Un balcón al jazz

Diego Hernández, Vanesa Vega, de Opel (uno de los patrocinadores), Marina Hernández, Amada Blasco, Eduardo Oriola y Pedro Cortejosa, en el Parador.
Diego Hernández, Vanesa Vega, de Opel (uno de los patrocinadores), Marina Hernández, Amada Blasco, Eduardo Oriola y Pedro Cortejosa, en el Parador.
Tamara García Cádiz

Música 3festival, 17 de julio 2015 - 01:00

Son dos aspectos los que hacen del festival JazzCádiz un evento único en su género. Los descubre su directora, Marina Hernández, miembro de la asociación Qultura. Una filiación nada baladí ya que ahí reside una de las marcas de la casa del festival de jazz gaditano. "Es una cita que está organizada por dos asociaciones de la ciudad, Qultura y El Musicario, con la ayuda de pequeñas y medianas empresas de la Bahía de Cádiz", cuenta la joven que en el encuentro con los medios de comunicación en la terraza del Parador Hotel Atlántico también da cuenta de la segunda seña de identidad de JazzCádiz, su función "de escaparate" de músicos "de primer nivel" tanto nacionales como, sobre todo, "andaluces". "Porque nuestros músicos, en no pocas ocasiones, tienen más reconocimiento fuera que en casa. Porque no somos conscientes del gran valor de los músicos de jazz andaluces". Porque este festival, enmarcado por el mar de la tierra, más que un escaparate es un balcón con vistas al jazz.

Una ventana desde donde asomarse al nuevo disco de Pedro Cortejosa, al proyecto de Antonio Lizana, a la última propuesta de Pablo Caminero, a conocer "a uno de los mejores saxofonistas del mundo, Chris Cheek", "al trabajo de orfebrería" que supone bregar con la armonizaciones de Charlie Parker..., como va enumerando el propio Cortejosa, también protagonista de la presentación oficial del VIII JazzCádiz que tomará la ciudad entre los días 20 y 26 de este mes.

Una semana donde habrá tiempo para jam sessions, conciertos de pago y gratuitos porque, como defendió Amada Blasco, de El Musicario, "este festival está compuesto por dos espacios diferentes sin que por ello sean desiguales". El primero, la terraza del Parador Hotel Atlántico -cuyo director, Eduardo Oriola, también estuvo en la presentación- donde tendrán lugar las tres primeras actuaciones, de entrada libre, con el objetivo "de acercar el jazz a la ciudadanía"; y el segundo, el Baluarte de la Candelaria, donde se celebrarán los conciertos de pago "aunque a un precio irrisorio", destaca Amada sobre el precio de unas entradas que pueden adquirirse tanto en tickentradas como en diferentes establecimientos como Cambalache, Habana Café y Quorum.

En una de las salas del Baluarte también habrá lugar para el diálogo entre las disciplinas artísticas porque "Cádiz rebosa arte", tal y como insistía Diego Hernández, representante de los creadores que expondrán sus obras durante los días del festival como Bartorello , Elena Egido, Eva Angosto Garat, Selu Sabajanes y Tere Ferré. Diego, que presentará su obra The greatest marca-egg of the world, un huevo-maraca de 40 x 50 centímetros de diámetro y otros seis de 15 x 20 cms, ha invitado al festival a la institución Guinness World Records para confirmar su proeza.

Para completar el entendimiento entre artes, el colectivo Tinta Roja, formado también por creadores gaditanos, hará un seguimiento de las actuaciones del festival para captar los momentos mágicos de la cita in situ con acuarelas (lo que se llama sketchers).

Los organizadores también informaron de la buena acogida de dos de los itinerarios formativos propuestos en el I Seminario JazzCádiz. Así, aunque el simposio de Musicoterapia no ha encontrado el apoyo suficiente para celebrarse, sí que tendrán lugar tanto las clases de jazz-flamenco como iniciación al jazz a las que ya se han inscrito muchos profesionales y aficionados.

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