v Festival Aéreo Internacional El novedoso 'Sunset Airshow' congrega a 50.000 personas

Un dinámico viaje entre las nubes

  • El 'Sunset Airshow' se estrena en la capital gaditana ante una fallida puesta de sol · 50.000 personas aproximadamente acuden a la playa Victoria para presenciar el espectáculo

Las nubes permanecían lejanas, sin querer ser partícipes de una de las últimas tardes de verano gaditanas. Pero el capricho de estas hijas del vapor quiso que aparecieran justo cuando el acto iba a dar comienzo. Esto supuso que para algunos pilotos acabara siendo un dinámico viaje entre las nubes o una odisea, pese a que desde la superficie terrestre se pudo ver que todo estaba bajo control.

El primero en aparecer en esta incierta jornada debido al elemento nuboso que aparecía repentinamente fue el piloto italiano Luca Salvadori. El transalpino, que llegó casi sin avisar para inaugurar rápidamente 'Sunset Airshow', deleitó durante diez minutos con acrobacias, giros y caídas en picado. El comentarista que amenizaba la función añadía la condición de aviador de categoría superior de Luca. La altura que cogía el avión era digna de mencionar y, al llegar al tope previsto, quedaba suspendido en el aire como si los motores se hubieran declarado en huelga. Tras diez minutos, Salvadori se despedía de La Victoria por unas horas, ya que hoy mismo volverá a ofrecer su repertorio de piruetas.

El ánimo del público se acrecentaba por momentos y las emociones respondían más a sensaciones tangibles que pudieran notarse verdaderamente. Esto es lo que ocurrió exactamente cuando entró en escena el caza de combate F-16 holandés con sus prominentes ráfagas de sonido. La pirotecnia apareció tímidamente por primera vez con este ruidoso pero no tan imponente avión. A pesar de su fuerza y su velocidad, el piloto mantuvo un ritmo lento que es más dificultoso si cabe cuando un caza está diseñado para volar a la velocidad del sonido. La impresión de los más soñadores es que este ejemplar cuando se perdía entre las nubes más altas tenía afán de invocar al misterio y erigirse como un fantasma metálico con turborreactor.

Tal como confirmaban en la megafonía, este tipo de aparatos necesitan asistencia de ordenadores para su correcto funcionamiento.

Mientras tanto el sol seguía avergonzado, como con miedo a salir y se evadía en el horizonte como bien podía.

Los paracaidistas de 'Extreme' aparecían del cielo como aves. El aterrizaje se realizó a unos niveles de velocidad bastante altos, tanto que el último paracaidista en entrar en contacto con el suelo arenoso acabó sufriendo un leve percance al caer estrepitosamente. Aunque felizmente solo se trató de una anécdota que contar y no de un accidente.

El final guardaba con recelo la puesta en escena de los aviones en formación italianos, Pionner Team. En este intervalo de tiempo del ocaso de la tarde poco a poco el sol consiguió una amnistía de los intervalos nubosos para mostrar un guiño a las instantáneas de los aficionados. La escuadra conformada por tres aeronaves entró en el perímetro de visión del espectador con sutileza, fruto del silencio de los motores. Los continuos cambios de dirección, los cruces entre aviones dejaban notar que este tipo de maniobras eran más del paladar de las personas allí congregadas. Antes de despedirse hasta mañana, y con una luz que poco a poco se hacía tenue, era la hora de apelar al juego de luces con los fuegos artificiales. Como ocurre año tras año, 'entintar' en el cielo una bandera de España arranca aplausos automáticamente y eso buscaron los italianos que esta vez rehusaron la opción de sacar a relucir los colores de su patria. El amago o aperitivo de exhibición aérea concluyó al filo de las nueve.

Según fuentes municipales, 50.000 personas presenciaron este primer espectáculo del fin de semana en los cielos de Cádiz

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