido el desgaste por su uso previo, evidentemente sin afectar a un espacio de trabajo moderno.
La planta baja apuesta por espacios abiertos, como forma de conectar el complejo con la ciudad. Se dispondrá de una amplia sala que funcionará como auditorio y otra dedicada a laboratorio. Igualmente habrá un espacio común para nuevos emprendedores, oficinas, una cafetería y otras dependencias. En las plantas superiores se ubican contenedores para uso individual o uso compartido.
El complejo tiene 1.951 metros cuadrados construidos y 1.415 metros de terrazas y espacios libres. Se ha contado con el 80% de financiación de los FEDER.
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