Coronavirus en Cádiz

Las Hijas de la Caridad siguen ayudando a los más vulnerables

  • La orden religiosa ha tenido que adaptarse a la pandemia y atiende a más usuarios desde que empezó el estado de alarma

  • Viven de las donaciones pero, si siguen a este ritmo con el aumento de los usuarios, necesitarán más recursos

Imagen del servicio de mesa del comedor de María Arteaga.

Imagen del servicio de mesa del comedor de María Arteaga. / Julio González

El coronavirus está poniendo a prueba la resistencia de muchas entidades, instituciones y órdenes religiosas que desde hace muchos años vienen prestando ayuda a los más vulnerables de la sociedad.

Uno de estos casos es el de las monjas de las Hijas de la Caridad, que están presentes en 13 poblaciones de la provincia, entre ellas en la capital con tres obras en el colegio San Vicente de Paúl, en la residencia de mayores del Dulce Nombre en la plaza de Candelaria y, quizás, una de las más conocidas, el comedor social de María Arteaga.

A lo largo de la provincia cuenta, además de los ejemplos citados, con casas de acogida para mujeres y centros de menores entre otras acciones sociales.

La responsable provincial de esta orden, sor Carmen Polo, asegura que cuando llegó la pandemia del coronavirus “hemos seguido respondiendo a estos colectivos que son los más desfavorecidos”, exceptuando el cierre que han tenido que llevar a cabo en los colegios.

Sor Carmen Polo afirma que en este tiempo de confinamiento ha aumentado el número de personas que requieren de su ayuda y, por lo tanto, también se ha hecho un esfuerzo por parte de toda la orden en la provincia de Cádiz para darle respuesta a esta demanda,

Eso se ha hecho con un problema añadido “y es que el voluntariado que trabaja con nosotras no ha podido venir a los distintos centros. Afortunadamente los empleados están colaborando muy bien y lo que hemos hecho es ajustar los turnos para que no hayan tantos relevos”. A ello se le ha unido a muchas hermanas que también están multiplicando sus esfuerzos. Sor Carmen, incluso, pone como ejemplo a una de las monjas que está encerrada y viviendo el confinamiento completo en una casa de acogida: “Lo que estamos intentando sobre todo es buscar soluciones y que no se note en la ayuda que prestamos a todos las personas que lo requieren”.

Sor Carmen Polo afirma que la situación también ha obligado a extremar las medidas de seguridad, sobre todo en las residencias de mayores, que era uno de los puntos más sensibles. En este sentido, señala con tristeza que entre todos los usuarios a los que cuidan, ha fallecido una anciana en todo este tiempo de estado de alarma.

La responsable provincial de las Hijas de la Caridad asegura que el voluntariado especializado, que en muchos casos son mayores, se han quedado confinados “pero ha salido otro más joven que se está prestando a colaborar con nuestras obras”.

Como toda acción solidaria, esta necesita también de recursos económicos que hasta ahora venía a través de donativos de muchos particulares y también instituciones, empresas e, incluso, algún partido político. En ese caso, Sor Carmen Polo se muestra muy agradecida con toda la colaboración que reciben pero tiene claro que si la situación se alarga en el tiempo, van a necesitar más recursos para atender a todas las personas vulnerables que atienden.

En la actualidad las Hijas de la Caridad tienen más de 100 obras. Tienen unas 825 hermanas pero existe un problema y es que hay muchas que tienen más de 75 años. Eso hace que entre ellas mismas también tengan que cuidar a las más mayores porque son población de riesgo.Sor Carmen Polo dice que les está costando que estén sin hacer sus labores “porque a ellas lo que les gustaría es estar en el campo de batalla”.

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