El Ayuntamiento de Cádiz inyecta en cuatro años más de 120 millones de inversión para activar la economía de la ciudad
EL PASEANTE
El gobierno municipal ha puesto en marcha, o tiene en cartera, cerca de un centenar de proyectos en la trama urbana
Se destacan las inversiones realizadas en recuperar equipamientos abandonados
El Ayuntamiento pedirá otro préstamo de 6 millones a los bancos
El Ayuntamiento de Cádiz siempre ha sido el principal motor de la ciudad en el último siglo. Sólo en épocas muy puntuales, cuando la industria pública y el comercio local mostraban su potencia generadora de riqueza, ha tenido competencia. Y, por eso, cuando el Ayuntamiento ha fallado en clave inversora los pilares de la ciudad han acabado por resentirse.
Buena parte de la gestión económica de los ocho años del mandato del anterior alcalde, José María González, se concentó en reducir al máximo la deuda bancaria que tenía el Ayuntamiento en 2015, cuando llegaron al poder. Una estrategia que, ciertamente, permitió rebajar de forma más que notable lo adeudado a las entidades bancarias pero, a cambio, puso casi a cero el nivel de inversiones municipales en la ciudad.
El problema es que las ciudades, todas ellas, necesitan inversiones. No solo para mantener lo que ya funciona, sino para mantener la actividad de la propia urbe. Y más en Cádiz, donde el Ayuntamiento juega cada vez un papel más relevante en su desarrollo económico y social.
A punto de iniciar el último tramo del mandato de esta Corporación, presidida por el popular Bruno García, con poco más de año y medio por delante, la situación en materia inversora en Cádiz ha cambiado en 180 grados.
El retorno de las obras, es cierto que algunas a un ritmo demasiado lento para tantos años de espera, y sobre todo las actuaciones centradas en reparar lo que no se mantuvo en buen estado en los dos mandatos anteriores, resultan evidentes en la trama urbana. En todo caso, al gobierno del PP le queda aún un amplio listado por cumplir de un plan de actuación cercano a un centenar de medidas.
Se asume, se constata, desde San Juan de Dios, que algunas obras de relevancia (léase la avenida de Astilleros, el pabellón Portillo o el parque del cementerio) no estarán concluidas antes de las próximas elecciones municipales. Eso sí, se constata también que estarán ya en marcha dejando para la historia, en todos estos casos, años de espera para su desarrollo.
La decisión del anterior gobierno de no invertir a cambio de reducir la deuda bancaria permitió al actual equipo encontrarse una hacienda local más saneada que hace una década, aunque todavía con un endeudamiento, que no se podía obviar.
La filosofía ante esta situación ha sido seguir reduciendo deuda, sí, pero, a la vez, apostar por el retorno de las inversiones a la ciudad y el arreglo de todo lo que se encontró en mal estado.
Para ello se ha optado por acudir a nuevos préstamos bancarios que son abonados con rapidez una vez se recibe del Estado los remanentes que se generan cada año. Es decir, se gasta en la ciudad sin incrementar la deuda.
En este sentido, los números con los que se trabajan en San Juan de Dios indican que a final de este mandato se habrá reducido la deuda bancaria al menos en un 14,3%, lo que son unos 14 millones de euros menos. Es una cifra, se afirma, por lo bajo, ya que si nada se tuerce el dato podría ser incluso mejor.
¿Y esta media cómo afecta a la cuantía en las inversiones?
Para nada, porque aquí la cifra se dispara hasta conseguir una cifra que ni en los mejores tiempos del gobierno de Teófila Martínez.
Así, entre lo que ya se ha ejecutado en este primer tramo de mandato, lo que ya está adjudicado o en marcha y lo que se proyecta para los próximos meses se mueve una cantidad que se eleva a 122 millones de euros. Restando los algo más de 9 millones de la EDIL, todo se ejecuta con fondos propios y con alguna aportación de administraciones públicas. Una inversión considerablemente notable que está garantizada.
Gastar dinero en obras que debían de haber estado ejecutadas hace años
Aquí se incluyen arreglos, muchos costosos, como Entrecatedrales, Casa del Obispo, Casa del Carnaval, castillo de San Sebastián, parques infantiles y mejoras en centros escolares y deportivos que no se ejecutaron con el anterior mandato y que, de haberlo realizado en tiempo y forma, estos cerca de 3 millones gastados en estos temas se podrían haber dedicado ahora a otras cuestiones.
La filosofía ha sido, cuentan, “generar dinamismo a través de la gestión con el objetivo de que Cádiz avance”.
Entre estas actuaciones destaca, por su importancia en la vida de los ciudadanos, la inversión en vivienda pública. El global se acerca a los 30 millones. Aquí se choca, en todo caso, con la dificultad que en algunas obras se está encontrando para contratar a empresas constructoras o la lentitud de la propia administración (a pesar de reforzar las mermadas plantillas) en gestionar todos los cambios urbanísticos necesarios para sacar adelante estos proyectos.
El mismo carácter social tendrá la reforma integral de los centros de acogida, pasando de 20 a 80 camas disponibles para personas sin hogar.
“La ciudad se pone al día en las heridas que tenía”, se afirma desde San Juan de Dios. La cuestión es que este ritmo no baje e, incluso, que se acelere para que las obras vuelvan a ser una norma diaria en esta ciudad.
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