La entrada en la vivienda que hoy mostramos es un espacio moderno, donde un jardín tropical, junto a esculturas de maderas diseñadas por el propietario de la vivienda, Onofre Conde, da la bienvenida. Todos los espacios son el reflejo de la personalidad y trayectoria profesional del decorador y artista plástico. Su espíritu inquieto y creativo le hace crear diferentes espacios, donde vivir cada cierta época.

Este último apartamento, que el artista ha elegido como vivienda, se encuentra en el barrio del Mentidero. Toda la decoración en el diseño, tanto en el mobiliario como en el textil, ha sido creada bajo su dirección.

En el cuarto de estar, un sofá–diván inspirado en un chester, da la bienvenida a los invitados. Este sofá ha utilizado el lino natural para su tapizado en capitoné. En uno de sus laterales se encuentra una cómoda de madera de pino decapada, en la que se apoya una original tapa de mármol travertino, con sus cantos sin pulir. Sobre ella se ha colocado una colección de diferentes piezas de cerámicas y en su parte superior, cuelga de su pared un retrato del propietario de la casa realizado en acuarela por la pintora Lucrecia González–Santiago.

En el conjunto de este espacio descrito, se encuentra un sillón tapizado con telas ‘Designer Guild’, en tonos azules que resalta por su colorido con el resto de la decoración. Como mesa central, se ha dispuesto una mesa lacada con doble función de soporte y de comedor. En otro de los laterales de la habitación se encuentra un mueble aparador lacado en blanco, en el que luce una original colección de botellas de Coca Cola de edición limitada, realizadas por los diseñadores Del Marquis, Manolo Blahnik, Trevor Nelson y Johathan Saunders. Entre la pinturas que decora esta estancia, hay obras de pintores gaditanos como Guillermo Márquez y Marisa Bascuñana y del dueño de la vivienda, junto a una obra del artista sevillano Salustiano. La iluminación de este espacio combina la iluminación del techo con luces empotradas con la de lámparas auxiliares.

En la cocina, una bonita escultura tallada en madera adquirida en Guinea Ecuatorial limita el espacio con el cuarto de estar. Sus paredes están revestidas con azulejos blancos biselados, inspirado en las bocas de Metro. En sus paredes cuelgan algunas obras de arte como una pintura de Juan Costus y un colorido cuadro de Ángeles Flor, entre otros artistas.

El dormitorio es otra de las estancias más cuidadas por su propietario. En la pared del cabecero se ha elegido un mural imitando ladrillos viejos. Sobre él cuelgan diversas obras de diferentes artistas como un monotipo de Marisa Bascuñana, una obra a rotulador de Paco Salado, un dibujo de Elvira Cordillo o grabados de Antonio Gamaza. El cabecero y mesa de noche se han diseñado en línea recta con un lacado en blanco, haciendo contraste con la cómoda clásica que se encuentra en un lateral. Sobre la cama, la cual la cubre una colcha de piqué en tonos arena, se ha colocado unos cojines de tela de inspiración de leopardo en negro y dorado. En una de sus esquinas, un original sillón de hierro de forja, tapizado en damasco amarillo, hace la función de descalzadora. La cómoda mencionada la decora una colección de piezas de Guinea Ecuatorial, junto a una talla en madera de un Niño Jesús de finales del S. XIX y sobre la que cuelga una acuarela, hecha por el propietario a su perro. Uno de los elementos decorativos de cerámicas que se utiliza en esta zona es una antigua tinaja de aceite.

En el cuarto de baño, se ha utilizado para su revestimiento la combinación de la piedra y el estuco blanco. Entre sus piezas decorativa resaltan una original copia de un reloj del S.XV, un plato de cerámica y un magnífico cuadro de Guillermo Márquez, en formato horizontal, que representa un payaso.