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Asuntos Sociales

Los comedores sociales de Cádiz registran más de 400 servicios al día

Una imagen de archivo de la cocina del comedor de Valvanuz.

Una imagen de archivo de la cocina del comedor de Valvanuz. / Lourdes de Vicente

Hacer la cuenta total es complicado, y triste, pero el resultado que se dibuja sólo utilizando los trazos finos, el dato fiable, es ya de por sí estremecedor. Los comedores sociales de la ciudad registran al día no menos de 440 servicios. Es decir, quizás no son más de 400 las personas que se tienen que sentar a la mesa de estas instalaciones para hacer algunas de las comidas diarias (hay un porcentaje al que no le queda otra que deambular de uno a otro para cubrir las ingestas de la jornada), pero la cifra sigue siendo llamativa para una ciudad pequeña, con un número controlable de personas sin hogar y a la que, además, hay que sumar los repartos de bolsas de comida, en unos casos semanales, en otros mensuales, que llevan a cabo tanto estas entidades como numerosos colectivos y organizaciones de la ciudad. Sí, en Cádiz hay necesidad.

Lo sabe Palma Mení, presidenta de Calor en la Noche, el lugar donde lamentablemente tienen que comenzar la jornada “unas 90 personas” entre las que se cuentan “tanto personas sin hogar como personas que tienen un techo, tienen casa, pero a la que nos les llega para mucho más”, asevera la responsable. Una cifra, la que señala Mení, que va oscilando por épocas pero que en los últimos años ha ido escalado “desde más o menos los ochenta y pocos usuarios diarios hasta estos 90 que suele ser la cifra que manejamos ahora”, certifica.

Un servicio, el de Calor en a Noche, de desayunos diarios, de lunes a domingo, en el que, entre otros productos, se consume “unos 9 litros de leche por día”, y al que se suma “la salida de los viernes”, en la que van a buscar a las personas que están en la calle para ofrecerles “un poco de café, un bocadillo, una muda, mantas...”, enumera la presidenta.

Bolsa de desayuno para los niños dos días en semana y, sobre todo, una actividad frenética de comedor es la que se hace en Amigas al Sur donde, “del centenar de usuarios habituales”, se ha pasado en su reciente reapertura tras dificultades económicas, “a unas 135 personas”, según aseguraba a este periódico el portavoz de la asociación, Chema Sánchez.

En Amigas al Sur, en el Cerro del Moro, se ofrece un menú que consta de 3 platos de lunes a viernes, repartiendo “siempre algo más los viernes para que se pueda tirar los fines de semana”, apostillaba el portavoz que también habla de un perfil “variado” de personas, entre las que viven en la calle y bajo techo e, incluso, madres y padres de familia con situaciones insostenibles.

Y si en la zona de Extramuros se cuenta con este comedor social, prácticamente el único recurso de este tipo situado en la zona nueva de Cádiz, en el centro histórico, el comedor Virgen Poderosa (vulgo María Arteaga) sienta a su mesa “a una media entre 80-100 personas al día según la época del año”, comentó a este periódico en estos días Sor Manuela Castilla, directora de las instalaciones que sacan adelante las Hijas de la Caridad desde 1989.

Un comedor que visita “mucha clientela fija”, porque se trata de personas que “no han tenido la oportunidad adecuada o no han sido capaces de hacerle frente a la vida”, y, sobre todo, “mucha gente mayor”. “Aquí se sienten como en su casa, pueden repetir plato si se quedan con ganas. Se les ve seguros y nosotras siempre les tratamos con el máximo cariño y siempre con un gran respeto a su dignidad”, valoró la directora del comedor al que recientemente el Ayuntamiento le concedió una subvención de 50.000 euros para su mantenimiento.

También de “dignidad”, de “cariño” y de “respeto” mutuo habla Mila Aragón, gerente de Virgen de Valvanuz, la fundación que cuenta con un comedor donde de lunes a viernes se ofrecen cenas a las que acuden también una media entre 80-100 personas, mietras que los sábados por la mañana se realiza un reparto de comida. “Aquí vienen todo tipo de personas, con adicciones, sin ellas, con problemas o sin problemas mentales, personas que viven en la calle pero también arquitectos, abogados, que están pasando por una mala racha y gente hasta con su casa en propiedad pero que no tienen ingresos con los que poder subsistir más allá”, explica sobre la afluencia de personas en la calle Santiago que tiene sus puertas abiertas desde 1983, primero como hogar para mujeres maltratadas y, posteriormente, ya como comedor social.

Además, a esta actividad Virgen de Valvanuz suma su reparto mensual de alimentos para familias –actualmente cuentan con 160 en este programa– y una ropería que se abre precisamente “los días de reparto” y se deja “unas horas para que entren estas familias y cojan lo que necesiten y otras horas para el resto de personas que quieran entrar”.

Ropería para sus alojados también tiene el albergue de Caballeros Hospitalarios, que entra en esta cuenta ya que el enclave de Benjumeda cuenta con un tentempié nocturno y desayuno para las personas que ocupan sus 21 plazas, más las 4 nuevas habilitadas para mujeres en la planta superior del edificio.

La mayoría de estas entidades se ven, además, entre la espada y la pared por la necesidad de sus usuarios y suministros cada vez “más caros”. “Sólo hay que pensar en el libro de aceite”, apunta Mila Aragón que asegura que tanto este producto como la leche se necesitan ahora mismo en el comedor Virgen de Valvanuz.

“Y a esto se suma la tarjeta monedero del Banco de Alimentos. A nosotros nos afecta de lleno porque nos surtimos en gran parte del Banco de Alimentos y no atendemos a familias, así que lo vamos a notar muchísimo”, preocupación de Mení desde Calor en la Noche, compartida también por la gerente de Valvanuz: “Estamos muy mal con este tema pero confiamos en la solidaridad de Cádiz, que es mucha y en nuestra nómina de colaboradores”, anhela Aragón que facilita la cuenta para donaciones (BBVA ES 28 0182 1600 28 0011509225) y anima a asociarse.

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