A las obras en la plaza Viudas les faltan los últimos retoques, y tanto comerciantes como vecinos están deseando que se acaben. Al ruido de los camiones y el polverío propio de los trabajos de este tipo se ha unido el corte de calles, lo que ha provocado que los siete meses que lleva ya la obra hayan sido "muy duros" para los comerciantes, como reconocían ayer en la Panadería Virgili.

"Ahora estamos mejor, pero han tenido la calle Virgili cortada y ha habido mañanas que no ha entrado nadie", señalaban en la panadería.

Manuel Muñoz Peñalver, propietario de la Frutería Toñi, aseguraba ser junto con el Bar Carrulos más afectados por las obras. "Me han cerrado la calle y no podía entrar nadie. He pasado unos meses muy malos, a lo justo. Debo dinero por culpa de la obra porque hay que pagar el alquiler, la Seguridad Social, la luz..., y si no entra dinero...", relataba Manuel mostrando fotos tomadas todos estos meses con el móvil de una valla de obras junto a su puerta o un camión delante de su establecimiento impidiendo el paso a cualquier viandante. Este comerciante aseguraba que se le había "echado a perder" mucha fruta en estos meses "y se me ha ido gente que ya no vuelve otra vez".

Opina que "tenían que haber hecho la obra de otra forma porque nos han fastidiado a todos los comerciantes. Sobre todo a mí y al bar, porque esta es la zona que más tiempo ha estado cortada".

El propietario del Bar Carru confirmaba que "en plena obra no podía pasar gente por aquí" y su clientela ha disminuido considerablemente. Esto, evidentemente, le ha supuesto un perjuicio económico. "Ahora tenemos que ponernos al día con las deudas de todos estos meses", señalaba, añadiendo: "Estamos jodidos desde el primer día porque nos pusieron vallas a los lados y no podía entrar nadie".

Comentaba que mientras que no concluya definitivamente la obra, continúan pasando camiones y hormigoneras por la calle. Así que sólo recupera su clientela los fines de semana. "Esperemos que cuando se acabe la obra notemos sus beneficios", deseaba.

Por su parte, Paqui Estévez, propietaria de Distribuidora Textil Estévez, ubicada en la esquina con la calle Benjumeda, afirmaba que a ella también le han afectado estos trabajos. Aunque el hecho de que su establecimiento posea dos puertas de entrada, una en la plaza Viudas y otra en Benjumeda, le ha hecho más llevadera la situación. "Si no tuviera la puerta de Benjumeda, esto hubiera sido un drama para mí porque la plaza Viudas estaba totalmente levantada y no se podía acceder a la tienda". Contaba que durante los meses fuertes de la obra, tenía que mantener las puertas cerradas para que no entrase polvo y eso ha provocado humedades en el local.

Paqui Estévez considera que estos trabajos eran "innecesarios". Es más, cree que van a afectar negativamente a la zona. "Antes había más vida que ahora y comercialmente ha perdido mucho, porque antes pasaba la gente con el coche, aparcaba en la calle y entraba más en los comercios. Ahora, al convertirse en peatonal, ha perdido ese tránsito de personas. Ha perdido vida".

Una clienta manifestaba las molestias que ha provocado las obras a los vecinos. Principalmente "por el polverío que levanta". También "por la incertidumbre de si iban a dejar las fachadas en condiciones porque los obreros decían que no sabían si iban a poder pintar porque había poco presupuesto. Pero ya las están arreglando".

Esta mujer decía que la calle "va a quedar bonita, pero es una incomodidad que no se pueda aparcar. Sobre todo para la gente que viene al hospital de San Rafael. Antes aparcaban aquí y ahora tienen que ir al parking, que no es nada barato".

Cabe recordar que estas obras de reurbanización de la plaza Viudas y repavimentación de la calle Virgili se iniciaron a principios del mes de mayo y tenían un plazo de ejecución de cinco meses, que fue prorrogado en tres más.