De cómo un zagal leonés se convirtió en el relojero más famoso de Europa
Emilio Lara presenta en Cádiz 'El relojero de la Puerta del Sol', Premio Andalucía de la Crítica
Fue una paliza de su padre por haber perdido una ternera y el miedo a que lo matase a zurriagazos lo que empujó a José Rodríguez Losada a huir de su aldea natal, en el León más profundo. José se hace militar, abraza la causa liberal y combate contra los Cien Mil Hijos de San Luis. Restaurado el régimen absolutista de Fernando VII y perseguido en una España más negra que gris se exilia al avanzado Londres victoriano. Allí, gracias a su inteligencia y tenacidad, se convierte en J. R. Losada, el relojero más famoso de Europa. Hasta el punto de recibir en 1866 el encargo de arreglar nada menos que el Big Ben, mientras que ultima la obra cumbre de su vida: el revolucionario y prodigioso mecanismo del reloj que todavía marca el nuevo año a los españoles. Pero el pasado le acecha y alguien pretende acabar con su misión y con su propia vida.
El relojero de la Puerta del Sol(Edhasa) es , en palabras de Jesús Maeso, "una novela histórica para emocionarse". Con ella, Emilio Lara (Jaén, 1969) ha logrado recientemente el Premio Andalucía de la Crítica en la modalidad de narrativa. Ayer por la tarde la presentó en la Tertulia del Doctor Fernando Delgado Lallemand, en el Casino Gaditano, introducido por el autor de Las lágrimas de Julio César.
"Me evoca al Lazarillo de Tormes en cómo ese chiquillo que tenía una inteligencia natural, en su huida, se va uniendo a una serie de personajes hasta hacerse en Londres el relojero de mayor prestigio de su época. Es una trayectoria vital admirable", cuenta Maeso. "La novela tiene también el trasfondo del enfrentamiento entre liberales y absolutistas en aquella España en la que inventar estaba tan mal visto y repasa una página de nuestra historia muy desconocida".
El autor de La caja china ensalza la buena construcción del personaje, "que lleva toda la trama", el atractivo hilo conductor de un misterio en el que aparece implicado José Zorrilla, unos diálogos "muy ágiles y naturales" y unas descripciones de Madrid, Jaén y Londres mediante unos escenarios "absolutamente vívidos".
Si a alguien le apetece conectar ficción y realidad sin ir muy lejos sepa que en el Real Observatorio de la Armada de San Fernando se conserva un cronómetro que J. R. Losada donó en 1859, restaurado a finales del año pasado, y en la Plaza del Arenal de Jerez, una farola-reloj que regaló al municipio.
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