El reportaje que hoy mostramos pertenece al cortijo Mina, situado en Conil de la Frontera, en un lugar privilegiado, lindando con Vejer. Sus propietarios, Gonzalo Melgarejo y la diseñadora Tere Montes, son unos enamorados de la zona de Vejer y Conil y lo adquirieron hace un año. Tras una gran reforma, han realizado un proyecto con una casa que se adapta al turismo de calidad, dentro de un paisaje idílico.

La edificación se articula en torno a dos patios; un patio privado con pileta y otro abierto a todo el paisaje de bosque mediterráneo. En su interior se encuentra la cocina, el lavadero, el salón principal, sala de estar y seis habitaciones con sus baños.

Entre los elementos que destacan en su decoración y ornamentación se encuentran, en todas sus estancias, fotos y grabados de la artista Macarena Gross, que hace en todas sus piezas una interpretación de la finca que introduce en la propia casa. También en las diferentes estancias todas sus cortinas cuelgan de originales galerías con diferentes temáticas, diseñadas por su propietaria.

El baño combina el rojo de la pared con el damero en blanco y negro del suelo.

La entrada de la casa la preside una gran foto de Macarena Gross que representa el mar, que invita a relajarse y disfrutar del entorno. A ello le acompaña un banco de teca y un antiguo armario de cedro del siglo XVIII. La entrada conduce al distribuidor donde se ubica una mesa, sobre la cual se apoya una cerámica de Jaca y otra pieza de cerámica local, junto a una serie de fotos que representan la arquitectura de la zona.

El salón principal de la casa ocupa una gran estancia de la vivienda, que se encuentra dividida en cuatro ambientes diferentes con una gran chimenea. La parte principal de la estancia la preside una pareja de sofás en torno a dos mesas de piedra de fósil e hierro. Una de las esquinas de la habitación la ocupa una pareja de sillones Art Deco, estilo favorito de la propietaria de la casa, conservando la tapicería de la época. En otro de los espacios se ha colocado una mesa circular de comedor, isabelina de caoba, con un conjunto de sillas de madera y enea. Y en un lateral se ha colocado, aprovechando la proporción del espacio, una mesa recuperada de madera tropical.

Para el mobiliario de la cocina se ha elegido una mezcla entre el color verde y turquesa, que combina con una antigua vitrina de madera lavada, que alberga un conjunto de vajillas. Sus paredes se ornamenta con un conjunto de bodegones pintado por Teresa Montes y su socio Luis Romero.

El distribuidor tiene obras de Macarena Gross.

El comedor es una estancia que destaca por la limpieza de sus espacios. Una mesa de madera con un conjunto de sillas de madera y enea, junto a unos grabados de la flora de la zona, realizados por Macarena Gross, son los elementos que ornamentan el espacio.

Para el dormitorio principal se han elegido los cuadros tanto en la tapicería de los cabeceros de las camas como en el sofá que acompaña. Aprovechando las dimensiones de la habitación, un armario isabelino de caoba decora uno de los laterales de la estancia. Unas puertas correderas de cristal, procedentes de otra casa familiar de los años 20 del siglo pasado, comunica con el baño.

El baño destaca por la combinación del rojo de sus paredes con el damero blanco y negro de su suelo. Un original lavabo circular de piedra descansa sobre una encimera de mármol gris. En la parte superior cuelga de su pared un espejo de teca.

El salón con su chimenea y diferentes espacios.

Entre las diferentes estancias de invitados se encuentra la habitación dorada. Esta habitación la presiden dos camas de metal, que también se acompañan de una pareja de mesas de metal y cristal. Un sillón de dos plazas y una pareja de sillas de palillería y enea junto con un velador filipino se ubican en un espacio de la habitación, como zona de estar. Unas fotografías de Macarena Gross protagonizan el frente de la habitación.

Todas las estancias de la casa son luminosas y frescas, al recibir todos los vientos por su ubicación en lo alto del cerro.