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Cádiz

Las fronteras cerradas matan

  • Unas 300 personas se dan cita en una concentración solidaria con los refugiados que están llegando a Europa huyendo de las guerras

Unos alambres de espinos atados a dos palmeras de San Juan de Dios simbolizaron ayer esas fronteras que cierran el paso a miles de refugiados en su huida de la guerra, el hambre, la barbarie y el fanatismo. Esos alambres, junto a la representación de una playa mediterránea en el centro político de Cádiz, fueron rodeados por casi 300 personas que quisieron mostrar su solidaridad con los oprimidos y que gritaron que hay que parar este horror, que Europa debe ser un lugar abierto y solidario, una tierra que ayude a combatir las guerras que asolan Oriente Próximo y África. 

 

Rafael Lara, portavoz de la Asociación Pro Derechos Humanos, una de las entidades que organizó el acto de ayer tarde, destacó que más allá de acoger a los asilados, de mejorar la política europea de acogida, "hay que atender a las causas que han dado lugar a esta situación de emergencia humanitaria", de la que responsabilizó en buena medida a la Unión Europa, porque Europa "debe cambiar sus políticas migratorias, que están provocando tantas vulneraciones de los derechos humanos", dijo. 

Lara anunció su deseo de que las administraciones se impliquen y comunicó que a las siete de la tarde de mañana viernes tendrá lugar una reunión de trabajo en el Ayuntamiento con los colectivos implicados para intentar articular la ayuda que se ofrecerá a los refugiados que lleguen en el futuro a la provincia de Cádiz. "Porque la acogida hay que hacerla de forma regulada y eficaz". 

 

Bajo una pancarta en la que se daba la bienvenida a los refugiados, varias personas se tumbaron en esa arena simulada de una playa mediterránea y se colgaron eslóganes en la alambrada antes de que unos alicates la cortara, permitiendo que los solidarios de uno y otro lado se abrazaran. "La justicia nunca es un acto de caridad", rezaba uno de estos mensajes. Otro acusaba al presidente sirio Al-Asad de asesino y daba vivas al país árabe.

 

El acto concluyó con la lectura de un manifiesto en el que se ofrecieron algunos datos demoledores, como por ejemplo que la guerra civil que vive Siria dura ya 4 años, que han muerto más de 400.000 personas y unos 10 millones se han visto desplazados de sus hogares. "Europa le ha dado la espalda a los sirios", dijeron. "Los países ricos han construido un muro".

 

También hubo críticas a la postura del Gobierno español en esta crisis. "Nuestro país ha retenido durante meses en el Ceti (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes) de Ceuta a centenares de refugiados sirios, sin dejarlos entrar en el país. "Porque en el fondo el Gobierno no cree en la solidaridad, en el principio de asilo. España se excusaba con sus problemas económicos para no acoger a 1.500 refugiados, 1.500 vidas, y ahora por la presión popular hemos obligado al Gobierno a cambiar de opinión".

 

En el manifiesto también se criticó que la UE castigue a Grecia por saltarse sus normas económicas pero no haga lo mismo con Hungría, "que se salta de manera indigna los derechos humanos cerrando sus fronteras".

 

En la concentración se recordó que no sólo hay personas que huyen de la guerra en Siria, que hay otros países como Afganistán, Eritrea, Sudán, Congo... donde también hay situaciones de emergencias. "Las fronteras cerradas matan", recordaron antes de cortar esa alambrada con un simple alicate. El muro de algunos países europeos y de los hermanos del Golfo Pérsico será más difícil de derribar por desgracia.

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