El espíritu de Diego de Ustáriz ya es eterno
La historiadora Hilda Martín presenta su libro 'Las crónicas de Cádiz' en el Oratorio
El espíritu de Diego de Ustáriz está presente. Hay veces en que la ficción se confunde con la realidad y este personaje creado por la historiadora Hilda Martín para relatarnos el proceso de la Guerra de la Independencia, el Cádiz de Las Cortes y la Constitución a través de su diario y sus crónicas podría haber sido tan real como todo los acontecimientos que le rodean. Ayer incluso se le invocó en el Oratorio y se presentó para relatar el nacimiento de su hijo. De algo tenía que servir su poder de "médium entre el ayer y el hoy", como la definió José Manuel Hesle, miembro del Consorcio del Bicentenario y compañero de Hilda Martín en el mismo.
El libro Las crónicas de Cádiz. Diario inédito de un relator apócrifo se presentó ayer, "uno de los mejores legados que va a dejar el Bicentenario", tal y como señaló el director de Diario de Cádiz, Rafael Navas. Y es que este libro que publica Ediciones Mayi es la recopilación de los 100 capítulos que fueron publicados en este periódico.
El proceso de construcción de esta novela ha sido curioso. Hilda Martín relataba ayer en la presentación que el añorado Ramón Solís quiso escribir una novela con Un siglo llama a la puerta y logró sacar a la luz toda la historia doméstica y cotidiana del Cádiz sitiado. A ella le ha pasado exactamente lo contrario, no buscó la novela sino "la investigación histórica, los legajos, los archivos y los papeles olvidados y, sin quererlo, la literatura envolvió la historia y la desparramó sobre las hojas de un periódico".
Pero todo esto tenía un objetivo principal para "esta ametralladora de ideas" -Hesle dixit-, y es que toda esa información había que hacerla saber llegar al público de una manera clara: "es importante el concepto pero es más importante saber transmitirlo". El prologuista del libro, Alberto Ramos Santana, dijo en su intervención que "ella lo que quiere es ser una historiadora que divulgue lo más posible la historia y hay veces que no somos capaces de llegar al gran público".
Hilda es por encima de todo historiadora y podía haber estudiado otra época, otro momento en otro lugar distinto, pero ahí es donde llega la pasión: "nacer en Cádiz es vivir de corrido todos los tiempos y todas las culturas, introducirse en el estudio directo de las fuentes y traspasarlas para, desnudándola de artificios intelectuales, plasmarlas y divulgarlas para su conocimiento".
A esta mujer no se le puede negar inquietud y cada uno de los miembros de la mesa que intervinieron ayer se encargaron de resaltarlo. Ella misma lo confirmó: "He negado siempre en mí esa posibilidad de sentirme aburrida de la vida, anulando completamente de mi vocabulario la apatía crónica, la desgana vital, el pesimismo y el cansancio". Y ahí está su obra y el espíritu ya eterno de Diego de Ustáriz que ayer se manifestó en el Oratorio.
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