“Creo que Cádiz en Danza ha sido siempre un festival muy honesto”
Lorena Benot | Directora de Cádiz en Danza
La máxima responsable de la gran cita gaditana con la danza contemporánea analiza las claves del festival, que el próximo sábado comenzará a celebrar su 23 edición con una amplia programación
Manuel Liñán recupera su pieza 'Viva!! para abrir Cádiz en Danza

Este próximo fin de semana arranca de nuevo el festival Cádiz en Danza. Su directora, Lorena Benot, afronta su quinta edición como máxima responsable de la programación y subraya el carácter de una cita que cuenta con el constante apoyo de un público fiel y que convierte en escenarios muchos espacios públicos de la capital gaditana.
Pregunta.–Lleva cinco ediciones como directora de Cádiz en Danza, aunque antes estuvo en la trastienda al ser un festival que se organiza desde Teatros de Cádiz.
Respuesta.–Sí, siempre ha sido dependiente de la sección de Teatros de Cádiz y con presupuesto totalmente municipal, y yo creo que eso es bonito, que se haya respetado siempre como programa municipal. Y, en ese sentido, es verdad que el festival ha sido como muy respetuoso, ha ido creciendo de una manera muy natural. Ha crecido, pero sin olvidar ese papel de programa municipal.
P.–Es, además, un festival de este siglo, que nace en este siglo y que está dedicado a lo contemporáneo. ¿Es más fácil programar un festival así?
R.–Es complicado en cuanto a saber cómo lo recibe la gente. O sea, en el caso de lo contemporáneo hay como una duda por parte del público de si lo va a entender. Pero yo creo que, en realidad, la creación contemporánea es muchísima más fácil de lo que el público cree. Porque él es partícipe dentro de la pieza de creación, es uno de esos cambios de paradigma que ha habido en el siglo, el papel del público. Y, en ese sentido, que el público sea una parte activa de la obra y del hecho artístico lo hace más fácil de lo que la gente piensa. Así que, creo, que el festival es un reto atractivo y en el que yo me siento muy cómoda. Siempre he estado muy ligada a la creación contemporánea.
P.–Habrá que ver mucha danza para estar al día...
R.–Cuando yo digo las cifras, la gente no se las cree.
P.–¿Y cuáles son las cifras?
R.–Yo llego a visualizar casi mil trabajos. Hay muchas cosas que llegan, muchas propuestas que llegan y otras que hay que buscar. También es verdad que yo estoy dentro de la Comisión de Danza, a nivel nacional, donde nos llegan muchísimas cosas, y también dentro de A Cielo Abierto o de diferentes redes que me hacen tener una visión general de lo que se está aconteciendo. Entonces, entre lo que nosotros buscamos, entre lo que nos llega y entre los sectores en que uno está inmerso, es fácil llegar a esas cifras.
P.–Y de esas mil hay que sacar apenas una treintena para el festival. ¿Qué criterios se usan para cumplir con los objetivos y con Cádiz?
R.–Yo creo que ahí está la clave, en Cádiz. En cada edición del festival me planteo algo así como escuchar el pulso de la ciudad. O sea, ¿en qué momento estamos?, ¿qué es lo que necesitamos? Porque, a lo mejor, a mí me gusta un trabajo maravilloso, pero no lo veo que sea para este momento, para este año y para este contexto. Entonces, tanteo un poco lo que se está desarrollando en líneas generales a nivel nacional e internacional. Y luego pienso en la ciudad, pienso en un festival que siempre ha crecido de cara a su ciudad y que, por tanto, tiene que seguir respetando eso. Es muy importante porque, si no, hacemos los mismos festivales en diferentes contextos y, al final, es como franquiciar. Una vez que visualizas, decides los ingredientes con los que se quiere hacer este festival. Y, evidentemente, pesa también una calidad de ejecución, que sea una muestra amplia, cómo juega la parrilla según el día y según el contexto, porque eso también se tiene muy en cuenta para no ser pesado: hay una pieza en la calle, luego vamos a hacer algo más físico, luego otra más participativa, luego terminamos en el teatro con algo más conceptual. Todo ese puzzle se estudia bien para que, al final, se vea que hay una parrilla muy bien cohesionada y que se vea que hay un trabajo verdaderamente de desarrollo de principio a fin, con una línea programática clara y un criterio.
P.–¿Qué destacamos artísticamente de esta edición?
R.–La gente pregunta por qué Manuel Liñán arranca la inauguración con ‘Viva!!’. Y no solamente es porque es un trabajo sobresaliente y totalmente actual, y me parece un juego superpotente, sino porque también hay como un repensar. Muchas veces exigimos a las compañías que tengan piezas nuevas, nuevas producciones, pero la danza no te permite visualizarla pasado ese estreno. Normalmente, un trabajo se estrena, gira y ya está. Y hay generaciones que se lo pierden. Entonces, en ese sentido, me parecía superbonito recuperarla cuando, ahora mismo, está el trabajo nuevo de Liñán, ‘Muerta de amor’, que es espectacular. Pero me parecía muy bonito para que nuevos espectadores, nuevos usuarios, nuevas generaciones pudieran entender verdaderamente el sentido y pudieran disfrutar de una obra que, de alguna forma, puso patas arriba el flamenco. Luego, hay propuestas no físicas, de un movimiento muy definido, de esa danza contemporánea magistral, propuestas internacionales muy potentes, lenguajes de Latinoamérica, los lenguajes más de Europa... Y hay una apuesta muy fuerte este año por la calle; espero que el tiempo, viento y calor, nos acompañe.
P.–Cádiz sigue estando presente como todos los años.
R.–Es que es fundamental, porque si el festival no mira el contexto que tiene y lo hace partícipe, una pata estaría coja. Es muy bonito ese pistoletazo de salida con la gente del Conservatorio y con la gente de El Garaje, igual que ese taller de familias de Albacalí. Y esa apuesta que se hizo por el proyecto de arqueodanza que se hace en Torre Tavira.
También están compañías que tienen una proyección más nacional, como puede ser La Basal, con la gaditana Luna Sánchez, que está creciendo profesionalmente de una forma muy bien meditada, muy progresiva, con la gente que se está acompañando. Y tiene mucho que ver con su propio lenguaje dancístico y corporal, ese juego de movimiento de cuerpo que tiene.
P.–Hablando de los espacios públicos, este año se amplían hacia Puertatierra.
R.–Es que siempre me planteé Puertatierra. El problema de Puertatierra es que hablamos de un festival de danza y el suelo es importante: no todas las ubicaciones son válidas y cuando se seleccionan los trabajos, se piensa en todo eso. El Paseo de la Bahía, en la barriada de la Paz, es un espacio para compartir y vivir. Y, luego, la plaza de la Estrella me parece un sitio muy bonito, igual que la playa de Santa María.
P.–Ha hablado del público del festival, un público fiel que hasta protagonizó hace unos años aquel cartel. ¿Por qué Cádiz en Danza tiene este público tan fiel?
R.–Cuando me tocó responsabilizarme del programa, quise acercarme al público fan del festival, porque es un público muy fan, para escucharlo y ponerme un poco más en su tesitura. Conté con ellos para el cartel y, en fin, ahí empezó ese cuerpo de baile, como yo les llamo a ellos. Pero es verdad que tiene un público muy fiel. Yo creo que el festival ha sido muy honesto. No ha pretendido ser nunca una cosa galáctica, sino ser consecuente con ser un festival kilómetro cero, en un festival que parte de su contexto, del territorio, y que nunca ha tenido pretensiones que no pudiera abarcar. De hecho, el festival ha crecido de manera natural, pero cuesta que no siga creciendo. Porque podría crecer mucho más, pero también es verdad que hay que pensarlo y hay que meditarlo.
P.–Haciendo un símil con la danza, hay que dar saltos pero con los pies en el suelo...
R.–Sí, tiene que ir poquito a poquito avanzando, y ahora mismo se sitúa como uno de los festivales más relevantes de la escena artística en cuanto a danza, arte de movimiento, artes vivas... Yo creo que mucho de esto es gracias al público tan fiel que ha tenido y cómo ha sabido calar en el territorio, o sea, cómo ha mirado de frente.
Creo que el ingrediente estrella ha sido ese, ser honesto, ser real. Hombre, siempre intentamos mejorar lo que falla, porque hay cosas que fallan. De hecho, me acuerdo hace dos años cuando decía que no quería que el festival muera de éxito; es decir, que haya tanta gente en la calle esperando en una cola y que se queden fuera del teatro 150 personas..., eso no es éxito, eso hay que repensar y ver, si sucede, qué está pasando. No siempre vamos a acertar, evidentemente, pero yo creo que ese ingrediente estrella ha sido ser un festival kilómetro cero, honesto y real consigo mismo y con su contexto, que mira lo que la ciudad necesita.
P.–¿Y por qué con ese público tan fiel solo se ponen a la venta 30 superabonos para todos los espectáculos de sala?
R.–Porque el superabono juega en la misma liga y los espacios, no: el Teatro Falla, la sala Central Lechera y La Tía Norica no tienen el mismo aforo. Claro, el Falla son mil localidades, pero es que La Lechera son 100... Y había que poner una cosa intermedia, por eso salen 30 abonos a la venta, que este año otra vez se han agotado de inmediato. A lo mejor, el año que viene nos planteamos meter algunos más...
P.–Por último: en 2027 Cádiz en Danza cumplirá 25 ediciones. ¿Algo pensado ya?
R.–Fíjate que pienso que este año será uno de los festivales más grandes que hemos tenido hasta la fecha, porque el Seminario Internacional de Mediación Artística lo ha convertido en un gran tótem. Yo creo que el año que viene vamos a bajar un poquito (ríe). Algo pensaremos para la edición de 2027.
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