Cádiz 1995: Así era la ciudad que perdió el PSOE

Los socialistas transformaron la capital tras 16 años de gobierno, pero la crisis y los conflictos internos terminaron dando al traste con todo el trabajo realizado

En su mandato final asumen que "gobernamos la pobreza"

Carlos Díaz, retrato de un hombre honrado

Carlos Díaz, ha tras dejar la Alcaldía, frente al Palacio de Congresos que no pudo terminar. / Joaquín Hernández Kiki

Un veterano concejal del equipo del socialista Carlos Díaz de Cádiz, de aquellos pocos que le permanecieron fieles en la convulsa etapa final de su mandato, comentaba a este diario que “llevamos años gobernando la pobreza”. Unos meses más tarde, el PP encabezado por Teófila Martínez ganaba por mayoría las elecciones municipales. Los socialistas gaditanos comenzaban entonces su larga travesía por el desierto, que aún no ha concluido.

De eso hace ahora treinta años. Estamos en 1995. El PSOE gaditano terminaba de forma abrupta una larga etapa de dieciséis años de gobierno en la ciudad. Los cuatro primeros en una coalición de izquierdas (junto al PCA y el PSA, pues las elecciones las había ganado, sin mayoría, la UCD). Y los restantes doce años ya arrasando comicios tras comicios, hasta 1995.

Ese año los astros se unieron para provocar la tormenta perfecta que provocó la caída de los socialistas gaditanos.

Por una parte, la crisis en la que estaba metida la ciudad, tanto laboral como social; por otra, la ruptura interna del propio gobierno de Carlos Díaz, con lo que ello trasmitía de desgobierno a la ciudadanía; y también, la caída en picado del gobierno nacional del PSOE de Felipe González, a un año de perder también la Moncloa a manos del popular José María Aznar.

Si todo esto no fuera suficiente para prever un caída electoral del PSOE de Cádiz en las municipales de 1995, el partido llegaba con un sorpresivo cambio en la cabeza de cartel.

La dirección andaluza dejó a un lado a Carlos Díaz, alcalde desde 1979, y puso en su lugar a Fermín Moral. La salida del veterano edil no fue entendida por una buena parte de los vecinos, por muy mal que fuese la ciudad en aquellos meses.

Es cierto que una fotografía de Cádiz en 1995 no era favorable a los intereses socialistas para poder revalidar otra vez el poder. Pero es injusto concentrar en la realidad de unos meses los enormes cambios, a mejor, que experimentó la capital gaditana tras dieciséis años de gobiernos del PSOE con Carlos Díaz.

El nuevo Paseo Marítimo, una de las grandes obras de los gobiernos del PSOE. / D.C.

La caída en picado de la ciudad por culpa del puente

En 1979 la ciudad se encontraba inmersa en una caída en picado que se había iniciado a mediados de la década de los años 60, cuando el Ayuntamiento asumió con sus escasos recursos la construcción del primer puente sobre la Bahía, una vez el gobierno del general Franco denegó su auxilió económico.

El Ayuntamiento franquista afrontó este proyecto con un préstamo bancario. Fueron 600 millones de pesetas de la época, una enormidad, lo que llevó casi a la bancarrota a la administración local.

Las arcas municipales estaban vacías cuando el primer gobierno democrático llegó a la ciudad en 1979. Ni una peseta en la hucha frente a millones de pesetas pendientes de pago.

Cuatro mandatos más tarde, la ciudad había experimentado una radical transformación.

El primer Plan de Ordenación de 1984 paró de lleno la destrucción del casco histórico de la ciudad; se urbanizaron por primera vez decenas y decenas de calles y plazas, tanto de intramuros como de Puerta Tierra. Las inundaciones por las lluvias en barrios como La Laguna pasaron a la historia.

Se levantaron centros culturales, bibliotecas, colegios y se apostó por la creación de un campus universitario, para lo que se gastaron muchos millones en la compra de antiguos edificios militares.

Se abrieron los primeros aparcamientos subterráneos públicos y se mejoró la flota de autobuses. Se peatonalizaron las primeras calles y plazas (solo Ancha ya estaba cerrada al tráfico antes de la democracia). Hubo una apuesta decidida por la cultura y por las fiestas populares, especialmente el Carnaval, recuperando el Teatro Falla, en estado casi ruinoso.

La ciudad disfrutó de la primera gran transformación del Paseo Marítimo, y el Ayuntamiento se unió al gobierno Central en la eliminación del peaje del puente Carranza.

Todo ello fueron logros que permitieron al PSOE gobernar con mayoría absoluta desde las elecciones de 1983. Hasta que llegó la crisis económica, social y política.

Los últimos años fueron años de gasto cero. La deuda de nuevo agobiaba hasta el punto que el gobierno socialista tuvo que iniciar el proceso de reordenación de los SMAES, vendiendo el 49% de la empresa eléctrica para pagar 8.000 millones de pesetas al Banco de Crédito Local. También se tuvo que vender el aparcamiento subterráneo en San Antonio para poder pagar las nóminas de los trabajadores municipales.

La falta de recursos paralizó obras de referencia como el Palacio de Congresos, en la antigua fábrica de tabacos, o el Centro Náutico Elcano. Ambos equipamientos sí fueron concluidos en la primera etapa de gobierno de Teófila Martínez.

La infravivienda, el gran problema de la ciudad en el inicio de los 90. / Joaquín Pino

El problema de la vivienda

El problema de la vivienda, además, estaba a punto de estallar. Se dieron los primeros pasos para la reforma integral del Cerro del Moro y se obtuvieron los primeros fondos del Plan Urban, aunque ya si ntiempo para gastarlo.

Hay que recordar que la infravivienda degradaba entonces la vida de cientos de familia en el casco antiguo, ante la falta de inversiones públicas que solo empezarían a llegar en 1999.

Por si fuera poco, la ciudad ya daba los primeros síntomas de pérdida de población, hoy casi imparable.

A este estado de la ciudad se le unió la crisis del gobierno central, con Felipe González ya en retirada por el acoso de la corrupción en su partido y los largos años de mandato. El propio Carlos Díaz se había visto afectado, también en su última etapa, con una auténtica revolución de buena parte de sus concejales, con lo que ello trasladaba a la ciudadanía una imagen de ruptura y problemas en la gestión municipal.

Subida a la ola que llevaría al PP de José María Aznar a la Moncloa en 1996, Teófila Martínez encabezó la candidatura de los populares a la Alcaldía de Cádiz en 1995, sin muchas ganas pues ella veía más lógico un candidato de la propia ciudad. Frente a ella, el PSOE renovó su candidatura con la esperanza de mantener el gobierno con una coalición con Izquierda Unida.

Pero Martínez dio el primer golpe sobre la mesa y ganó por mayoría absoluta.

En su programa llevaba un sueño para la ciudad que el gobierno del PSOE en Madrid había parado: el soterramiento de la vía férrea.

Frente a las mamparas con macetas propuestas por los socialistas, ella defendió un túnel. Lo logró. Se hizo en tiempo y forma, algo inaudito en una obra pública. En su primer mandato la popular sacó adelante el que sin duda ha sido el proyecto más importante e integrador en el último siglo en la ciudad.

Antes, en la noche de su victoria electoral, paseó por las calles del casco antiguo acompañada por su nuevo equipo. “Vi las calles llenas de bolsas de basura, algo que me chocó”. Así era una de las fotografías del Cádiz de 1995.

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