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La vuelta a pulso de las librerías

  • El sector librero vive un regreso ralentizado, lejos de las ventas de otros años. Resisten, aunque algunas no saben por cuánto

  • La mayor parte, sin embargo, no solicitará las ayudas ofertadas por el Ministerio de Cultura

Estanterías de Las Libreras, la librería de la plaza Bécquer.

Estanterías de Las Libreras, la librería de la plaza Bécquer. / Jesús Marín

Si es algo, el reencuentro con la realidad de las librerías está siendo “espeso”. De circulación presente, sí, pero abotargada. Cualquier médico recetaría un anticoagulante. “Nada más abrir las puertas, los primeros días funcionaron muy bien”, recuerdan en Las Libreras:“La gente estaba esperando con muchas ganas e ilusión, y vimos que teníamos el apoyo del barrio y de todos. Pero, como es lógico y es algo que también esperábamos, la cosa se normalizó luego. Las ventas han caído en picado y el tema está siendo duro”, comenta Susi Raposo, que apunta que ni siquiera el texto y el material escolar, el gran campeón de otros años por estas fechas, está suponiendo un alivio: “Yo te diría que las ventas al respecto se han reducido a la mitad. A ver hasta cuándo resistimos porque, realmente, estamos muy perdidas sobre lo que va a pasar”.

En Jaime, la librería de Corneta Soto Guerrero, comentan que la vuelta está siendo “lenta” y, desde luego, “no al nivel de otros años”. El negocio cuenta ahora con sólo tres personas en total atendiendo al público, en diferentes turnos. Desde Quorum también afirman haber tenido una vuelta más suave de la que esperaban, pero “con perspectivas muy negras”. Entre los factores que han incidido en la recuperación, comenta Pepe Jaime, está el turismo nacional: “A principios de año, siempre haces un proyecto económico que vas adaptando mes a mes... Este año no tiene ningún sentido”.

Para la Manuel de Falla –dos personas atendiendo–, sin embargo, la vuelta ha sido mejor de lo pensaban, aunque estén facturando menos que el año pasado, “los meses de verano están siendo buenos –afirma Juan Manuel, su responsable–. Hay mucho turismo nacional que pasa por aquí. Lo que sí nos comentan todos es que les asombra ver un espacio así dedicado sólo a libros, y también la selección de historia, filosofía... porque librerías semejantes que había en sus ciudades han cerrado... Gran parte de los buenos resultados que tenemos creo que lo son por la diferencia de fondo pero vaya, que al final de año calculo que habremos facturado, aun así, un 20-25% menos que el anterior”.

La semana pasada, el Ministerio de Cultura trasladó al BOE sus prometidas ayudas al sector librero. Cuatro millones de euros en apoyo a las librerías independientes: bajo esta denominación se consideran, según la convocatoria, aquellas que facturen más de un 60% de sus ingresos a través del libro y tengan más de 3000 títulos en oferta. La ayuda se convoca como refuerzo a la crisis del Covid-19, y está destinada a cubrir obras relativas a seguridad en el local, o al desarrollo de un sitio de venta online para aquellas librerías que no contaran con ello.

Al respecto, el sentir general de los libreros es que las “ayudas siempre son buenas” pero que lo que realmente serviría para apuntalar el sector es inversión directa. Dinero, cash. ¿Cómo? Más allá de una política de subvenciones, los libreros piensan que una buena solución podría ser la adquisición de fondos para bibliotecas a través de librerías –iniciativa que sí ha puesto en marcha la Consejería de Cultura, por ejemplo–. Sobre todo, ahora que los centros han quedado más desabastecidos de novedades. Aunque, eso sí, la compra debería ser “masiva”, y controlando que la cadena de venta siguiera siendo “desde abajo”, es decir, contando con las librerías, comenta Pepe Jaime en Quorum.

“Con el tema del desarrollo de página web, nosotras nacimos con la premisa de trabajar el contacto directo con el cliente, de diferenciarnos un poco –comentan desde Las Libreras–, y para amortizar una buena web, tienes que invertir: no es sólo el desarrollo, tienes que tener a una persona casi dedicada en exclusiva a ello. Por eso lo estamos pensando”.

Que la puesta en marcha de una plataforma para resolver pedidos es algo que necesita mucho más que el empujón inicial es algo que comparte todo el gremio: “Y aquí, por ejemplo, estoy yo solo cara al público –comenta Manuel Moreno, de La Ratonera–. Nosotros hemos aprovechado precisamente el confinamiento para poner en marcha una web de venta online, pero no damos salida ni mucho menos a todos los títulos que tenemos: al tener poco espacio físico, tampoco podemos tener mucho stock de ejemplares, así que lo tenemos sobre todo como canal de preventa, o de libros más vendidos y de citas o presentaciones. Además, con la empresa que nos hizo la web, que ya de por sí nos salió a un coste bastante bajo, gestionamos unas ayudas".

La mayor parte de los libreros consultados, de hecho, no tiene intención de pedir la ayuda del ministerio: una excepción es Paraíso, la pequeña librería de género de la calle García Carrera. Tienen la peculiaridad de que su negocio empezó online, para luego hacerse físico: la apuesta, de hecho, fue por el local, que han ampliado. “Y, curiosamente, fue la página web lo que terminó quedándose algo obsoleta, así que queremos darle una vuelta y ponerla nueva, así que sí solicitaremos las ayudas”.

De hecho, sí notan que, durante el confinamiento, la gente se ha volcado más pidiendo libros y demás tanto online como encargándolos por wasap o por mail: “Pienso que, incluso, ha habido mucho gente que ha retomado la lectura”, indica Noelia. “Desde la vuelta echamos muchas horas, esa es la verdad. Pero es lo que hay”, comenta.

Desde Jaime, por ejemplo, esperan que lo que se ponga en marcha dentro de unos meses sea la plataforma todostuslibros.com (que ya tiene un mapeo de títulos según librerías) como punto de venta de cercanía del sector: “Aún hay cosas que solventar, como qué agencia se va a encargar de los costes del reparto a nivel nacional, porque el gran desnivel de todo esto es que a una librería independiente, que no suele facturar mucho volumen de salida, le sale muy caro hacer envíos... a Amazon no, por supuesto. Y esta sería una buena opción”.

“No descarto que las ayudas para desarrollo web serán interesantes sin duda para algunos”, comenta Pepe Jaime, subrayando también que el lanzamiento de una plataforma no lo es todo: su página de venta, por ejemplo, permaneció cerrada durante los meses de confinamiento. “Hay modelos de venta, como el dropshipping, en el que un negocio abre una web pero el stock es el del proveedor, que sirve al cliente directamente pero ‘de tu parte’, manteniendo tu porcentaje –explican desde Quorum–. El peligro de esto es la inercia: que, llegado un momento, opten por prescindir de ti”.

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