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Cádiz

"Es doloroso levantarme cada día preguntándome cómo conseguiré comida"

  • C.G., mujer de 41 años, vive de la caridad a pesar de tener varias carreras y debe alimentar "sin un céntimo" a seis personas más

¿Cómo puede estar una mujer de 41 años pidiendo para comer todos los días siendo doctora en Ingeniería Técnica de Topografía, en Ciencias del Mar y en Biología Molecular Marina? ¿Por qué no encuentra trabajo teniendo cursos de vigilante de seguridad, dietética y nutrición, un máster en dirección de empresas, experiencia como escolta privada en Madrid y el País Vasco y como trabajadora en plataformas petrolíferas en cabo Verde y Costa de Marfil? El drama del desempleo ofrece situaciones tan insólitas como ésta. C.G., en el paro desde 2009 y con seis personas a su cargo (tres hijos y tres nietos), dice que viven "de la caridad" de asociaciones y particulares. En su casa "no entra un céntimo". Sus hijos, también con estudios, están igualmente parados. El panorama es "dramático". C.G., separada, teme un desahucio. "Debo cuatro meses de alquiler, pero me han dicho que si pago ahora dos, los otros dos meses puedo abonarlos repartidos en los siguientes", señala. De esta manera conseguiría alargar su estancia en el piso, por el que paga -o debe pagar- 500 euros al mes.

"Es doloroso levantarme cada mañana preguntándome dónde voy, cómo voy a solucionar esto, a quién puedo acudir, cómo buscar comida, qué puertas me abrirán o cerrarán... y hay días que no tengo ganas ni de abrir los ojos", explica C.G. Va tirando entre los víveres de la Cruz Roja y la ayuda de algunas personas "que cuando cierran los mercados cogen los productos perecederos y me traen algunos".

Cada día pega carteles en las calles ofreciendo servicios de limpiadora o de cuidadora de ancianos -en ambos trabajos tiene también experiencia- o lleva currículums allá donde puedan valorarlos. Los historiales laborales de C.G. dormitan en los cajones de cientos de empresas. "Si no hay trabajo para los jóvenes, no lo va a haber para mí. Como yo hay mucha gente en España. Y cada vez iremos a peor", destaca. "Después de tanto estudiar -sigue lamentándose- lo único que quiero es traer un jornal a casa y sobrevivir como pueda estirándolo al máximo. Es muy complicado alimentar a siete personas".

Dice que sacan adelante "como podemos" a los tres niños que viven con ella. "No nos queda otra. No vamos a robar ni está en nuestra mente. Pedimos a las asociaciones y a la personas. Y a las instituciones públicas, aunque sin éxito", relata una mujer que llegó a colaborar en la limpieza de las costas gallegas cuando la tragedia del 'Prestige' analizando muestras de agua, por poner otro ejemplo de su variada e intensa trayectoria laboral.

Se levantará hoy de nuevo con el miedo a un desahucio, con la ansiedad de tener que alimentar siete bocas, con la sensación de haber estudiado y trabajado tanto para recibir tan poco. O nada.

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