A final de 2015 se puso en marcha el sistema de alerta temprana de tsunamis en Europa (NEAMTWS). Concretamente existen cuatro centros europeos que se encargan de emitir las alertas y en función de donde se produzcan.

Así, cuando los sismógrafos detectan un terremtoto –que son impredecibles– se emite un mensaje con las coordenadas y la magnitud. Una vez que se produce, si tiene más de 5,5 en la escala Richter y un epicentro marino cerca de la costa o donde históricamente se haya generado un tsunami, se emite una alerta, que no significa que se produzca, sino que se puede generar.

A partir de aquí entran en juego los mareógrafos o boyas Dart. Estas últimas permitirían saber si se genera tsunami, pero ni España ni Portugal las tiene, mientras que los expertos afirman que en el golfo de Cádiz hacen falta tres. Sí existen mareógrafos, que detectan la fluctuación del mar, pero cuando ha llegado, por lo que todo depende de la coordinación.

Por ejemplo, en un terremoto como el de Lisboa se detectaría en el Cabo San Vicente, con lo que se notificaría y habría en este caso unos 40 minutos para actuar. Pero todo depende del epicentro y la velocidad con que avancen las olas